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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

1
Oct
2023

La pregunta más fundamental

4 comentarios
libroyrosa

La más radical y fundamental de las preguntas, la que resume todas las de­más, la eterna pregunta siempre presente y nunca respondida del todo, la pregunta primera y última de toda filosofía y de toda religión es la pregunta por la persona humana: ¿Qué es el hombre, este ser capaz de pensamiento reflejo, de libertad, de auto­nomía, este ser capaz de componer música, de interrogarse sobre los problemas me­tafísicos, de amar la belleza por sí misma? Esta pregunta es la variante general de la que, de una u otra manera, sobre todo en los momentos decisivos de su exis­tencia, se plantea todo ser humano: ¿quién soy yo?

En contra de lo que pueda suponerse, no es fácil responder seriamente a la pregunta por la propia identidad. La prueba está en que constantemente reaparece a todos los niveles: antropológicos, psicológicos, filosóficos, religiosos y personales. Puede responderse de muchos modos y desde diferentes perspectivas.

La fe cristiana tiene su propia respuesta a la pregunta sobre qué o quién es la persona humana. Qué o quién: no es exactamente lo mismo. ¿El ser humano es algo o es alguien? El interrogante sobre el qué ya orienta la respuesta, pues pregunta pre­suponiendo que el ser hu­mano es una cosa, sin duda valiosa y útil, pero cosa, al fin y al cabo. El interrogante sobre el quién pre­supone que estamos preguntando por al­guien que tiene una digni­dad y no es manejable a mi antojo. Algunas ciencias quizás pue­dan y deban insistir en la aparente neutralidad del qué. La fe cristiana responde al quién. Empieza to­mando postura.

La persona, ¿quién es? Esta respuesta es importante, para el cristiano la más importante, porque su fe en Dios es determinante de su vida entera. También es importante para el no cristiano, pues en la respuesta cristiana puede encontrar una serie de elementos que le ayuden a profundizar o comprender mejor su propia respuesta a la pregunta por el ser humano. Y para él, para el no creyente, aclararse sobre quién es el ser humano, es también deci­sivo, pues según cuál sea la respuesta, así orientará su vida toda.

La fe cristiana tiene su propia antropología. Y lo primero que dice sobre el ser humano es que es una criatura muy especial, con una gran dignidad, “casi como un dios” (Sal 8), capaz de dialogar con Dios y de establecer relaciones con Él. La paleontología nos descubre que el ser humano ha salido, por un proceso evolutivo, del mundo animal. La fe cristiana no entra en esta cuestión, la respeta. Pero mientras la ciencia responde a la pregunta sobre cómo ha aparecido el ser humano, la teología se pregunta por la razón de su aparición, por el por qué hay evolución. Sea cual sea el modo de su aparición, la teología dice que el ser humano está ahí por voluntad de Dios. Que es un ser salido de Dios, dependiente de Dios. Pero con una dependencia no alienante, pues la libertad pertenece a la esencia de esta creatura. Esto es lo que, entre otras cosas, quiere decir el que ha sido creado a imagen y semejanza de Dios.

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Valero
2 de octubre de 2023 a las 07:47

Siempre he pensado que si Dios es amor y el ser humano está hecho a su imagen, entonces es que el ser humano también es amor y cuando se aparta del amor, su esencia se desvirtúa.

hormias
4 de octubre de 2023 a las 19:37

gracias por sus explicaciones fray Martin

Roberto
5 de octubre de 2023 a las 08:26

Fray Martín ha dado palabras a mi boca. Siga así que viene bien.
Yo aportaría, en mi balbuceo del día a día, que Dios me/nos quiere único/s. Me ayuda a valorarme en la lucha contra el enemigo, me ayuda a valorar y agradecer el otro; lo pone en su sitio, mi estupendo hermano. Nos habla del Amor del Padre y de su Único Hijo, el que ha dado su vida por nosotros.
!Mucho más habrá que decir en mi boca y bastantes días, hasta el santificado sea tu nombre que cantaremos juntos en la casa del Padre!

Roberto
9 de octubre de 2023 a las 07:40

Intentaré leer la nueva carta De Francisco. A veces me asusta, con permiso y sin querer ser grosero, me parece que, si lo ve preciso, deja un rato el puesto de auriga para encabezar a los corceles. El deterioro en la naturaleza es evidente. También es evidente que no te puedes fiar de organismos, presidentes, ideólogos …. Hay que ir con cuidado. La Iglesia da su opinión desde hace muchos años en los asuntos que afectan a la humanidad. Y yo estoy invitado a ser buen samaritano. También el mal (y diré hermandad) con la naturaleza produce heridas graves en los humanos.

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