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Sep2007Tienen hijos, pero no comida
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2007Sep
En los márgenes de la selva oriental del Ecuador, selva que se adentra en territorio brasileño, hay una casa humilde y bien cuidada. Allí viven tres hermanas dominicas, una de ellas española, la más veterana. Me habla de su labor apostólica. La comunidad está al frente de varias parroquias, cuidan la catequesis, trabajan en la curia episcopal. La española hace de “madre” de 80 niños necesitados, recogidos en un hogar en la selva. Enfrente del convento hay un comedor para ancianos. Muy ordenado y limpio. Pregunto a la hermana española, cuando me enseña la cocina, si los ancianos son los que se hacen la comida. Me dice que dos cocineras se ocupan de ello. Y añade, refiriéndose a los ancianos: “tienen hijos, pero no tienen comida”. Triste contraste es ese de padres que no pueden (¿no pueden?) ocuparse de sus hijos e hijos que dejan abandonados a sus padres.
La frase de la hermana me hizo pensar. “Tienen hijos”: por tanto los criaron y los alimentaron. Ellos y ellas tuvieron comida para sus hijos. Ahora los hijos no tienen comida para los padres. Siendo la comida importante, posiblemente detrás del “no tienen comida” se esconde un drama peor: no tienen cariño. Los hijos les han dejado tirados.
Posiblemente en España la situación (allí donde se dé, claro) tiene alguna variante: tienen hijos y tienen comida. Pero muchos no tienen cariño. También se sienten abandonados. Eso sí, como tienen comida, o sea, dinero, cuando llega el momento de hacer testamento los hijos acuden como moscas a un panal de rica miel. Allí donde hay comida, los hijos siempre acuden. Movidos por la comida, claro. Ya lo dijo Jesús: me buscáis porque os he dado de comer (Jn 6,26). ¡Qué pena buscar a uno por el pan del cuerpo, por el pan que perece, cuando lo que él pretende es dar el pan del amor, el pan que no perece!
La frase de la hermana me hizo pensar. “Tienen hijos”: por tanto los criaron y los alimentaron. Ellos y ellas tuvieron comida para sus hijos. Ahora los hijos no tienen comida para los padres. Siendo la comida importante, posiblemente detrás del “no tienen comida” se esconde un drama peor: no tienen cariño. Los hijos les han dejado tirados.
Posiblemente en España la situación (allí donde se dé, claro) tiene alguna variante: tienen hijos y tienen comida. Pero muchos no tienen cariño. También se sienten abandonados. Eso sí, como tienen comida, o sea, dinero, cuando llega el momento de hacer testamento los hijos acuden como moscas a un panal de rica miel. Allí donde hay comida, los hijos siempre acuden. Movidos por la comida, claro. Ya lo dijo Jesús: me buscáis porque os he dado de comer (Jn 6,26). ¡Qué pena buscar a uno por el pan del cuerpo, por el pan que perece, cuando lo que él pretende es dar el pan del amor, el pan que no perece!