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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

10
Sep
2022

La oración, esa pérdida de tiempo

8 comentarios
pouet

Según lo que se pretendamos conseguir de Dios, la oración es una pérdida de tiempo. El tiempo es lo más precioso que tenemos. Según se dice, vale más que el oro. Ofrecer a alguien parte de tu tiempo es ofrecerle lo mejor que posees. Le ofreces algo irrecuperable, que no vuelve más. Le ofreces parte de tu vida, lo más precioso, lo que más vale. Quizá por eso hoy tenemos tan poco tiempo para los demás. Lo necesitamos todo para nosotros. En nuestra sociedad egoísta, en la que todo se mide por lo que vale, el tiempo no se puede perder porque vale mucho. El que lo ofrece, regala su mejor tesoro.

De hecho, la amistad es una pérdida de tiempo. Cuando invitamos a un amigo a cenar, en realidad le invitamos a que nos contemple, a que nos haga caso, a que nos escuche, a que esté a nuestro lado. Pues lo que sobre todo esperamos de los amigos no es un regalo, ni un favor, ni que nos sean útiles, sino que presten atención a nuestra persona. A nuestra persona y no a nuestras necesidades. El servir a los amigos es útil. Pero sólo una cosa es necesaria en la amistad: saber escuchar. Esta es la gran lección que María da a Marta (Le 10,38-42). El otro tiene algo que decirnos, espera que le escuchemos con tranquilidad, que dejemos el ajetreo y nos paremos a mirarle, que le ofrezcamos nuestro tiempo. Esta pérdida de tiempo termina siendo lo más necesario, lo más valioso, «la mejor parte».

En la oración perdemos el tiempo con el Señor, con el mejor de los señores, con el mejor de los amigos. Quizás no tenemos nada que decirle (cf. Mt 6,7: “al orar no charléis mucho»), ni nada que pedirle. Pero lo importante es estar allí, a su lado, en silencio, dándole lo mejor que podemos darle: la vida misma, nuestro tiempo, algo que no tiene precio porque es irrecuperable; sabiendo que también él está a nuestro lado, presente, y nos ofrece lo mejor que tiene: su amor.

En este sentido, la oración es lo más inútil, pero al mismo tiempo es lo más necesario. Es lo más inútil si con ello pretendemos «sacarle cosas a Dios». Con la oración ni aumenta mi cuenta corriente, ni se solucionan los problemas sociales o políticos, ni se consigue un trabajo mejor. En todo caso, lo que se logra es sobrellevar de «otro modo» los problemas. Y sin duda, esto es lo importante. Los problemas están ahí. Pero hay dos maneras de enfo­carlos y asumirlos: con agobio y desesperación, o con ilusión y esfuerzo, o, en todo caso, sin dejar que ellos «me puedan». Pero los problemas los tengo que solucionar yo. Dios no ocupa mi puesto, no es un producto de reemplazamiento. En todo caso, esta conmigo en la lucha.

Saber que alguien te da la mano, o se interesa por ti, es lo más inútil, pero también lo más necesario. Dios no está ahí para darnos «cosas», sino para dar «el Espíritu Santo a los que se lo pidan» (Le 11,13); este Espíritu que es paz, alegría, generosidad, dominio de sí, paciencia, bondad... (Gál 5,22-23). El Espíritu no sólo nos enseña a orar, sino que ora en y con nosotros. La oración, como el amor, parte de Dios y conduce a Dios. Y tú te sientes acompañado.

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Mercedes
10 de septiembre de 2022 a las 11:02

En la oración escuchamos a Dios y aprendemos a escuchar a los hombres , que es lo mismo . Cuando oramos hay que emplear pocas palabras , hay que escuchar , hay que desconectar de nuestras preocupaciones , intereses ..
y la práctica de esa escucha , la trasladamos a nuestras relaciones con los demás .

María Elena
10 de septiembre de 2022 a las 11:31

Escuchar a Dios, ésa es la clave. La oración, ante todo, es escucha. De ahí la importancia de la meditación de la Palabra. Y, después, actuar conforme a ella.
"Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma" (  Salmo 143,8 ).

juan garcia
10 de septiembre de 2022 a las 14:47

Se nos regalo un tiempo limitado para realizar el proyecto de nuestra vida en este mundo y debemos usarlo con sabiduria.
El tiempo que dedicamos a la oracioln es de suma importancia pues nos ponemos en contacto con el creador y con el modelo
que tenemos que realizar. A medida que experimentamos nuestra vivencias personales descubrimos en la oracion la presencia de quien buscamos y a quien tenemos que imitar.
No se trata de buscar la solucion de nuestros problemas, via de la Eucaristia, cambiando nuestro proyecto de vida y el proyecto del Creador. Dios no cambia sus proyectos por obedecernos.
Agradecemos a Dios nuestro silencio y esperamos que nos escuche. Orar al Senor es considerarse hijo del Padre Nuestro
de quien nos habla Jesus. Escuachar es la clave prinsepal. a Jesus

mtcalper@gmail.com
10 de septiembre de 2022 a las 15:36

Buenas tardes
A mí padre Martín, éste pasaje del Evangelio siempre me Inquieta, y a pesar de las reflexiones que leo y escucho, no consigo dar con la respuesta convincente.
Yo también soy del "tipo Marta" aunque me gustaría estar en "el de María"; pero es porque sé que en un momento dado a la gente le gusta comer, le gusta que la comida esté hecha y la mesa dispuesta. Es algo que por otro lado no siempre se puede improvisar.
Entonces, Marta echa en falta la ayuda de su hermana. Si María le ayudara, posiblemente acabaría antes los trabajos y tb ella pudiera disfrutar la compañía del Señor. A Marta le gusta estar con el Señor, pero no puede descuidar la parte material ¡alguien lo ha de hacer!. Si pudiera elegir, seguramente correría al lado de Jesús, su sentido de responsabilidad se lo impide.
En fin, me parece una falta de consideración lo de María hacia su hermana, y claro está, yo no voy a contradecir a mi Señor Jesús, pero no lo entiendo
Saludos, Teresa

Hormias
11 de septiembre de 2022 a las 09:41

Orar es vivir con paz y amor a Dios. Gracias fray Martín

Hormias
11 de septiembre de 2022 a las 09:44

Orar es ganar la vida

Emilio
12 de septiembre de 2022 a las 00:49

Coincido con muchas cosas, quizas la principal es la de escuchar, pues si hablamos mucho no podemos escuchar el mensaje, que siempre lo hay.
Recuerdo siempre pasajes como el de "pedir y se os dará", pero claro, depende lo que se pida y como.
Mi experiencia personal cuando he escuchado, ha sido que cosas que pedía que realmente eran imposibles y en las que no tenía prácticamente ninguna fe, con el tiempo se han cumplido, pero como dice fray Martín, con esfuerzo, recorriendo uno mismo el camino, pero el camino se abre o se encuentra gracias a Dios mediante la oración.

José Rosario (México)
15 de septiembre de 2022 a las 20:02

Gracias por permitirme orar con el espíritu de sus letras, gracias por robarme lo más valioso de mi, mi tiempo, al estar leyendo su blog, pero sobre todo gracias por compartir conmigo lo más valioso de usted, su tiempo, el tiempo que perdió en escribir sus líneas... la oración es el tiempo perdido con Dios en el misterio de su Encarnación, perdamos más tiempo con Dios en la persona de nuestros hermanos.

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