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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

25
Oct
2010

Señoras distinguidas y devotas

7 comentarios

Antonio Praena se refirió, en un post ya antiguo, a una significativa historia ocurrida en Antioquia, según el capítulo 13 del libro de los Hechos. Los judíos insultaban a Pablo y Bernabé, llenos de envidia por el éxito de su predicación. Esto provocó que Pablo y Bernabé dejaran de predicar a los judíos y se dedicaran a los gentiles. Cuando los judíos vieron que “la Palabra del Señor” se difundía por toda la región, en vez del insulto buscaron algo más efectivo que consiguió la expulsión de Pablo y su compañero de aquel territorio. Acudieron a las mujeres, en ocasiones más tenaces, astutas y hábiles que los varones. ¡Y a mujeres de alto copete! Para provocar la persecución contra Pablo y Bernabé los judíos incitaron a “las señoras distinguidas, devotas y principales” del lugar.
 

Esas “señoras distinguidas, devotas y principales”, ricas, elegantes y beatas, resultan un elemento de contraste con otro tipo de señoras, no menos distinguidas que las de Antioquia, aunque en un sentido muy diferente y más auténtico. Pienso, por ejemplo, en las mujeres que hoy llenan nuestras Iglesias y las convocatorias parroquiales. O en estas abuelas que transmiten la fe a sus nietos y conservan en la familia la sana costumbre de dar gracias a Dios por la comida. Y pienso sobre todo en aquellas señoras que, según los criterios sociales del tiempo de Jesús, no tenían nada de distinguidas, devotas y principales. Precisamente a esas pobres y mal vistas, se acercó Jesús, y las trató con afecto.
 

Juntar distinguidas y devotas tiene algo de ironía. O de humor. Denota un tipo de mujer de la que gustan mucho los eclesiásticos. Jesús prefería otro tipo de mujer. Como María Magdalena, por ejemplo. Sobre la relación que había entre ella y Jesús se ha especulado mucho. Hay quien la identifica con el “discípulo amado” del que habla el cuarto evangelio. Podemos retener, sin exageración, que se trataba de una gran amiga de Jesús, que tuvo un papel importante en el grupo de discípulos y discípulas, aunque solo sea por la cantidad de veces que es nombrada. Entre ella y Jesús se estableció una corriente de afecto y simpatía, cosa que debió sorprender a los discípulos varones. Por eso en algunos textos apócrifos (el evangelio de Tomás) Jesús tiene que defenderla frente a los celos de los varones. Necesitamos muchas mujeres como ella. No por distinguidas y devotas, sino por enamoradas de Jesús.

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lola
25 de octubre de 2010 a las 18:13

No dejarse engañar por las apariencias. Solo Dios conoce nuestra fe y nuestra intencion. Se hace lo que se puede, nadie tiene derecho a juzgar a nadie. Hacemos lo que podemos en un mundo que ya no tiene fe, prefiere la muerte de Haloweell a la vida de todos los santos. Asi que vivan todas esas señoras distinguidas o no, sean como sean, que hablan de la vida como pueden y saben. Vivan!!!!!!!!!!!!!aquellos que eligen la vida

Isabel
25 de octubre de 2010 a las 20:52

Existían "Beatas en tiempo de Jesús"? o,atemorizadas por las leyes implacables de su tiempo? Una mujer que,fuera libre,o cometiese un adulterio,era lapidada públicamente sin remedio.La misma María de Nazaret corrió el riesgo sino hubiese sido protegida por José,su esposo.El acercamiento de Jesús a esas mujeres libres y,enamoradas,fue porque,eran tema accesible y fácil para que "Jesús tratara con ellas de Su Reino,era fácil que Le escucharan.
Las "Beatas" de nuestro tiempo,es seguro que,han compaginado su libertad con el amor a Jesús,o mejor,a Dios.Son la consecuencia de nuestra cultura,religión,mundo.Frecuentan una iglesia por su fe,pero,será cierto que,en su vida cotidiana,sabrán relacionarse enamoradas y elegantes.El hecho de que,sean señoras elegantes y distinguidas,no lo han elegido ellas,el destino las puso ahi.María Magdalena pudo darse el gustazo de romper un frasco de alabastro y,derramarlo a los pies de Jesús,pudo hacerlo,cuentan que,era sumamente costoso...ademas de pudiente,creo que era lo que hoy denominamos una mujer de la vida...Esas mujeres,tambien embalsamaron el Cuerpo de Jesús con perfumes muy costosos y valiosos,se los proporcionó un amigo,José de Arimatea que,tambien,según nos cuentan,era un señor notable de aquel tiempo,es decir,un ricachón.
Beatas,porque frecuentan la Iglesia?,por su comunión diaria,porque su estado,su destino,las hizo nacer en cuna de señores?Pienso que,tambien Dios ha podido hablarles y conversar con ellas cuando en el santoral cristiano,vemos y lo tenemos lleno de almas e,hijas y esposas de reyes que,se enamoraronde Jesús y lo dieron todo por El,siguiéndole hasta el final de su vida ,heróicamente.

miaumiau
26 de octubre de 2010 a las 11:29

Me parece según cuentas en el Post, que la intencionalidad de estas mujeres, que perseguian a Pablo y a su compañero, dice muy poco en favor de la transmisión de la Fe,es más si las utilizaron según relatas,las pone en lugar poco recomendable,estas artes son de dudoso criterio cristiano, afortunadamente los tiempos cambian y a Pablo y Bernabé, los admiramos y queremos mucho. La mujer devota es la delicia de aquellos que comprenden el amor que Jesús compartía con ellas,hay algo que iguala a todos y a todas, la sinceridad de corazón, el buenhacer, la sana intención.
Maria Magdalena, era portadora del Anuncio de la Resurrección a los discípulos, mensaje central de los cristianos, a veces sólo se enfatiza, su situación personal, por cierto Jesús, la redimió, ...Maria Magdalena era una mujer en "misión" y además con mandato.. vete y diles a mis hnos..que voy al Padre.

DL
27 de octubre de 2010 a las 00:49

Siendo Jesucristo el Único Esposo de la Iglesia, (son palabras suyas P. Martín), lo normal es que, todos los cristianos estemos enamorados de Él, tanto varones cómo mujeres, que le amemos con todo el corazón y todo nuestro ser. Claro, a algunos ese tirón esponsalicio (que alguien dice es El Espíritu Santo), se les regala sin más, y nos alegramos. Lo normal es que tengamos que pasar por ese proceso de acoger la gracia y dejarla fructificar, y esperamos con toda confianza que, El nos dará El Espíritu Santo si se lo pedimos. Nos lo ha prometido y no fallará. Para que Jesucristo sea nuestra única preocupación en invierno y en verano, en todo tiempo y lugar, el eje de nuestra vida, el que da sentido y sea el sentido del vivir de todo cristiano. Para eso que nos regale también la oración continua.
Quiero agradecerte Isabel tu precioso comentario, y lo bien que nos dejas a las mujeres.

Bernardo
27 de octubre de 2010 a las 19:13

Decía un amigo sacerdote, que ya disfruta de la visión beatífica, que el día en que las mujeres abandonen la Iglesia, se acabó la Iglesia. Siempre están ahí ayudando, sirviendo, siendo fieles a su misión. Sin embargo, somos los hombres los que ocupamos los primeros puestos y nos gusta que nos halaguen y mandar y que nos sirvan. Quizás, este papel secundario comienza con el gran encubrimiento que se hizo del papel de la Magdalena en los primeros siglos. La praxis jesuana era demasiado revolucionaria para cualquier época histórica.

Desiderio
27 de octubre de 2010 a las 20:29

Un amigo mío, un tanto borde, me dijo al oído durante una Misa en la que coincidíamos con un buen número de ancianas: “fíjate, cómo se nota que ya se les acerca la hora; revolotean todas en el gallinero”. En fin, bromas a parte, opino como Lola: no juzguemos por las apariencias. Habrá mujeres que acudan a la parroquia por no estar solas, otras por buscar algo de actividad, y otras también porque es su fe y se encuentran ahora en un buen momento para ofrecer actos de servicio a la comunidad parroquial. De todos modos, la fe que vivan y que solo ellas saben supongo que será una continuación de la que han vivido desde tiempos atrás.

Martín Gelabert
27 de octubre de 2010 a las 20:52

No me gustaría que se hubiera interpretado mal el post. A mi las mujeres mayores me merecen un respeto enorme. Y las mujeres mayores que van a la Iglesia también me merecen mucho respeto. Y gracias a ellas bastantes parroquias funcionan. Mi madre tiene 90 años, y acude todos los días a la parroquia, no porque se sienta sola, ni para lucir nada, sino para celebrar la Eucaristía y además prestar en ella algunos servicios que todavía puede realizar. Pero en el texto del libro de los Hechos, con el que he comenzado el post, hay algo de ironía en la calificación de mujeres distinguidas y devotas. Una calificación que quizás hoy siga siendo aplicable a algunas señoras con dinero, con apariencia de piedad, y a las que algunos eclesiásticos cortejan.

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