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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

9
Abr
2022

Semana santa, semana del perdón

4 comentarios
cruzperdon

Sumergidos en el sufrimiento de la guerra, nos disponemos a celebrar los acontecimientos centrales de la historia de la salvación. Una posible lectura de la semana santa, en este contexto de violencia y guerra, es leerla en clave de perdón. Perdonar no es aprobar el mal que otro me hace. Es renunciar a responder al mal con el mal, es renunciar a responder con la misma fuerza destructiva que me ha perjudicado, es no seguir inoculando en la sociedad el veneno de la venganza, porque la venganza nunca sacia la insatisfacción de las víctimas. El perdón es el único camino para encontrarme con quién me hace daño, incluso cuando el que me daña no quiere encontrarse conmigo. Por eso el perdón es la fuerza del amor que vence al mal. Y así abre puertas para justificar al impío, para convertir en justo a quién es injusto.

Jesús en la cruz pronuncia unas palabras de perdón total y absoluto. No sólo perdona a quienes le asesinan, rezando por ellos: “Padre, perdónales”, sino ofreciendo una buena razón al Padre para que les perdone: “no saben lo que hacen”. En la cruz, Jesús se convierte en el abogado defensor de sus asesinos. ¡Sólo en un amor como este puede estar la salvación del mundo! Un amor capaz de justificar, de hacer justo al pecador, al que rechaza a Dios. En la cena previa a su muerte, en la que Jesús se despide de los suyos, pronuncia también palabras de perdón, anticipando que va a entregar la vida y derramar su sangre “para el perdón de los pecados”. Finalmente, el domingo de Pascua, Jesús vence a la muerte y a todas sus potencias destructoras, resucitando “para nuestra justificación”, para que nosotros podamos presentarnos ante Dios siendo partícipes de la justicia de Jesús.

El impulso de la ira no tiene límites y el deseo de venganza nunca queda saciado. Solo la fuerza del amor puede contrarrestar esos falsos caminos de satisfacción. Pues “cuando hay algo que de ninguna manera puede ser negado, relativizado o disimulado, sin embargo, podemos perdonar. Cuando hay algo que jamás debe ser tolerado, justificado o excusado, sin embargo, podemos perdonar. Cuando hay algo que por ninguna razón debemos permitirnos olvidar, sin embargo, podemos perdonar. El perdón libre y sincero es una grandeza que refleja la inmensidad del perdón divino. Si el perdón es gratuito, entonces puede perdonarse aun a quien se resiste al arrepentimiento y es incapaz de pedir perdón” (Francisco, Fratelli tutti, 250).

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MARÍA
9 de abril de 2022 a las 11:59

Gracias por esta reflexión ante la Semana Santa, pues siento el perdón como muestra del amor gratuito, incondicional, inmerecido y total de Dios a cada una de sus criaturas. Dios ama porque sí, no tiene enemigos. Al contemplar a Jesús en la cruz entiendo un poquito qué es amar, qué es perdonar.

juan garcia
9 de abril de 2022 a las 15:19

La alegria del perdon es una experiencia unica; todo lo contrario a la experiencia de las discordias, las guerras, los racismos, las luchas de clases, las rencillas de familias, las expropiaciones de los bienes de este mundo... Aprendamos a caminar por sendas del bien, con la conciencia limpia, y viviremos felices.

Valero
10 de abril de 2022 a las 11:44

Gracias Martín por recordarme que el mal no tiene la última palabra ya que el perdón es la acción definitiva y todopoderosa de Dios revelada en Jesucristo y manifestada, aun en medio de nuestras flaquezas y debilidades, en nuestra actitud de vida.

Mildred Alemán
11 de abril de 2022 a las 02:44

Gracias Fray Martín.
Verdaderamente el perdón como decisión libre y sincera nos humaniza, nos enriquece y nos permite reflejar el perdón siempre amoroso de nuestro Padre Dios.

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