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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

30
Ene
2019

Signos de innovación en la vida consagrada

2 comentarios
vidaconsagrada

Aprovechando la cercanía del día de la vida consagrada, respondo directamente a una pregunta: ¿dónde ve usted signos de innovación en la vida consagrada? Si innovar es introducir novedades modificando realidades ya existentes, lo que ha resultado una modificación en las formas de vida consagrada, son los últimos documentos de la Santa Sede sobre la vida monástica femenina y el “Orden de las Vírgenes”. Hilando un poco más fino cabría decir que lo que resulta más novedoso a muchos observadores son precisamente estas modalidades de vida consagrada sin comunidad, como es el orden de las vírgenes o los eremitas.

Ahora bien, sospecho que lo que hay detrás de la pregunta es si veo en la vida consagrada “brotes verdes”, o sea, aspectos que quieren nacer y pueden renovar una supuesta vida consagrada envejecida o cansada. Para empezar, no es lo mismo envejecido que cansado. Hay realidades que mejoran con el tiempo. Es posible que una vida consagrada con gente más mayor, no sea una vida consagrada menos lúcida y menos entregada, menos orante y menos apostólica que hace unos años, sino todo lo contrario. Lo del cansancio a lo mejor es signo de una entrega que sigue estando ahí, a pesar de los inevitables esfuerzos que, en muchas ocasiones, comporta una auténtica vida evangélica. Lo bueno nunca ha sido fácil, pero eso sí, hace feliz, cosa que puede comprobarse en muchas personas consagradas mayores.

Por lo demás, los signos de innovación no pueden medirse con números. Una cantidad resulta significativa según con que otra cantidad se la compara. Cierto, en España el número de monjas ha decrecido en los últimos años. Aún así, seguimos teniendo casi un tercio del número total que hay en el mundo. Quizás lo que habría que analizar es, no porque hoy “entran” tan pocas, sino porque hace cincuenta años entraron tantas. El ambiente social, cultural y eclesial influye en la entrada de vocaciones. En tiempos de cristiandad los conventos estaban llenos, no necesariamente llenos de buenos frailes. Ya no estamos en tiempos de cristiandad. Hoy, el ser menos favorece paradójicamente el ser mejores, más responsables, más fraternos, más trabajadores, más conscientes de lo que implica una verdadera vida consagrada.

Una última consideración a propósito de los signos de innovación. La vida consagrada es tan antigua como la Iglesia. Siempre se ha renovado, siempre han surgido nuevas formas y congregaciones; otras han desaparecido. Hoy ocurre lo mismo: unas nacen y otras mueren. Eso es un signo de que la vida se renueva. La vida consagrada es probablemente uno de los espacios eclesiales donde hay mayor creatividad, capacidad de adaptación, renovación y sensibilidad con los problemas y necesidades de este mundo tan complejo. Sigue habiendo jóvenes, muchachos y muchachas que oyen la llamada de Dios, atraídos por las antiguas y nuevas formas de vida consagrada. Mientras haya Iglesia habrá vida consagrada. La fuerza de la vida consagrada es un buen baremo, una buena medida de la fuerza de la Iglesia.

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anonimo
31 de enero de 2019 a las 06:57

El perfil de la mujer en este siglo XXI, refleja madurez teológico-espiritual, profesional y personal. Y encuentra en la consagración de la Orden de Vírgenes, el carisma que permite una vida consagrada plenamente eclesial, actual en su carisma apostólico y contemplativo.

A la vida contemplativa son llamados todos los bautizados. Hoy se constata que la contemplación ha traspasado los muros de monasterios y conventos. La vida eremítica se vive en este siglo XXI tanto en las ciudades como en ermitas rurales o de montaña. Plenamente reconocida en la Iglesia como la Orden de Vírgenes, la vida eremítica femenina actualiza la llamada a la oración en el Silencio de la Soledad. La madurez espiritual y personal permite acceder, como las Madres y Padres del desierto, a esta consagración, que aún levantando sospechas en ambientes eclesiales, aumenta día a día.

El seguimiento cercano de Cristo pobre, casto, y humilde, tan antiguo y tan nuevo. Porque la Raiz es Eterna

Muchas felicidades a la Vida Consagrada, y a usted, P. Martín Gelabert, Vicario de Vida Religiosa de la diócesis de Valencia, mil gracias por tanta Verdad derramada y compartida.

cogian op
31 de enero de 2019 a las 17:59

Muy atractiva la imagen como inicio al tema de la Vida Consagrada. Satisfecha,alegre, juvenil, atrayente, luz sobre el candelero.Gracias.!
Repetido hasta la saciedad :"El siglo XXI será místico o no será nada"! Comprometido el título como la verdad que contiene. Como en todos siglos hubo relevancia como decaimiento de la Vida Consagrada, no nos vemos libres de tal fenómeno, lo qué sí hemos de convencernos que toda acción eclesial como en las Ordenes mónasticas, hay una dimensión Divina influyente que es la actividad imparable de la acción del E.Sto.
Experimentamos un descenso de jóvenes a la entrega incondicional a Jesús que invita a seguirle. El compromiso para toda una vida, se está viviendo en el noviazgo- matrimonio- en los jóvenes que se plantean un futuro - ¿cuál? En mi comunidad dominica contemplativa, el espíritu del fundador está vivo: "Buscar el rostro de Dios" No hay belleza más atrayente que mantener la fe, el amor unido al silencio interior que en el instante en que ese Rostro recae sobre el alma: "Eres el más bello de los hombres." O no expresar nada.
Confiar, orar y esperar a que los "brotes verdes", lleno de savia den su peculiar fruto.
Hno.muy querido gracias por tu aceptación como Vicario Episcopal para la Vida Consagrada. En ti si que infundió un buen soplo del Espíritu. Y para tus hnas. un gran descanso, seguridad, y claridad. Oremos juntos.

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