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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

29
Jun
2016

Belleza de la vida consagrada

2 comentarios

Respondo a una pregunta muy directa que me han planteado: ¿hay belleza en la vida consagrada? Aunque hay tantos gustos como personas, la belleza tiene algunos criterios objetivos: bello es lo armónico, lo proporcionado, lo sugerente, lo que despierta nuevos horizontes. La belleza es algo propio del objeto que se reconoce como bello, pero también depende de la apreciación que de ese objeto haga el sujeto. Por eso se dice que hay personas que están más capacitadas o que son más sensibles ante determinadas obras de arte. Se necesita una cierta sensibilidad y preparación para apreciar un poema, una pieza musical, una pintura.

Eso que vale para la “obra de arte”, vale para las personas. Hay personas que tienen una serie de valores, pero no todos los aprecian de la misma forma. ¿Qué decir de los distintos tipos de vida consagrada? Todos tienen sus cosas buenas. Hay belleza en una vida ordenada, en el canto y en la oración coral, en la liturgia tal como se celebra en los monasterios; hay belleza en la educación, la atención a niños desvalidos, el cuidado de los enfermos, la acogida de ancianos, el acompañamiento de personas desamparadas, que hacen tantas congregaciones religiosas; hay belleza en el reparto de alimentos, como ocurre en las puertas de algunos conventos; hay belleza en una buena catequesis, en una predicación fundamentada, en una clase o conferencia bien dada, en una publicación preparada.

Cierto, a veces algunas de estas actividades resultan desagradables o incluso humanamente repulsivas. A nadie le agrada ver una cara desfigurada o accidentada, o ver un cuerpo maltratado o gangrenado, o a personas hambrientas, desnudas y sucias. Sin embargo, es posible descubrir mucha humanidad en estos cuerpos. Además, hay belleza en quien los atiende, pues hay cosas que solo se hacen por amor. Y el amor siempre es bello.

Cuando se habla de un colectivo humano amplio, las generalizaciones indican “tendencias”. La vida consagrada es significativa para la Iglesia y la sociedad, permite la realización de sus miembros, sostiene importantes obras evangélicas con repercusiones sociales, se encuentra siempre en los lugares “de frontera”, donde hay que poner en riesgo la vida para ayudar a los demás y hacer que el Reino de Dios crezca; la vida consagrada es, a veces, incomprendida incluso entre los propios cristianos. Tiene una dimensión profética, requiere madurez humana, decisión, capacidad de compromiso, esfuerzo.

También es verdad que en ella se puede encontrar gente pecadora. Como en todos los grupos humanos. Incluso personas egoístas, más aún, algún delincuente, que avergüenza a los demás y se aprovecha de la buena fe de los demás. A veces, las instituciones religiosas han realizado una falsa labor de defensa u ocultación de la malas piezas que en ellas se encuentran, pretendiendo así defender al grupo. Son los contrastes de la belleza. Toda luz tiene sombras. Pero las sombras hacen que resalte la luz.

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Adonia desde Santiago , Chile
18 de julio de 2016 a las 04:53

A mi me gustaria vivir en un lugar asi.

María de las Nieves Doniga Merino
1 de febrero de 2024 a las 13:57

Completamente de acuerdo con la descripción de la belleza de la vida Consagrada. Desde mi consagracion pretendo vivirla así y doy gracias a Dios porque me ha elegido y me ha regalado el don de saborear el gozo de seguirle y vivir el Evangelio desde las coordenadas de mi carisma J.T.

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