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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

1
Abr
2022
El que está sin pecado no tira piedras
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piedras

El episodio de la mujer sorprendida en flagrante adulterio, que se lee el quinto domingo de cuaresma, se presta a una serie de consideraciones que pueden ir incluso más allá de la literalidad del texto que, ya por sí mismo, resulta altamente provocativo.

Para situarnos, es necesario recordar que la ley de Israel mandaba apedrear hasta la muerte a los dos adúlteros (Lv 20,10; Dt 22,24). Por tanto, si la mujer ha sido sorprendida en “flagrante” adulterio, eso significa que no la encontraron sola. Si hubiera estado sola el acto adúltero habría ocurrido ya. Pero si la encontraron en flagrante adulterio es que había otra persona con ella. Esa otra persona, cuando se trata del aplicar el cruel castigo que mandaba la ley, ha desaparecido y la única condenada es la mujer. Como ha ocurrido en el pasado y sigue ocurriendo hoy, en demasiadas ocasiones, la ley siempre se aplica en beneficio del más fuerte. En el suceso al que nos estamos refiriendo, el más fuerte era el macho.

Primera contradicción del relato: los acusadores de la mujer se consideran muy fieles a la ley; en realidad son unos aprovechados de la ley, que se ríen de ella, y la aplican en función de sus odios, de sus intereses, o de sus deseos de venganza. La ley que, en teoría debería servir para hacer justicia y para defender al pobre de los abusos de los poderosos, cuando la aplican los poderosos se convierte en lo contrario de aquello para lo que debería servir. La ley en manos de los poderosos puede degradarse hasta límites insospechados.

La respuesta de Jesús sitúa a los acusadores en una situación imposible. Imposible por absurda: el que esté sin pecado, les dice Jesús, que le tire la primera piedra. No se puede estar sin pecado y al mismo tiempo tirar piedras. Porque el sólo hecho de tener intención de tirarlas para dañar al prójimo es ya un pecado. De la misma forma que no se puede estar al mismo tiempo vivo y muerto, no se puede estar sin pecado (vivo para Dios y para el prójimo) y tirar piedras que matan. No hace falta decir que hay muchos tipos de piedras y muchas maneras de tirarlas.

Precisamente, el que está sin pecado no sólo no tira piedras, sino que jamás se le pasa por la cabeza el tirarlas. Más aún, está en el más completo desacuerdo con los que las tiran. Y si los que las tiran lo hacen en nombre de la ley o de la religión, el que está sin pecado sabe perfectamente que esa ley es inhumana y esa religión es falsa de toda falsedad. En nombre de Dios no es posible insultar, descalificar, mentir, odiar o matar. El criterio para saber si estamos ante una auténtica religión o ante el verdadero Dios, es la capacidad que tiene esa religión o ese Dios de humanizar o de deshumanizar.

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29
Mar
2022
Ucrania: mucho bien y mucho mal
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traca

Siempre es posible encontrar algo bueno en medio del desastre. La invasión del mal, que ha cubierto de sangre el suelo de Ucrania, ha suscitado mucho bien en forma de solidaridad con las víctimas y con los millones de refugiados que han abandonado su patria. Un ejemplo: las colectas que el pasado domingo se hicieron en la diócesis de Valencia a beneficio de los refugiados ucranianos y que se entregaron a “Caritas”, doblaron las cifras más altas de anteriores colectas hechas con motivos caritativos o eclesiales.

Una de las formas más tristes en las que se manifiesta el mal es precisamente bajo apariencia de bien. Ya la segunda carta a los corintios dice que Satanás se disfraza como ángel de luz, o sea, se aprovecha de nuestros deseos de hacer el bien para inducir a todos los que puede a hacer el mal. Las mafias (ya lo denuncié en otro post) están haciendo negocio (buen negocio para ellas, claro; malo para muchos otros) a costa de la necesidad ajena. No solo con materiales robados destinados a Ucrania sino, sobre todo, llevando vehículos a la frontera de Polonia con Ucrania para invitar a jóvenes mujeres y también a niños a subir a esos coches con destino a España. Los coches llegan a España, sí, pero para obligar a las personas que en ellos han subido a dedicarse a la prostitución. Conozco un caso ocurrido ya en España: dos personas se presentan en nombre de Cruz Roja y se llevan a dos jóvenes ucranianas, bajo el pretexto de ayudarles a encontrar trabajo. Naturalmente, un trabajo indeseable para las muchachas.

Se da también el caso (aunque aquí más que maldad quizás hay inconsciencia) de personas que van a hacer “turismo antropológico”. O sea, van en coche hasta Polonia, cargan el coche con personas necesitadas y las traen a España. Pero una vez en España dejan a sus pasajeros tirados en la calle. Hay mucha desorganización, y quizás sea inevitable. Pero es bueno saber esas cosas y denunciarlas, para evitar caer en trampas no deseadas. No basta con trasportar a personas; hay que saber donde se las va a dejar, hay que trabajar coordinados con instituciones que pueden acoger, alojar, ayudar, alimentar, procurar medicinas a las personas que llegan.

Por cierto, en Ucrania y en los lugares fronterizos donde se refugian los ucranianos que huyen de la guerra, no se necesita ropa. Tienen de sobra. Tampoco se necesitan alimentos. Lo que necesitan, lo que no tienen, lo que no hay en los campos de refugiados es medicinas y leche para niños.

Ojalá que pronto acabe esa tragedia. De buena fuente, como “Caritas”, oigo que muchas personas que han salido de Ucrania pretenden regresar a su patria en cuanto acabe esa guerra sin sentido.

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27
Mar
2022
Tiempo donde todo el mundo "funa"
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funa

En Chile es habitual utilizar el término “funa” para designar una manifestación de denuncia pública contra una persona o grupo. Parece que surgió como un fenómeno de repudio contra quienes pudieran ser culpables de algún delito no castigado judicialmente. Entonces la ciudadanía asume el papel de hacer justicia, generándose el fenómeno conocido como “funa”. La denuncia contra la violencia machista generó el lema: “si no hay justicia, hay funa”, pretendiendo así hacer justicia cuando la omite quien debe aplicarla.

Desgraciadamente hoy abundan las denuncias y las descalificaciones. Vivimos tiempos violentos, incluso entre gentes de Iglesia. Los que acusan suelen colocarse en el palco de los buenos. Esta conducta destruye a la comunidad, porque excluye y divide, y es un signo del maligno.

El tema religioso suele ser causa de mucha discusión y división. Lo que ocurre entre las diferentes confesiones o religiones, se reproduce a otro nivel entre los creyentes de una misma confesión. Con una diferencia: hoy los responsables de las distintas confesiones o religiones parecen preocupados por encontrar, si no caminos de unidad, al menos caminos de entendimiento y de comprensión. Las discusiones que se dan entre creyentes católicos suelen terminar descalificando y, a veces, insultando, al que piensa de otra manera. Un ejemplo triste: la oración y la comunión con el sucesor de Pedro deberían unirnos. Pues bien, en estos terrenos abundan las descalificaciones y las acusaciones. Una cosa es opinar o actuar de distinta manera y otra condenar o despreciar la opinión de un hermano. No se va hacia Dios por la uniformidad, sino aprendiendo a respetarse y a amarse en la diversidad.

La política es el campo donde el funar es más manifiesto. El asunto principal de los políticos son los propios políticos, más preocupados por mantener y conservar el poder que por llevar adelante proyectos en beneficio de los ciudadanos. En muchos de los debates habidos en los parlamentos de casi todos los países, los diputados sólo hablan de ellos mismos, de lo malos que son los diputados de los otros partidos, y no de las verdaderas necesidades de las personas. También el funar aparece en las redes sociales, donde sobran los adjetivos groseros y falta pensamiento y capacidad de comprensión.

Cuando dos instituciones o personas entran en competencia, lo lógico sería resolver las diferencias a base de diálogo, de concesiones mutuas, buscando un terreno en el que los dos puedan sentirse si no del todo contentos, al menos no del todo disgustados. No es este el camino habitual. Lo que suele ocurrir es una “funa” mutua, un pensar que mis argumentos son los buenos y los del otro son falacias, trampas y mentiras. Así no hay modo de entenderse. Así solo nos alejamos unos de otros. Así cada vez hay más “yo” y menos rastro del “nosotros”. Lo malo es que cuando desaparece el “nosotros”, el “yo” no encuentra clima en el que desarrollarse y vivir.

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23
Mar
2022
El ángel del Señor anunció a María
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fayanfelico

Todos los acontecimientos importantes, y no digamos los acontecimientos fundadores, tienen su celebración anual. Por eso, el 25 de marzo se celebra la fiesta a la Anunciación del Señor. Dicho de otra manera: la Iglesia celebra que el Verbo encarnado comenzó su gestación en el seno de María 9 meses antes de su nacimiento en Belén. Si la fiesta litúrgica del nacimiento se celebra el 25 de diciembre, tiene su lógica que el comienzo de la gestación se celebre el 25 de marzo. Todos los hechos tienen su fecha. Cuando se está cierto del hecho, pero no se sabe con exactitud la fecha, tiene sentido que se busque una fecha adaptada para celebrar el acontecimiento.

El acontecimiento de la Anunciación tiene tal importancia que la Iglesia invita a los creyentes a recordarlo cada día en lo que se conoce como rezo del “ángelus” que, como es bien sabido, comienza así: “El ángel del Señor anunció a María”. ¿Qué estamos diciendo con esa afirmación bien fundamentada en el evangelio? Sencillamente que Dios se hizo presente a María, pues el ángel es signo de la presencia de Dios. ¿De qué manera? Eso ya no lo dice el evangelio. Es posible echarle imaginación al asunto, pero en cuestiones de fe lo mejor es no dejar correr la imaginación, para nos desviarnos de lo esencial, y centrarnos en lo verdaderamente importante.

Lo importante, en nuestro tema, es el hecho de la Encarnación. Si el Verbo se hizo verdadero hombre, no tuvo más remedio que aceptar las condiciones que hacen a uno humano. El único modo de ser humano y de entrar en el mundo es a través del vientre de una mujer. La sustancia del cuerpo de Cristo, dice Tomás de Aquino, fue formado por el poder del cielo, pero no bajo del cielo; fue tomado de María. El nacimiento de Cristo “fue natural por parte de madre”, añade el santo. La maternidad “verdadera y natural” de María es el sello que garantiza el realismo de la encarnación. En este sentido la figura de María es clave para afirmar la gran verdad de la perfecta humanidad de Jesús.

Cierto, tal como dice la oración del “ángelus”, el niño concebido en el vientre de María lo es “por obra del Espíritu Santo”. Este segundo aspecto del anuncio completa la verdad de la Encarnación: el niño que nace de María “sólo” tiene a Dios por padre. La consecuencia humana de esta filiación divina es la no paternidad humana (la ausencia de semen viril) y, por tanto, la virginidad de la madre. Esta virginidad, por tanto, no puede entenderse en función de sí misma, sino al servicio de Cristo, en nuestro caso al servicio de la verdadera divinidad.

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20
Mar
2022
Anunciar el evangelio a toda la creación
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todacreación

La última recomendación de Jesús a sus discípulos, según el evangelio de Mateo, fue la de anunciar el evangelio a todas las gentes. Se diría que el evangelio de Marcos amplia esta recomendación, pues en vez de hablar de gentes o de seres humanos, habla de ir por todo el mundo y proclamar la buena nueva “a toda la creación”. La creación es más amplia que el ser humano.

¿Quiere esto decir que también hay que evangelizar a los animales, por ejemplo? No está mal recordar que san Francisco de Asís predicaba a las aves y al hermano lobo; o que San Antonio de Padua predicaba a los peces; o que San Martín de Porres se dirigía amablemente a los ratones y conseguía que el perro y el gato compartieran el mismo alimento. ¿Pura leyenda? ¿O quizás en la leyenda hay una hermosa lección del cuidado que merecen todas las criaturas? Hoy habría que extender esta predicación a toda la creación a tantas cosas materiales que, sin duda, necesitan una buena lección. Por ejemplo, el teléfono móvil o la televisión, para que no sean impedimentos para conversar directamente con los que tenemos al lado.

Volvamos al ser humano y empecemos por el mundo entero al que nos envía Jesús. Pues no se trata solamente de ir a Arabia a evangelizar a musulmanes; es incluso más urgente evangelizar a tantas personas de nuestro barrio que se declaran agnósticos o indiferentes y para las que Dios no significa nada; y también a muchos bautizados que viven una religión superficial y, a veces, supersticiosa. Y quizás es igualmente necesario evangelizar a la propia familia; y quién dice familia, dice familia política.

Cuando nos dirigimos a esas personas alejadas o contrarias a la religión, deberíamos recordar que son “criaturas”. Porque si nos dirigimos a ellas como seres humanos llamados a la santidad, corremos el riesgo de reprenderlas, o de señalarles sus muchos pecados que los alejan claramente de la santidad. Si comenzamos por reconocer que son criaturas, al compararles con las otras criaturas (los vegetales, los insectos, los leones), podremos reconocer en ellas unas criaturas superiores y maravillosas. Conviene comenzar por reconocer siempre lo bueno que hay en el otro. Más aún, considerar al otro (y a mi mismo) como criatura es considerarlo en relación con el Creador. O sea, es darse cuenta de que ella está ahí porque Dios así lo ha querido, ella existe por voluntad expresa del Creador.

Es duro admitir que esa criatura que me cae tan mal, que tiene tantos defectos y tantas malas intenciones, es amada por el Creador, porque si no fuera así, no existiría. Por tanto, proclamar el evangelio a un ser humano en tanto que es criatura antes de proclamárselo en cuanto hombre, nos exige decir sí a su presencia, antes de predicarle cualquier cosa. Hay que empezar por reconocer que es bueno que exista, aunque sea un estúpido; que, aunque sea feo, es una creación de la eterna belleza; y que, por muy malo que sea, es obra de la bondad todopoderosa.

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16
Mar
2022
San José, padre que acoge
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josepadreacoge

Cuando san José se encontró con el embarazo de María no tenía toda la información, pero las apariencias orientaban en una determinada dirección. A la vista de las apariencias, José toma la decisión menos lesiva para María. Pues la ley le obligaba a denunciar el adulterio de su mujer y eso conducía a María inexorablemente a la muerte por lapidación, tal como dice el libro del Deuteronomio (22,21). Pues bien, a pesar de todo “José acogió a María sin poner condiciones previas… La nobleza de su corazón le hace supeditar a la caridad lo aprendido por ley” (Francisco). Evidentemente, una decisión como esta solo se explica si José amaba a María y se fiaba totalmente de ella. Amar es decirle a otro: “te creo a ti”, a pesar de que todos me dicen otra cosa de ti.

“La vida espiritual de José no nos muestra una vía que explica, sino una vía que acoge” (Francisco). No se trata de una acogida fruto de la resignación, sino de la fortaleza, esa fortaleza que es un don del Espíritu Santo y nos da fuerza para enfrentarnos a situaciones inesperadas y difíciles sin ira y sin rencor. Este camino que nos muestra José, dice el Papa, nos invita a acoger a los demás, sin exclusiones, tal como son, con preferencia por los débiles, porque Dios elige lo que es débil (cf. 1 Co 1,27), es «padre de los huérfanos y defensor de las viudas» (Sal 68,6) y nos ordena amar al extranjero. Añade Francisco con mucha finura: “Deseo imaginar que Jesús tomó de las actitudes de José el ejemplo para la parábola del hijo pródigo y el padre misericordioso”.

Esta figura de José que acoge tiene hoy una gran actualidad. Son muchas las personas e instituciones que, ante la tragedia de los millones de personas que salen de Ucrania a causa de la guerra, adoptan una actitud acogedora, bien poniendo a disposición de esas personas viviendas, o bien entregando alimentos y, sobre todo, dinero, para que las instituciones serias y de fiar puedan ayudarles. José también se vio obligado a salir de su tierra, emigrando a Egipto, para salvar a su mujer y a su hijo, cuando Herodes pretendía matarlos. ¡Ojalá que a todas esas personas que se ven forzadas a dejar Ucrania les pase como a José que, cuando desapareció el peligro, pudo regresar a su tierra!

Desde otra perspectiva la figura de José, padre que acoge, resulta muy actual. Frente a aquellos que dan importancia a la sangre y creen que esos son los vínculos fundamentales, hoy se tiende a dar importancia a otros vínculos que estarían representados (no sólo ni principalmente, pero también) en la adopción. Más aún, José es figura de la paternidad que ensalza Jesús. Pues para Jesús lo importante no es la carne o la sangre, sino la acogida. Es padre el que acoge y recibe con amor a su hijo. Lo que une no es la sangre, lo que une es el amor. Esos son los lazos más fuertes, los más irrompibles. Cuando dos se aman, ¡qué importa la raza, el color, la edad, qué importa si uno es indio o es español! José amaba a María y a Jesús. No porque llevaban su sangre, sino porque les acogió.

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11
Mar
2022
Vida transfigurada
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Para entender el relato de la transfiguración de Jesús, que siempre se lee el segundo domingo de cuaresma, hay que tener en cuenta que, en los tres evangelios de Marcos, Mateo y Lucas, viene precedido por el anuncio de la pasión: Jesús declara a sus discípulos que el Hijo del hombre debe sufrir mucho y ser crucificado. Este anuncio dejó desconcertados a los discípulos, como queda claro por la reacción de Pedro, según los evangelios de Marcos y Mateo. En efecto, Pedro, escandalizado increpa al Señor: no permitiremos que esto te suceda nunca. La transfiguración es como una especie de compensación por el anuncio que Jesús acaba de hacer de su muerte. Es un modo de anticipar que esta muerte termina en la Pascua, en la gloria de la resurrección.

Si un día tienen ocasión de visitar la Iglesia del monte Tabor, les aconsejo que se fijen en uno de los frescos de la Iglesia que interpreta la transfiguración como una clave de toda la vida de Jesús. Su vida entera se va transfigurando, adquiriendo una nueva figura, para nuestra salvación. Esta transfiguración comienza en la Encarnación cuando la Palabra se hace carne (primera parte del fresco); también Jesús se transfigura cuando se hace Eucaristía (2ª pintura); se transfigura en cordero para quitar el pecado del mundo (3º pintura); y su obra transfiguradora culmina en la resurrección (4º parte del fresco), cuando Jesús adquiere su definitiva figura.

El domingo pasado escuchamos el relato de las tentaciones de Jesús. Jesús tentado como nosotros puede comprender a los que son tentados y tener misericordia de ellos. Del Jesús tentado hemos pasado al Jesús transfigurado. Quizás resulta fácil identificarnos con el Jesús tentado. También debemos identificarnos con el Jesús transfigurado. A esto nos invita la voz que surge de la nube: “este es mi Hijo amado, escuchadle”. Escucharlo es identificarnos con él. Y hacer de nuestra vida una vida de personas resucitadas, personas que resucitan al vencer al pecado.

Lo propio del cristiano no es el pecado. Lo propio del cristiano es la vida, la capacidad de transfigurar todas las situaciones de muerte en situaciones de vida. ¿De qué manera? Transmitiendo amor. Porque el que ama ha pasado de la muerte a la vida. Transmitiendo alegría, la alegría que el mundo no puede quitarnos, porque está fundamentada en la fe en Cristo y en el amor a los hermanos. Y contagiando esperanza, la esperanza de que el mal, a pesar de todas las apariencias, no tiene la última palabra. La Palabra definitiva es Cristo resucitado de entre los muertos.

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8
Mar
2022
Guerra, mafias y refugiados
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refugiadosmafias

Hay informaciones ciertas sobre la desgraciada guerra en Ucrania que no ocupan la portada de los periódicos. Pero es bueno que se conozcan. Las mafias están haciendo su negocio aprovechándose de la bondad de muchas personas, apropiándose de bienes que se envían a Ucrania y no llegan a sus destinatarios, porque son sustraídos por grupos criminales o, al menos, grupos de ladrones que se aprovechan de la desgracia ajena. No es seguro que la ropa o los alimentos que, con la mejor buena voluntad se entregan, lleguen a Ucrania. A guerra revuelta, ganancia de mafiosos.

Lo más seguro es entregar dinero a Caritas o a instituciones religiosas que garantizan que ese dinero llega a hermanos de esas congregaciones religiosas que están sobre el terreno. Caritas de España envía directamente el dinero a Caritas Ucrania o a Caritas de los países limítrofes que ayudan en la misma frontera a los que huyen de la guerra, como Polonia, Rumanía, Bulgaria y Moldavia. Enviar el dinero a Caritas de Ucrania, en vez de alimentos, consigue varias cosas: una, que compren lo que de verdad necesitan; dos, que lo compren en el país y así puedan ayudar a los vendedores del propio país; tres, que con ese dinero se ayude a empresas de Ucrania, que todavía funcionan, sobre todo en los lugares más alejados del conflicto, y así puedan crear puestos de trabajo.

Los refugiados están llegando ya a España. Probablemente las instituciones religiosas que se ocupen de ayudarles no saldrán en la prensa. Pero seguro que serán las más efectivas. Caritas está preparando pisos para acoger a familias; está preguntando a las parroquias y a otras personas de buena voluntad si pueden ofrecer un piso. Téngase en cuenta que no se trata de pasar un fin de semana o un mes. Se calcula que se puede necesitar ese piso entre uno y tres años. Está el problema de la comida. Hay quién puede ofrecer un piso, pero no comida. Caritas entonces ofrece la comida. Están los niños, que hay que escolarizar. Es necesario ofrecer atención sanitaria. Y también ofrecer trabajo a las mujeres ucranianas y a los varones que se quedan en España. Muchas de esas personas son cristianas. Unas encuentran a amigos o familiares que ya están en España. Pero otras no. Esas son las que necesitan más ayuda.

En bastantes diócesis van a realizar colectas para ayudar a los refugiados y a las personas que se quedan en Ucrania. A veces, cuando se organizan colectas especiales, suelen surgir problemas y dificultades. En este caso, en vez de pegas, lo que hay es demanda. Son los propios fieles los que preguntan a los párrocos cuando va a hacerse la colecta. En Valencia, el tercer domingo de cuaresma.

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5
Mar
2022
En Ucrania la cuaresma es un calvario
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cuaremacalvario

Las voces en contra de la guerra y a favor de la paz son cada vez más estruendosas. Desgraciadamente no tanto como las bombas que caen sobre las grandes ciudades de Ucrania, sembrando terror y muerte entre personas inocentes que no han provocado a nadie. No se vislumbra el final de esta locura. El Presidente de la República Francesa ha declarado que “lo peor está por llegar”. ¿Qué puede haber todavía de peor? Lo peor ha llegado ya, lo peor es más de lo mismo. En esta cuaresma, los ucranianos están pasando un verdadero calvario.

Una de las consecuencias de la guerra es que empiezan a faltar alimentos. Como los males nunca vienen solos, acabo de oír que las tropas rusas están acaparando los alimentos que encuentran en los almacenes abandonados por los ucranianos para revenderlos a precios quince o veinte veces superiores a su precio original. Además de matones, ladrones.

Una prueba más de lo diabólico que es el abuso de poder, tanto más diabólico cuanta más fuerza tiene y más daño hace, lo tenemos en el evangelio de las tentaciones de Jesús en la versión de Lucas. El diablo, llevando a Jesús a lo alto de un monte, le mostró todos los reinos del mundo y le dijo: a mi me ha sido dado el poder y la gloria de todo eso, y yo lo doy a quién quiero. ¿Estará diciendo el evangelista que el poder es lo propio del diablo y que lo reparte entre sus amigos? Desde luego, lo propio de Jesús no es el poder, sino el servicio y el amor desinteresado.

Algo bueno en medio de tanto mal: la actitud generosa y acogedora de muchos polacos, ofreciendo su ayuda y sus casas a los refugiados de Ucrania. También en España las delegaciones de Caritas están preparándose para acoger a familias de Ucrania que se han visto obligadas a abandonar su país. Dígase lo mismo de muchas personas particulares y de prácticamente todas las Congregaciones religiosas. En la página que alberga a este blog puede verse alguna noticia al respecto.

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3
Mar
2022
Alrededor de la mesa
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mesa

En torno a una mesa pueden ocurrir cosas buenas y cosas malas. Todo depende de quiénes se sienten a su alrededor. Este lunes pasado se sentaron dos delegaciones alrededor de una mesa, la rusa y la ucraniana. La delegación de Ucrania buscaba acabar con una guerra comenzada por el gobierno al que representaba la otra delegación. La delegación rusa buscaba imponer sus deseos. Más vale dialogar que bombardear, aunque el diálogo en torno a esta mesa no era un verdadero diálogo entre dos iguales. Una mesa en la que se sienta un poderoso frente a un oprimido no es una mesa deseable.

Hay mesas en las que conviene sentarse con prudencia, las mesas en las que se hacen negocios, más o menos justos, o se reparten los bienes, unas veces de forma egoísta y otras de forma más o menos generosa. Hay mesas deseables, como la mesa de la sabiduría, frente a la que se sienta el buen maestro, que acepta preguntas, aprende de los alumnos y hasta reconoce sus limitaciones.

Finalmente están las mesas vestidas de fiesta. Son mesas repletas de buenos manjares; en ellas, junto con la comida, se comparte la alegría, la conversación, la vida. Son las mesas de los compañeros, de los que comen pan conmigo. Mesas de fraternidad. A Jesús le gustaba comer con otros, porque así entablaba amistad con los comensales. Las comidas de Jesús eran signo del amor del Padre hacia los hombres, un amor que nos hace hermanos.

En torno a estas mesas vestidas de fiesta ocurre algo maravilloso: todos somos iguales, todos comulgamos en el mismo pan. Solo algunos consiguen ubicarse en una conferencia: depende de sus intereses o capacidades intelectuales. Pero todos se ubican alrededor de una mesa. Allí se encuentran el sabio y el ignorante, el viejo y el niño, el rico y el pobre, el inocente y el pecador. Incluso el traidor puede servirse del mismo plato que el santo (“el que ha metido conmigo la mano en el plato, ese me entregará”: Mt 26,23). Todos son iguales ante los alimentos.

A veces el alimento que está sobre la mesa es alimento para el espíritu, cuando sobre ella está el libro de la Palabra de Dios, pues no sólo de pan vive el hombre, su alimento fundamental es el pan de la Palabra de Dios (Mt 4,4). Por eso Jesús, a aquellos con los que comparte el pan (Jn 6,26), les anuncia el hambre de otro pan, que da vida para siempre (Jn 6,51). Jesús es este pan que baja del cielo (Jn 6,51).

Hay mesas donde nadie se siente extranjero: la mesa donde se imparte sabiduría, la de los compañeros, la de la Palabra de Dios. Esas son las mesas que importan. ¿Cómo convertir la mesa en torno a la que se sientan los delegados de los gobiernos de Rusia y de Ucrania en mesa de sabiduría o en mesa de fiesta? Este es el anhelo de muchos, incluidos bastantes rusos, que no se sienten bien representados por su gobierno.

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