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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

7
Dic
2006

Inmaculada

4 comentarios
Si el pecado original consiste en la acción inevitable de una atmósfera que nos inclina fatalmente a una cierta adhesión y a una cierta conformidad con un estilo de vida objetivamente pecaminoso, ¿qué significa, en el caso de María, una preservación de tal acción desde el primer instante de su concepción? Dios no evita que María sea tentada. Le otorga una gracia que le permitirá resistir a estas fuerzas del mal con las que inevitablemente se encontrará a lo largo de su vida.

El privilegio de la Inmaculada no hay que entenderlo como una especie de coraza con la que un soberano caprichoso envolvería a María. Dios, que fija libremente la medida de sus dones, ha dado a María una sobreabundancia de vida religiosa, una plenitud de caridad única. Este es el lado positivo de la doctrina de Pio IX sobre la Inmaculada, que concluye con un dogma formulado en términos negativos. El amor de Dios, otorgado a María en su concepción, se convirtió en amor acogido cuando despertó la conciencia de María. Dios hizo que la atmósfera pecadora que inevitablemente envolvió a María no encontrase en ella la menor complacencia. Podemos suponer que el medio familiar en el que ella creció era piadoso y santo y favoreció su crecimiento espiritual. Pero, tarde o temprano, ella se encontró en presencia del pecado y de sus tentaciones, como también ocurrió con su Hijo. Entonces la fuerza de su amor por Dios le preservó de tota complicidad, por pequeña que fuese. El torrente que puede derribar una casa construida sobre arena, no pudo con una casa construida sobre roca.
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Rosario
7 de diciembre de 2006 a las 19:15

Me gusta mucho como explicas el pecado original. El que Dios otorge a María sobreabundancia de gracia, es una explicación más coherente que la explicación tradiciónal.Es más coherente con la mujer de hoy, sobretodo si esa mujer es madre. Gracias.

pepeyantonia
7 de diciembre de 2006 a las 22:19

¡Como te ha bendecido el Señor ! ¡ Que bien lo explicas ! Gracias.

Makarios
8 de diciembre de 2006 a las 19:53

Acabo de regresar de intentar participar en la Celebración de la Eucaristía, como procede en una “fiesta de guardar” y acabo de escuchar al celebrante que María nació sin el pecado original con el que todos nacemos y que se borra con el bautismo. Y me pregunto: ¿como puedo yo nacer en pecado, por el simple hecho de nacer? ¿O, tal vez, el pecado está en el hecho físico de la concepción? ¿Será aún toda la sexualidad humana condenada como pecado? Intentó a continuación explicarnos que el pecado de los padres le heredan los hijos y, en consecuencia, a nosotros nos toca pagar el plazo correspondiente de la deuda de Adán. Pues yo me apunto a aceptar la herencia a beneficio de inventario y no acepto pagar más deudas que las que me correspondan.
Me ha costado desconectar de estas, a mi juicio, barbaridades, y mucho más volver a posteriori a re-conectar con la continuación de la celebración.
Como uno más de tantos cristianos ignorantes, ignoro cual es la formulación específica del dogma de la Inmaculada. Menos mal que ahora he leído al P. Gelabert y he podido reconciliarme nuevamente conmigo mismo, he podido recobrar un poco de tranquilidad. ¡Qué lucha, Señor, que lucha! No poder estar seguro de vivir en cristiano o en hereje es un martirio.
Así que gracias, P. Gelabert, por aclararme un poco las cosas y dejar mi conciencia un tanto más tranquila. Un abrazo.

JMValderas
10 de diciembre de 2006 a las 00:17

Querido Martín No es fácil explicar la culpabilidad de un acto que uno no ha cometido. Pero atribuírselo a la atmósfera... Al ser un pecado contraído ex nascentia, si me permites el símil biológico, sería genético no fenotípico, no del medio o entorno (es decir, formación, influencia del medio, etcétera. En el darwinismo más estricto, el altruismo, la moral, no tiene cabida, salvo cuando se trata de selección de parentesco, es decir, sacrificarse uno porque el beneficio recae a la postre en alguien que porta nuetros propios genes, que se reproduce y los perpetuará. En muchas intepretaciones del pecado original se advierte un darwinismo de fondo: nacemos en pecado heredado, sólo buscamos nuestro interés, somos genes egoístas que pugnan por sobrevivir. No es fácil, cierto, explicar la naturaleza "genética" del pecado original. Lo de la atmósfera... Pero sí, la Virgen sobreabunda en gracia y ese es el aspecto positivo de un dogma que´ningún mariólogo --pienso en Llamera o en Sauras, incluso en Forcada-- redujo a una interpretación negativa. Y sin duda ha valido la pena reformlarlo con tus propias palabras, por lo que se lee

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