15
Jul2016En Argentina convento se escribe con K
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Jul
Con K de Kirchner, supongo. Escucho la frase en boca de unos amigos argentinos a propósito de la sorprendente entrega, a altas horas de la madrugada, de bolsas con dinero en un supuesto convento. Supuesto, sí, porque aquello no es ni ha sido nunca un convento. Y las tres mujeres que allí viven no son monjas. Pertenecen a una asociación de fieles fundada por el anterior Obispo de Luján, ya difunto. He leído en distintas páginas españolas de información religiosa que el actual Obispo de Mercedes-Luján, en sus primeras declaraciones, negó que existiera complicidad de “las monjas” con José López, el funcionario del gobierno de Cristina Kirchner que depositó las bolsas en el supuesto convento.
Me dicen (cuando escribo esto son las cuatro y media de la madrugada en España del viernes, 15 de julio; las once y media de la noche en Argentina del jueves, 14 de julio) que a estas horas, como ya el “pastel” esta cada vez más claro, el mismo Obispo ha dejado claro que no son monjas. Mis amigos añaden que el fundador de esta asociación de fieles, para conseguir la autorización de la Santa Sede, envío una lista de vocaciones “truchas”. O sea: falsas. Dicho de otra forma: como con tres vocaciones (las actuales) en Roma no iban a aprobar la Congregación, el Obispo puso nombres de personas que pertenecían a otras asociaciones de fieles.
Al parecer todo está relacionado con la herencia de Perón, parte de la cual reclamaban los Kirchner (ignoro la base de la reclamación). Pero para que esta herencia pudiera cobrarse por parte de los Kirchner se necesitaba el aval del Obispo fundador, ya difunto. Que por cierto, pedía más de la mitad del monto del dinero (si recuerdo bien, me han hablado de cien millones de dólares, insisto, si recuerdo bien) para firmar donde había que firmar. De ahí que el círculo de los Kirchner entregase grandes cantidades de dinero a esas personas, y muchos kirchneristas visitasen con frecuencia el lugar. Así se explica que en Argentina convento se escribe con K. Oigo también que el funcionario que les llevaba el dinero les dijo algo así: hemos robado para darles a ustedes, ahora tienen que ayudarnos a guardar estas bolsas.
Todo muy divertido. Cuento lo que oigo. Me parece coherente. Y triste. Conclusión: el dinero es una droga con altas probabilidades de conducir a la locura. Porque por el dinero todos perdemos la cabeza fácilmente.