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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

30
Abr
2025

La gran pregunta de Jesús: ¿me amas?

10 comentarios
meamas

En la segunda parte del evangelio del ciclo C del tercer domingo de Pascua (el mismo evangelio que se leyó en el funeral del Papa Francisco) aparece repetida, por tres veces, la pregunta más importante que puede hacernos Jesús. En el evangelio va dirigida directamente Pedro, pero en realidad Jesús nos dirige la misma pregunta a cada uno de nosotros: ¿me amas?

Lo único que nos pide Jesús es amor. Porque donde hay amor, uno está siempre junto al amado y siempre está dispuesto a complacerle. “Pedro: ¿me amas?”, pregunta Jesús. Si se puede hablar de primado en Pedro, de ser cabeza de la Iglesia, de ser el que confirma en la fe a sus hermanos, eso solo puede hacerse desde el amor a Cristo y a los hermanos. Las tres preguntas que Jesús dirige a Pedro, en el evangelio de este domingo, de alguna manera pretenden compensar las tres negaciones de Pedro en el momento de la pasión. Sus negaciones, sus miserias, su debilidad, no impiden que pueda ser el guía de la comunidad de los discípulos.

Pedro no es el discípulo perfecto. Le basta con ser el discípulo que ama. Jesús no nos quiere perfectos, si por perfecto se entiende alguien que no tiene ninguna debilidad, ninguna tentación, ningún pecado. Jesús nos quiere amantes, porque el amor supera la multitud de los pecados. Donde hay amor se vencen los malentendidos y hasta las infidelidades. El amor de Pedro al Señor ha curado su pasado, sus negaciones. Todo se cura con amor.

La fe cristiana es una experiencia de amor. Creer en Jesucristo es mucho más que aceptar verdades acerca de él. Creer en Jesucristo no es saberse el catecismo (aunque eso está muy bien), pero no es eso. Creer en Jesucristo es encontrarse con él, tener una relación personal con él, jugarse la vida por él, dejar de pensar y actuar con criterios mundanos, para pensar y actuar con los criterios de Jesús. Criterio mundano: no robo porque si me pilla la policía me meterán en la cárcel. Criterio de Jesús: no robo porque eso es malo, malo incluso para mi; no robo porque no quiero hacerle daño al hermano, porque el hermano es para mi más importante que mi ambición o mi avidez.

El amor a Jesús no destruye ni reprime nuestro amor a las personas. Al contrario, el amor a Jesús da su verdadera hondura a nuestros amores humanos, liberándolos de la mediocridad y la mentira. La experiencia del amor a Cristo puede darnos fuerzas para amar sin esperar recompensa, para renunciar a nuestras pequeñas ventajas, y así servir mejor a quien nos necesita. Tal vez algo nuevo se produciría en nuestra vida si fuésemos capaces de responder con sinceridad a la pregunta del Resucitado: tú, ¿me amas?

En cierto modo, tendría razón Charles Baudelaire cuando dice que “es más difícil amar a Dios que creer en él”. Porque los demonios también creen en él, como muy bien dice la carta de Santiago (2,19). Su problema es que no le aman. Una fe que se limita a repetir: “Señor, Señor” (Mt 7,21) no es una fe auténtica, pues la verdadera fe “transforma a toda la persona, precisamente porque se abre al amor” (Francisco, Lumen Fidei, 26).

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Hermano
30 de abril de 2025 a las 10:02

Sólo quien ama puede esperar un abrazo.
Sólo quien ama puede perdonar de corazón. Sólo quien ama es capaz de mirar el dolor
Para besar a ciegas lo que no tiene razón.

Chiquet
30 de abril de 2025 a las 11:10

Preciosa reflexión que me llena de esperanza.

Juanjo
30 de abril de 2025 a las 14:09

Este evangelio, es una verdadera pena no escucharlo en griego. Solo así se aprecia de verdad el sentido profundo de las preguntas de Jesús, y las contestaciones de Pedro. Las traducciones aunque correctas no pueden indicar suficientemente la diferencia de los verbos utilizados.
No es mi intención tratar de explicar a fondo el significado, (hay quien piensa que solo se trata de una cuestión de estilo) solo, si es posible, mostrar la genial composición del evangelista para quien quiera seguir profundizando.
La cuestión fundamental está en los distintos verbos utilizados, a saber, Jesús pregunta por dos veces utilizando el verbo agapaô. ( ágapas me? ) pero Pedro “no se atreve a responder” con el verbo agapaô y responde con el verbo fileo (philo se), y la tercera pregunta es diferente, Jesús parece que “rebaje el nivel” ya no pregunta con agapaô, ya solo se conforma con fileo (phileis me?) a lo que Pedro responde philo se.
Pedro profesa su cariño de amigo. Empieza a comprender: Jesús es el centro, pero sin ser el superior que se impone ni el señor que domina.
Y un último apunte de los muchos que se podrán hacer a este evangelio; Pedro confía en el conocimiento que Jesús tiene de su corazón. El sujeto de la frase no es «yo», sino «tú»: «Tú sabes que te amo». Y así, al ver que Pedro utiliza aquí el verbo philéó en vez de agapáó, el lector entiende con ello que no puede apreciar él mismo su agapé, ya que sólo Dios es su autor primero.

Milton
30 de abril de 2025 a las 18:03

El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Jn 14,21
Amar a Cristo es guardar los mandamientos

Agrait
30 de abril de 2025 a las 18:46

Saludos. Gracias por sus reflexiones.

Hace pocos meses descubrí su blog y su manera de expresarnos lo que piensa me engancha.

Reciba un cálido abrazo

Marina
30 de abril de 2025 a las 19:45

Queridos dominicos, os amo :-)

juan garcia
30 de abril de 2025 a las 21:00

Quien ama se siente feliz en compañía del amado. Responder al Maestro afirmativamente tendra que aer medido por el tiempo que dediquemos al Señor y la calidad de relación con nuestro prógimo
Gracias, fraay Martín

María Elena
30 de abril de 2025 a las 23:34

Sobre este pasaje escuché, de dos sacerdotes distintos, dos cosas que para mí me parecen muy atinadas. La primera, que ante la pregunta de Jesús si Pedro le amaba, este bajó el tono de la respuesta con un "tú sabes que te quiero", habida cienta de las tres negaciones que realizó con anterioridad. Supuso un abajamiento, en contraposición a la soberbia que había manifestado anteriormente, siendo consciente de que su amor por Cristo no era tan perfecto él se imaginaba.

Del otro sacerdote escuché que Dios no nos ama a pesar de nuestros defectos, sino que, por el contrario, nos ama por ellos mismos, porque sabe de nuestras debilidades. El caso es que nosotros nos percatemos de ellas y sepamos abajarnos como hizo Pedro.

María Elena
30 de abril de 2025 a las 23:36

Fe de errores: en mi mensaje anterior quise poner "...habida cuenta". Disculpe.

Rafael Armas
3 de mayo de 2025 a las 12:18

Querido Fr. Martín (permítame decirle querido): desde que comencé a seguir su blog he ido ratificando la opinión de que es usted un dominico que sigue y vive el Espíritu. Sus reflexiones aportan evangelio y me dan esperanza en que nuestra sociedad podría vivir en la Paz del Señor Jesús.
Gracias y que Él siga en el centro de su vida.

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