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Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

26
Ene
2025

Tomás de Aquino: fijar la mirada en Dios

4 comentarios
TomásAquino2025

Después de celebrar en 2023 y 2024 los 700 años de su canonización y el 750 aniversario de su muerte, la Orden dominicana y toda la Iglesia celebrará, en 2025, el 800 aniversario del nacimiento del posiblemente más conocido y citado teólogo de todos los tiempos. Recordar a Tomás de Aquino es hacer memoria de una figura que sigue teniendo una influencia beneficiosa en la Iglesia de nuestros días. Tomás de Aquino es un clásico de la teología, pues más allá de sus particularidades históricas, su eficacia se ha hecho universal, al ser capaz de abrirse a otras culturas y de sugerir nuevas realizaciones.

Santo Tomás ha dejado ha dejado de ser patrimonio de la Orden dominicana, para convertirse en “doctor común o universal de toda la Iglesia”, ya que “la Iglesia ha hecho suya su doctrina” (Pío XI), pues en ella “reconoce la expresión particularmente elevada, completa y fiel de su Magisterio y del sensus fidei de todo el pueblo de Dios”. Esta afirmación de Pablo VI es probablemente el mejor elogio que pueda hacerse de un teólogo. Elogio tanto más significativo cuanto que santo Tomás no fue precisamente un teólogo conservador y sumiso, sino un teólogo libre, abierto al diálogo con las mejores aportaciones científicas y culturales de su tiempo. Si Tomás de Aquino es el doctor común de la Iglesia católica, eso significa que es un bien de todos y que pertenece a todos.

Recordar a Santo Tomás de Aquino es una buena ocasión para responder a una pregunta que muchos se hacen: ¿para qué sirve la teología?, pregunta que se plantea incluso entre personas creyentes. Hay quien la considera un “montaje cultural” alejado de la “verdadera vida”. Sin embargo, se trata de una tarea eclesial imprescindible, absolutamente necesaria. La teología es la fe vivida en una reflexión humana. Ayuda al creyente a comprender y valorar mas inteligentemente el misterio de Dios, a hablar con coherencia del Dios del que dan testimonio las Escrituras, pero también a situarse frente a las dificultades y problemas que plantea a la fe la cultura ambiental.

El buen creyente busca eso que Santo Tomás de Aquino decía de sí mismo, citando a San Hilario, a saber, que su lengua y todos sus sentidos hablen de Dios. La teología es la mejor ayuda para ello. Pero la lengua y los sentidos hablan de aquello que conocen y hablan bien de aquello que aman. Por eso, en la base de toda teología hay una experiencia de amor. Para Tomás de Aquino la teología es una forma de sabiduría, o sea, de saborear, de gustar a Aquel en el que fijamos nuestra mirada y nuestra mente, y así descubrir su rostro y el embrujo de su presencia. Por eso el teólogo, como era Tomás, es un hombre de oración profunda y permanente, sumergido en un clima de contemplación y de contacto con Dios.

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juan garcia
26 de enero de 2025 a las 16:41

Gracias, fray Martín, por tus excelentes comentarios. Sí, sin teología, ni teólogos, no habría una auténtica fe racional. Se necesitan los conocimientos y principios teológicos que hacen posible una religión cristiana seria y auténtica. La doctrina de Jesús necesita de "intérpites" bien iformados que nos orienten
y nos lleven por un camino recto y seguro hacia la voluntad del Padre.

Chiquet
27 de enero de 2025 a las 08:20

Me he reencontrado hoy con una sentencia, ni más ni menos que en labios de Cristo, que me ha dejado, tantas veces, fuera de juego.
La teología puede ser una excelente ayuda para el seguidor de Cristo. Pienso que el teólogo es un hermano que puede socorrernos echándonos el cable necesario. Así lo hacen, y forman institución que próxima a los pastores los ayudan. Es la información, y reflexión, la que me hace acercarme a Santo Tomás de otro modo. Sí, ahora veo su cara revolucionaria. Antes lo barruntaba con un matiz integrista. Uno va formándose ..., y espero que que para bien. Hoy veo a Santo Tomás como radicalmente ortodoxo (es decir auténticamente revolucionario) ..., milimétricamente unido a Cristo. Eso de los relatos cada vez me va menos, lo dejaré para el diálogo sobre la cuestión de la manipulación. Hoy puedo defender el fuego de la tradición verdadera que no duda en dejar ir cayendo cenizas para que luzca la llama. Lo revolucionario de Cristo que reclama odres nuevos sin olvidar el menor precepto de amor. Y su amor es vida para todos, es camino (Él llama a todos a recorrer el particular desde la propia historia) y es verdad (no relatos).
Me llegan noticias teológicas: causas segundas, providencia, unidad, caminar sinodalmente, los signos de los tiempos, promesas (que no fallarán), discernimiento personal; también de lo terrible de los panoramas actuales, también de los milagros de Dios; de las nuevas, y buenas, realidades eclesiales. Necesito oír, hoy, cada día, la Buena Nueva y necesito de la labor de los teólogos que adecúen el lenguaje de Cristo sin saltárselo.
Mi agradecimiento a ellos (y a usted fray Martín) y mi oración. ¡Hay que acertar! Yo el primero. Espero en la ayuda y perdón de Cristo que nos auxilia a todos. Mi saludo

Arturo Cárdenas Fitta
28 de enero de 2025 a las 21:19

"El buen creyente busca eso que Santo Tomás de Aquino decía de sí mismo, citando a San Hilario, a saber, que su lengua y todos sus sentidos hablen de Dios. La teología es la mejor ayuda para ello. Pero la lengua y los sentidos hablan de aquello que conocen y hablan bien de aquello que aman. Por eso, en la base de toda teología hay una experiencia de amor."
Vale preguntarnos: "¿Cómo hablan nuestros oídos; cómo hablamos con nuestros oídos...?"

Alex L
2 de febrero de 2025 a las 15:59

La fe es el fundamento de la vida Cristiana sin sus vivencias no habría ese pilar en el gozo y gloria.

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