18
Ene2025Cristianos unidos en la misma confesión de fe
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Ene
Como todos los años, desde el 18 al 25 de enero se celebra, en el hemisferio norte, la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Como no podía ser de otra forma, los recursos para esta semana de oración han sido preparados de manera conjunta por el Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, de la Santa Sede, y la comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de la Iglesias.
El lema de este año son las palabras de Jesús: “¿Crees esto?” (Jn 11,26). Se trata de la pregunta que Jesús hizo a Marta antes de resucitar a Lázaro. Y ¿qué es lo que debe creer Marta? Que Jesús es “la resurrección” y que el que cree en él “no morirá jamás”. Esta fe que Jesús propone a Marta podemos relacionarla con un dato importante que celebraremos este año y que los organizadores de la semana de oración han tenido en la mente, a saber, la celebración del 1.700 aniversario del Primer concilio ecuménico, celebrado en Nicea. Se trata de una oportunidad única para celebrar y reflexionar sobre nuestra fe común. Porque si Jesucristo es “la resurrección” es porque es el Hijo de Dios, el que posee la vida en plenitud. Esto es lo que los Padres del Concilio de Nicea proclamaron, en contra de la herejía arriana, a saber: que el Hijo de Dios es “engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre”.
Engendrado, sí, pero no como son generadas las criaturas, sino como es concebido el pensamiento por la mente, de tal modo que mente y pensamiento son simultáneos e inseparables. Por eso decimos que el Hijo es la Palabra de Dios, no como una palabra que una vez pronunciada se desvanece, sino como una Palabra concebida interiormente, que siempre permanece. Se trata, por tanto, de una Palabra no creada, porque existe desde siempre. Y es de la misma naturaleza que Dios e igual a Dios. Así comienza el evangelio de san Juan: “En el principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios”.
Otra feliz coincidencia que está relacionada con el Concilio de Nicea: allí se determinó el modo de fijar la fecha de la Pascua. Debido a los avatares de la historia, esta fecha hoy no se determina de la misma manera en la Iglesia Católica Romana y en las Iglesias de Oriente. Pues bien, en 2025, la fecha de Pascua coincide el mismo día para todos los cristianos.
Esta semana de oración tiene que ser un estímulo para seguir caminando hacia la unidad. Y en todo caso, para olvidarnos de viejas disputas teológicas y alegrarnos de aquello que nos une, para reconocer que podemos confesar la misma fe, aunque a veces la expliquemos y comprendamos desde distintas teologías. Y para dar juntos testimonio de Jesucristo ante un mundo que, aunque no lo sepa, está hambriento de salvación, esa salvación que sólo Cristo puede darnos al revelarnos el rostro misericordioso de Dios.