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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

24
Nov
2008

En el corazón de los problemas I

2 comentarios

Hay situaciones, dentro de la propia comunidad creyente, que necesitan que el Evangelio se meta dentro del corazón mismo de los problemas, porque las personas que viven con ellos no acaban de ver cómo se compagina el Evangelio con sus problemas.

Un caso, que reaparece año tras año, sobre todo en tiempo de primeras comuniones, es el de los celíacos. Resulta oportuno recordar que el pan para la celebración eucarística es uno de los asuntos que han dividido a las Iglesias de oriente y occidente. Los griegos acusaban a los latinos de celebrar con pan ázimo. De nuevo el pan puede ser causa de malestar. Los celíacos, por razones de salud, no pueden ingerir pan con gluten. ¿No valdría aquí eso de que el sábado -la levadura y el gluten- ha sido hecho para el hombre y no el hombre para el sábado? ¿No es esta una polémica menor y bastante artificial, en la que parece que sólo importa cumplir una costumbre convertida en ley?

Otros casos más delicados son la acogida de personas que viven en situación canónica irregular o tienen problemas derivados de sus tendencias sexuales, y la recepción de inmigrantes dentro de la comunidad cristiana. Hablo no tanto de la acogida de inmigrantes por nuestra sociedad, cuanto de la acogida de cristianos inmigrantes dentro de nuestras comunidades. Ellos tienen sus costumbres, sus devociones, sus patronazgos y hasta sus ritos, que conviene saber acoger. Aunque los casos aludidos son muy distintos, vale para todos la pregunta: ¿cómo ponerse en la piel del otro? ¿Cómo ver con el punto de vista del otro?

En el caso de divorciados vueltos a casar o de personas con tendencia homosexual, ¿cómo hacer silencio para escuchar sus motivos, sus argumentos, sus preocupaciones, sus ansiedades? ¿No sería importante dar una respuesta que vaya más allá de lo jurídico, una respuesta que tenga en cuenta a la persona concreta? ¿Cómo presentar con caridad las exigencias de la fe, cómo lograr que el otro se sienta comprendido aunque yo no vea del todo claras sus soluciones? ¿Cómo lograr que se sienta acogido cuando mi conciencia no está del todo de acuerdo? No cualquier desacuerdo. Un desacuerdo de hermano. ¿Cómo vivir como hermanos en desacuerdo? ¿Como encarnar el Evangelio de la vida y de la misericordia en estas situaciones?

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marcelino
25 de noviembre de 2008 a las 12:51

y tambien escuchar a los otros, a los que esas situaciones de divorcio han dañado y muchisimo, a sus parejas, a sus hijos. ¿Como lo vive el otro, a quien yo hago daño? En estos problemas no solo esta la parte, que en este caso se lleva lo mejor, esta la otra parte, la que calla y por eso no se le escucha, la que sufre, y cuanto. Es a la parte que yo veo, porque enferma.

Gorafa
25 de noviembre de 2008 a las 19:29

Haces preciosas preguntas a la conciencia de los cristianos, que no ven a los hermanos como buenos y malos, aunque algunos si los ven así -sobre todo si no piensan como ellos-, sino que nos vemos todos pecadores. Gracias, Martín por despertarnos.

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