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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

16
Nov
2010

Convivir en la pluralidad de creencias

11 comentarios

En un mundo crispado como el nuestro, en el que se recela del diferente y se sospecha del distinto, la escuela se está convirtiendo en lugar de convivencia cotidiana. Allí, niñas y niños todavía sin prejuicios, sin experiencias previas de rechazo, se encuentran en las aulas y en los patios de recreo y comprueban por experiencia que el otro no es tan distinto como a veces pensamos los mayores. Esta base social debería ser aprovechada y potenciada por las religiones. La auténtica experiencia religiosa genera la capacidad de abrirme al otro como diferente de mí y al mismo tiempo como hermano. Las religiones están llamadas a dar testimonio de que la experiencia espiritual hace salir de uno mismo, relativiza el yo y lo mío, y crea fraternidad.

Desde esta base antropológica, del roce que empieza en la escuela, sigue en la escalera que comparto con otros vecinos, continúa en los parques en los que mis niños juegan con otros niños, o en el comercio donde gentes distintas compramos el mismo pan; desde esta base socio-antropológica, digo, las religiones están llamadas a promover conjuntamente la paz y la justicia en el mundo. La autenticidad y credibilidad de sus líderes se mide no por sus llamadas a lo identitario que divide, sino por su capacidad de promover causas conjuntas. Por ejemplo, ¿por qué no pensar que cristianos y musulmanes podemos juntarnos para defender, en España y en Europa, los derechos de los inmigrantes? ¿Por qué no hacer esto desde centros comunes de acogida y oración? ¿Por qué la Biblia y el Corán no pueden ocupar juntos un lugar venerable en esta sala de acogida? ¿Por qué no pensar en asociaciones “mixtas”? ¿Es esto soñar?

La aportación específica de las religiones en el terreno de la paz y la justicia es mostrar que una actitud injusta o violenta no solo destruye a la víctima, sino también al agresor; que cuando causamos daño a los demás nos hacemos daño, aún sin darnos cuenta, a nosotros mismos, porque atrofiamos nuestra capacidad de ser humanos y, desde el punto de vista religioso, nos alejamos de Dios. Cuando los líderes religiosos dejen de hablar de destruir al infiel, al pagano o al hereje, para decir claramente que los atentados contra el infiel, el pagano y el hereje son el mayor insulto al propio Dios, entonces habremos encontrado el buen camino para la convivencia en la pluralidad de creencias.

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JM Valderas
17 de noviembre de 2010 a las 10:51

Mientras soñamos, Martín, hagamos que la realidad nos despierte y actuemos de la forma que esté a nuestro alcance para liberar de la horca a la cristiana pakinstaní Ais Bibí, condenada sin pruebas por ser cristiana y negarse a aceptar la fe musulmana. Mientras soñamos Martín, ejerzamos toda la presión posible para que los cristianos no sean matados a quemarropa en ninguna iglesia más de Irak. Mientras soñamos, Martín, no claudiquemos y demos auténtico testimonio de nuestra fe como ha pedido Merkel para sus compatriotas, atemorizados ante el avance islamista. Hay tantas cosas que hacer, tanto asesinanto que evitar, tantas pruebas conminatorias de fe que ahorrar, mientras soñamos Martín...

lola
17 de noviembre de 2010 a las 11:29

Eso seria lo ideal, lo que hay que intentar. lo malo es que en el colegio pasan de la religion, no van por ahi los tiros y se maltrata cada vez unos niños a otro por que si, sin mas y eso esta a la orden del dia. la religion ya no es algo prioritario en la gente, no les interesa para nada. Dios el gran ausente en la España de hoy..AL menos por donde yo me muevo...y hablo con jmuchisima gente...
Por otro lado aqui estamos de luna de miel. Recemos por Asia Bibi, que esta condenada a muerte por ser cristiana, eso si es un ejemplo...

lola
17 de noviembre de 2010 a las 12:02

Se me habia olvidado, mi relacion con musulmanes es genial, una amiga intima es musulmana, y mi hija en un debate en la Facultad sobre la eutanasia, las unicas que estaban a favor de la dignidad de la vida humana eran ella y una musulmana.Y ASi que ningun problema, me siento mas respetada y querida por ellos que por mis mismos hermanos, ellos jamas me han atacado.

Molongua Bayi
17 de noviembre de 2010 a las 14:41

Martin has dado en el clavo. Pero habría que ahondar más en cuestiones como estas. Por lo visto haces una buenísima constatación de la convivencia o/y encuentro de los ninos en las esucelas que serviría de modelo de acogida y aceptación del otro en nuestra sociedad. Creo,sin embargo,que la cuestion de la no aceptación del otro radica, precisamente, en nuestra concepción histórico social del otro. Estamos enredados en la memoria de nuestras diferentes historias; los tópicos se han convertido en categorias de calificación o descalificación del otro. Quizá se ha olvidado la máxima personalita que reza: "el otro es alguien con quien construyo un universo de personas", o bien, el otro es el camino por el cual uno se conoce. La no aceptación del otro como diferente ha llevado a muchos a sostener que "no puede integración cuando el otro percibe rechazo". De hecho estoy de acuerdo con Lola cuando dice que es un ideal, pero añado que como ideal nos enseña ya los vericuetos que hay que seguir para alcanzarlo. el pluraismo de culturas y de religiones determinará la paz en el mundo y en nuestras sociedades. ¡ojo! pero sin perder la propia identidad.

Vicente
17 de noviembre de 2010 a las 17:21

Martín, me parece maravilloso lo que has escrito, y de una clarividencia atroz, porque frente a nosotros se abre un "abismo de amor" impresionante..., pero...
( ahí está el problema, en el "pero"...; demasiados enfrentamientos, demasiadas muertes por culpa de la religión, demasiado odio, demasiado rencor acumulado a lo largo de muchos años...). Ahora que ha venido el Papa Benedicto XVI a consagrar la Sagrada Familia, me viene a la mente la 1ª vez que la visité, hace ya bastantes años...Pensé que ojalá pudiera verla terminada algún día (parece ser que se estima que la acabarán allá por el 2023...). Con esto me ocurre lo mismo: ¿podrán ver mis nietos algo parecido a lo que propones en este artículo? Sinceramente no lo sé...Pero lo que nunca hay que perder es la esperanza...

Bernardo
17 de noviembre de 2010 a las 18:42

¡Cuánto nos cuesta entender que lo "propio" en clave cristiana es la relación, la entrega, el don, la gracia. No hay mismidad que no sea desde la otredad, de ahí la necesidad de abrirse a lo otro como modo de llegar a ser uno mismo. Pero no son estos los caminos del catolicismo actual, Martín. Ahora estamos, al menos en la piel de toro, encerrados en el "carácter propio", en la "identidad católica", en lo que nos diferencia de los demás.
Decía Duns Scoto que el individuo es incomunicable por naturaleza, pero la persona es un rasgo ontológico, y por tanto comunicable. Sería bueno que nos agarráramos a esta distinción escotista para diferenciar entre lo que nos diferencia, la individualidad que roza el misterio de ser y lo que nos identifica, esto último sólo se consigue mediante la relación que nos convierte en personas. Mientras la diferencia nace de la individualidad, la identidad viene de la relación. No sabemos realmente quiénes somos hasta que los otros nos lo dicen.

Anónimo
17 de noviembre de 2010 a las 20:04

Este artículo nos presenta las dos caras de una singular vida social; Y es que en el fondo se está produciendo un relevo de generaciones. En esos niños se está gestanndo el modelo de sociedad del futuro basado en el arte de cohabitar en buena armonía y recuperar el valor absoluto de la persona humana. El que quiera ser... sea como niño. La lección está servida.

hermanados
18 de noviembre de 2010 a las 07:52

En esta linea, la dominica Lucía Caram lleva a cabo un fructífero dialogo vital cristiano-musulmán desde su bien entendida vocación contemplativa. Compartir con otros, en la vida de cada día, lo contemplado. Un reconocimiento a su labor, a pesar de las críticas, incluso de su propia familia religiosa.Lucía Caram o cómo la vida contemplativa femenina puede regenerarse en este siglo XXI, y no convertirse en pieza arqueológica de museo.
Suscribo totalmente tu post Martín. Reseñar que esta convivencia multicultural y plurireligiosa se da sobre todo en los colegios públicos en los que no está tan extendido el derecho de admisión. En España llevamos años de retraso respecto a otros paises europeos en temas de convivencia multicultural. Las religiones están llamadas a ser instrumentos de paz y convivencia. O devendrán signos residuales.
Necesitamos aprender a compartir el espacio-tiempo. Responder a provocaciones con signos de conciliación, no entrando en una espiral de violencia que genera violencia. Aprender a Vivir. La Paz es el Camino.

Paul T.
18 de noviembre de 2010 a las 10:34

Convivir con las otras religiones en un sociedad pluricultural, es una necesidad que debemos tomar en serio. Y que algunos se enteren de una vez, que es la experiencia humana que nos toca vivir. No podemos seguir cayéndo en el "infantilismo" que los otros (de otras religiones) son peligrosos, pero por favor, o es que nos olvidamos de la historia... y de lo que se ha hecho en nombre de Cristo liberador y "salvador". NO. La experiencia de Dios es una experiencia humana y en el tiempo, y vivir en unidad, diálogo y respeto son cosas tan sencillas, que las hacemos un problemón. Que todos los "pueblos" te alaben, Señor, dice el salmista; lo de los pueblos, es necesario hacer la lectura de que los pueblos con sus religiones y experiencia de Fe. Que todos te alaben.

Desiderio
18 de noviembre de 2010 a las 19:17

A mí se me ocurren dos cuestiones. Una, hasta qué punto esos focos fundamentalistas se corresponden verdaderamente con su respectiva religión. La verdad es que no sé cómo vivirá el islamismo el musulmán de a pie, el creyente común, pero no creo que se viva con tal polarización. ¿Cuál es exactamente la postura del musulmán cotidiano que vive en los países islámicos, en referencia a estas realidades: las condena, se calla, mira para otro lado, le dan igual? Y la segunda, en qué consiste ese diálogo verdadero entre religiones. ¿Hasta dónde se está dispuesto a llegar? Por lo que yo sé, en su esencia y a nivel antropológico no estamos para nada tan distantes, aunque haya diferencias. Quizá lo estemos un poco más a nivel teológico o dogmático. Las verdades de fe cristianas son distintas a las musulmanas, hindúes, etc. Y ya digo, ¿hasta dónde debe llegar ese diálogo, a un entendimiento a nivel humano —y yo a mi fe y tú a la tuya— o a un acercamiento verdaderamente espiritual? La verdad es que no lo sé.

Paul T.
19 de noviembre de 2010 a las 09:40

Es que me cuesta entender cuando apelamos a "las verdades", creo que nos equivocamos cuando vamos al diálogo con mi verdad y tu con tu verdad. Esta apreciación sobra; porque la Única Verdad es Dios, no hay otra, y lo demás "sobra". Si entramos en esa dinámica, es probable que no habrá entendimiento. El Concilio reconoce en otras realidades de fe la acción del Espíritu Santo, y ya...no pongamos más adornos, porque parece que lo complicamos.

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