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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

23
Oct
2024
Gustavo Gutiérrez o cómo decir al pobre que Dios le ama
7 comentarios

GustavoGutierrez

Nacido en Lima el 8 de junio de 1928, acaba de fallecer, a los 96 años de edad, el teólogo dominico peruano, Gustavo Gutiérrez, considerado el padre de la llamada teología de la liberación. Su obra más emblemática, titulada precisamente “Teología de la liberación” fue publicada en Salamanca en 1972. Yo tuve ocasión de leer ese libro cuando empezaba mis estudios en la Universidad de Friburgo, y recuerdo que me causó una gran impresión. Posiblemente su autor jamás imaginó la repercusión que esa obra iba a tener en la teología mundial y, especialmente, en la teología hecha desde España y Latinoamérica.

Gutiérrez inició su reflexión teológica en círculos universitarios, de los cuales era capellán. Pero pronto cambió de interlocutor: trabajó como sacerdote en una barriada popular a orillas del Rimac. Desde entonces los pobres pasaron a ser sus interlocutores inmediatos y los que estimularon su reflexión teológica y su tarea como profesor de teología en distintos lugares y centros universitarios.

La teología de la liberación, de la que Gustavo Gutiérrez es uno de su más altos representantes, apareció en América en un contexto de pobreza y de injusticia. Los obispos (tal como se manifestaron en la conferencia del episcopado latinoamericano celebrada en Medellín en 1968, en la que, por cierto, participó como teólogo y consultor Gustavo Gutiérrez) no eran indiferentes ante “las tremendas injusticias sociales existentes en América Latina”; por el contrario, reaccionaron frente a “un sordo clamor” que “brota de millones de hombres que reclaman a sus pastores una liberación que no se les da por ninguna parte”. Los obispos denunciaron que esa injusticia que margina a grandes grupos humanos “es una injusticia que clama al cielo”.

Gutiérrez no se cansa de repetir que la opción por los pobres “se basa fundamentalmente en el Dios de nuestra fe”, un Dios que ama a los pobres, no porque tengan virtudes que mostrar, sino porque Él ama gratuitamente. Por eso, dice, si la teología es un lenguaje sobre Dios, debe responder a esta pregunta: “¿cómo decirle al pobre, a quién se le imponen condiciones de vida que expresan una negación del amor, que Dios le ama?”, ¿cómo encontrar un lenguaje sobre Dios en medio del dolor y la opresión que viven los pobres en América Latina?”.

Durante estos últimos años, Gutiérrez ha subrayado que la acción liberadora en favor de los pobres no puede olvidar “la contemplación”, o sea, la oración: “no es posible separar solidaridad con los pobres y oración. Eso significa ser discípulo de Cristo, Dios y hombre a la vez. Estamos ante una auténtica espiritualidad, es decir, una manera de ser cristiano. La conjunción de estas dos dimensiones, oración y compromiso, constituye estrictamente lo que llamamos práctica. De ella procede la teología de la liberación”.

Acabo con una anécdota significativa, no sé si muy conocida. En América Latina hubo teólogos, sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos, no sólo católicos, sino también de otras confesiones cristianas, muy comprometidos con la liberación. Uno de ellos, el sacerdote Camilo Torres murió en la guerrilla. Gutiérrez intentó disuadirlo. Torres había decidido no volver a celebrar la Eucaristía hasta que hubiera justicia en la tierra. Sobre esta decisión comentó Gutiérrez: “Si no podemos celebrar la Eucaristía hasta alcanzar la sociedad perfecta, entonces tendremos que esperar hasta llegar al cielo, en cuyo caso la Eucaristía será superflua”.

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20
Oct
2024
Purificar la imagen de Dios
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purificarimagen

Cuando hablamos de Dios siempre utilizamos imágenes humanas que solo muy lejana e imperfectamente podemos considerarlas un reflejo de Dios. San Agustín decía: si comprendemos lo que de él decimos, no estamos hablando de Dios. Y Tomás de Aquino llegó a decir que de Dios solo sabemos lo que no es, pero ignoramos absolutamente lo que es, de modo que lo más perfecto de nuestro conocimiento de Dios en esta vida es conocerle como a un desconocido. Cuando afirmamos algo de Dios siempre nos quedamos cortos, muy cortos, incluso por ejemplo cuando decimos algo tan fundamental como que Dios es Padre: “si vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan!” (Mt 7,11). Cualquier comparación de Dios con una realidad de este mundo, incluso las mas sanas y buenas, es la comparación con algo deficiente y, por eso, con Dios siempre se realiza el “¡cuánto más!”.

Así se comprende que una mejor comprensión de las realidades mundanas facilite una mejor comprensión de las realidades divinas. En contra de la opinión de San Agustín, que pensaba que no importaba nada a la verdad de la fe la opinión que cada uno pueda tener sobre las criaturas, con tal de que se piense correctamente sobre Dios, Santo Tomás considera que el error sobre las criaturas redunda en una opinión falsa sobre Dios y aparta a las mentes humanas de Dios. O sea, para volver al ejemplo puesto en el párrafo anterior: una mejor comprensión de la paternidad humana ayuda a comprender mejor la paternidad divina; y una mala comprensión de la paternidad humana puede llevar a comprender mal la divina.

A lo largo de la historia de la teología una serie de “encuentros”, que nos han permitido afinar mejor nuestra comprensión de la realidad, han provocado a la reflexión creyente para purificar su imagen de Dios y presentarla de forma más significativa ante los desafíos que la cultura planteaba. Así, por ejemplo, el encuentro con los pobres ha ayudado a la teología a descubrir nuevas dimensiones de la caridad cristiana que sin este encuentro nunca hubiéramos descubierto; por su parte, la experiencia del sufrimiento ha llevado a la teología a encontrar una solidaridad doliente en el seno de la inefable Trinidad, que se corresponde, a su nivel, al sufrimiento de la persona humana, hasta el punto de que Juan Pablo II se atrevió a afirmar que en el seno de la Trinidad habría un dolor inconcebible e indecible que vendría a ser la reacción misericordiosa de Dios a la vista de los pecados de los humanos.

Finalmente, las modernas aportaciones de la ciencia deberían estimular nuestra reflexión sobre el Dios Creador, del mismo modo que las aportaciones científicas de su tiempo condujeron a Tomás de Aquino a mostrar que la ciencia que él consideraba más acertada podía ser coherente con la fe o, al menos, no era necesariamente incompatible con ella. Pues la fe y la razón, la naturaleza y la revelación no pueden ser contradictorias, porque tienen su origen en el mismo Dios.

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16
Oct
2024
Literatura para una buena pastoral
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Este pasado verano el Papa Francisco escribió una carta sobre el papel de la literatura en la formación de los sacerdotes, de todos los agentes de pastoral, así como de cualquier cristiano. Me temo que ha pasado desapercibida para muchos de aquellos a quienes se dirige. ¿Cuántos sacerdotes, catequistas, agentes de pastoral conocen esta carta? Las revistas y páginas digitales de información religiosa no se hicieron mucho eco de ella. En el fondo, aquello que mueve a la reflexión interesa poco, solo importan las noticias llamativas, por no decir escandalosas.

El Papa hace notar que más vale leer una buena novela, que pasar las horas delante del televisor que, además de ofrecer imágenes violentas y poco recomendables, también ofrece noticias venenosas y superficiales. Además, las historias que se proyectan en las pantallas no ayudan a pensar, pues todo aparece explícito y resuelto. Por el contrario, la lectura de novelas y poemas ayuda a pensar y, por tanto, a la maduración personal. En la lectura de un libro, el lector es activo; en cierta forma, él reescribe la obra, la reescribe con su imaginación y, en ocasiones, ve allí proyectada su propia historia llena de dramatismo y simbolismo.

Los Papas posteriores al Vaticano II han insistido en que una fe que no se hace cultura es una fe no suficientemente acogida, ni fielmente vivida, ni adecuadamente pensada. Pues bien, para un creyente que quiera sinceramente entrar en diálogo con la cultura de su tiempo, o simplemente con la vida de personas concretas, la literatura se hace indispensable. Pues la literatura y el arte expresan la naturaleza propia del ser humano, presentan las miserias y alegrías de los hombres, sus necesidades y sus capacidades. ¿Cómo hablar al corazón de las personas si ignoramos sus miserias, alegrías y necesidades?

La Iglesia debe ir al encuentro de las culturas, y eso lo consigue muchas veces gracias a la literatura. Ella nos ayuda a mirar con la mirada de otro, con los ojos de los demás y, por tanto, nos libera del solipsismo ensordecedor y fundamentalista que consiste en creer que solo una específica gramática histórico-cultural tiene la capacidad de expresar toda la riqueza del Evangelio. El Papa dice que muchas de las profecías catastrofistas que hoy intentan sembrar la desesperanza, tienen su origen en creer que sólo hay un único lenguaje capaz de expresar la revelación y anunciar el Evangelio. Precisamente el contacto con diferentes estilos literarios y gramaticales nos permite profundizar en la polifonía de la Revelación, sin reducirla a las propias necesidades históricas o a las propias estructuras mentales.

Las palabras del poeta son palabras de anhelo, puertas abiertas al infinito, llaman lo innominado, se alargan a lo inasible, captan lo que va más allá de la superficie de la experiencia. La poesía y el arte pueden abrirnos al infinito, pero no darnos el infinito. La palabra poética llama a la Palabra de Dios.

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12
Oct
2024
El aborto, arma electoral
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aborto

Cuando a la vuelta de uno de sus viajes preguntaron al Papa Francisco quién era el candidato a la presidencia de los Estados Unidos más aceptable para un católico, y mezclaron la pregunta con las posiciones sobre el aborto de esos candidatos, el Papa, muy inteligentemente, contestó que cada uno debía votar según su conciencia. Porque a la hora de votar hay que considerar muchos aspectos sobre el programa, las posibilidades y el talante del candidato. No basta fijarse en un solo asunto, entre otras cosas porque luego, una vez en el poder, no suelen responder a sus promesas.

Digo esto porque acabo de leer este titular de prensa: “el apoyo de Melania al aborto, la carta escondida de Trump para captar voto femenino”. O sea, el aborto es lo de menos, lo importante es el poder y si para conseguir o mantener el poder hay que cambiar de discurso, se hace sin ningún problema. Parece que la señora Melania Trump ha escrito un libro en el que dice: “¿Por qué debería cualquiera que no sea la propia mujer determinar lo que hace con su propio cuerpo?”. No es que me parezca muy afortunado decir que cada uno puede hacer lo que quiera con su cuerpo. Pero lo que me parece totalmente inaceptable es creerse con el derecho a hacer lo que uno quiera con el cuerpo de otro. Porque el feto no es una parte del cuerpo de la madre, sino un ser diferente. Y, por eso, la madre no es la dueña, sino la cuidadora de su huésped indefenso.

El Papa Francisco, en su viaje de regreso desde Bruselas a Roma, declaró lo no hacía falta que declarase porque cualquiera, católico o no católico, cristiano o no cristiano, sabe perfectamente que la Iglesia defiende la vida desde su concepción hasta su muerte natural. Declaró que la vida era un bien que no tiene precio y hay que custodiar. Estas declaraciones y lo que dijo delante de la tumba del rey Balduino, irritaron al parlamento y al gobierno belga, hasta el punto de que el primer ministro convocó al Nuncio y calificó de “inaceptable” el rechazo del Papa al aborto. Por lo visto hay asuntos en los que ni siquiera el Papa tiene libertad para expresarse, si denuncian o molestan a los políticos. Señores políticos: por lo menos sean un poco elegantes y respeten las posiciones ajenas; expresen su desacuerdo, pero sin necesidad de descalificar.

Me daban ganas de titular este artículo de una de estas dos maneras: “el poder o la vida”; o: “el poder a cualquier precio”. Efectivamente, hay políticos que por conseguir el poder son capaces de cualquier cosa. Por eso, si tienen que decidir entre el poder o la vida de otras personas, eligen el poder (elección que tiene muchas aplicaciones más allá del aborto). Porque en esta sociedad nuestra, todo tiene un precio; también la vida, desgraciadamente, tiene un precio. El poder es la delicia de las delicias. Por eso es peligroso. El poder corrompe, y el poder absoluto, corrompe absolutamente.

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8
Oct
2024
Virgen del Pilar, virgen de todos
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virgen pilar 2024

Cuando a la Virgen María le añadimos el nombre de un lugar, no pretendemos apropiarnos de la figura de María. La Virgen es de todos. Precisamente porque es de todos nadie puede apropiársela. Y porque es de todos, todos podemos llamarla “nuestra”. Por eso, cuando se añade un lugar al nombre de María lo que estamos diciendo es que la consideramos muy nuestra, pero siendo bien conscientes de que en cualquier otro lugar tienen el mismo derecho que nosotros de considerarla suya.

El nombre del Pilar es uno de los nombres más universales que se le han dado a la Virgen. Ella es invocada en muchos lugares de América. La virgen del Pilar es la virgen de la hermandad entre los pueblos de España y de América, recordando que un 12 de octubre de 1492 Colón pisó por primera vez suelo americano, y así quedó patente que había mundo más allá de Europa. Precisamente porque la virgen del Pilar es de todos nunca me ha convencido esa copla que dice que no quiere ser francesa. Comprendo perfectamente el contexto social y político que refleja la copla, pero precisamente porque ese contexto ya no existe, hoy no tiene sentido lo que la copla dice.

Una de las tentaciones de los seres humanos ha sido mezclar a Dios y a la Virgen en nuestras batallas. El pasado 7 de octubre celebrábamos la fiesta de la Virgen del Rosario, advocación ligada a la batalla de Lepanto, pues un 7 de octubre de 1571, tropas españolas capitaneadas por Juan de Austria derrotaron al ejército turco. Gracias a Dios ya son pocos los que ligan las devociones a la Virgen María con episodios en donde hay amigos y enemigos. La Virgen no es enemiga de nadie y no quiere que ninguno de sus devotos sea enemigo de nadie.

El Papa Francisco ha dicho recientemente que estamos cerca de una guerra casi mundial. Las dos guerras que más aparecen en la prensa ofrecen noticias en las que se relaciona a los contendientes con motivos religiosos. Unidades del ejercito israelí entonan cantos religiosos antes de atacar el Líbano. El ataque de Rusia a Ucrania ha provocado tristes desencuentros entre las Iglesia ortodoxa rusa y ortodoxa de Ucrania. Las fuerzas de seguridad ucranianas han allanado algunos monasterios ortodoxos fieles al Patriarcado de Moscú. Utilizar el nombre de Dios (se diga en latín, en hebreo, en árabe o en ruso) para avalar enemistades es una blasfemia, un insulto a todas las religiones y un insulto, propio de ignorantes, a todas las inteligencias.

Virgen del Pilar, virgen bendita, virgen de todos. Acudamos a ella para pedir por la paz, para que cesen las enemistadas entre los pueblos, para que todos seamos acogedores con tantas personas que huyen de las guerras que hay en sus países. Esas guerras no salen en la prensa, pero si salen las barcazas en las que los que huyen quieren llegar a España, porque deben considerarlo un lugar seguro, un lugar de paz. Por lo menos más seguro que el lugar del que huyen. Que también el manto de la Virgen del Pilar les acoja y nos ayude a todos a ser hermanos.

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4
Oct
2024
El Rosario, una buena forma de oración
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rosario2024

Dado que el 7 de octubre se celebra la fiesta de la Virgen del Rosario, resulta oportuno hacer una pequeña reflexión sobre esta oración, una de las más conocidas y extendidas en el mundo católico. La oración es una actitud básica de todo creyente. Es una manifestación de fe y confianza en Dios. Es una toma de conciencia de lo mucho que necesitamos de Él. Es, sobre todo, la relación más profunda que en este mundo puede establecerse con Dios.

La oración del rosario ha sido alabada por los Papas. Con razón, sin duda. Su inspiración es netamente evangélica. Gira en torno a la meditación de los misterios de la vida de Jesús. Y se acompaña de plegarias tan evangélicas como el padrenuestro y el Ave María. Una manera de profundizar en los misterios del Rosario, tanto en el rezo personal como en el comunitario, podría ser acompañarlos de la lectura y meditación de algunos textos evangélicos referentes a los mismos.

Los quince misterios tradicionales inciden en aspectos fundamentales de nuestra fe que nunca debemos olvidar: la encarnación, la crucifixión, la resurrección de Jesús y el envío del Espíritu Santo; a estos aspectos fundamentales se añaden otros que recuerdan la implicación de María en la vida de Jesús; la figura de María podemos muy bien considerarla como prototipo de todo creyente que debe implicarse en el seguimiento de Cristo, so pena de no comprender bien quien es Jesús. Solo cuando vamos con Jesús y nos implicamos personalmente con él comprendemos quién es, dónde mora, a dónde nos conduce y que quiere de nosotros. Es posible también considerar otros misterios de la vida de Jesús; ese ha sido el intento de Juan Pablo II al añadir a los misterios tradicionales, los misterios luminosos.

Rezar el Rosario es, pues, una forma de oración que ha hecho y puede seguir haciendo mucho bien. Hay también otras maneras de hacer oración. Todas son buenas siempre que conduzcan a lo esencial: el encuentro del creyente con Dios y el descanso del ser humano en Aquel que es fuente de paz, de comunión y de amor.

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30
Sep
2024
La tristeza contraataca y pierde
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Sigo reproduciendo algunos fragmentos de la última meditación de Savonarola, tomados del libro traducido por Antonio Fontán en editorial Patmos. Continúo con las ideas ofrecidas en el post anterior. Pues, a pesar de todo, la Tristeza no se da por vencida y contraataca con argumentos que siguen siendo actuales. Parece que nuestras oraciones no llegan al cielo, que nuestras súplicas no tienen respuesta, que Dios se calla. Dice la tristeza: “¿piensas que Dios mira aquí abajo? El anda por los rincones del cielo y no atiende a nuestras cosas”. Más aún: muchas veces la tristeza nos dice que lo que predica la fe son “cuentos de los hombres”, que “no existen más que las cosas que se ven”. La tristeza pregunta: “¿quién ha vuelto jamás de la muerte y ha dicho algo de lo que puede ocurrir después de la muerte? Esas son fábulas de mujercillas”. Por eso, la tristeza aconseja a fray Jerónimo: “levántate y acude al auxilio de los hombres para que te libren de la cárcel y puedas vivir sin esforzarte vanamente, siempre engañado por la Esperanza”.

La esperanza responde recordando lo que dice la Escritura: es el insensato el que dice en su corazón que no existe Dios. “La Tristeza ha hablado como una mujer necia”. Y le pregunta a fray Jerónimo: “¿Puedes dudar de la Fe tú, que con tantos argumentos y razones la has robustecido en otros?”. A lo que responde el fraile: “Por la gracia del cielo creo que son tan verdad las cosas de la Fe como las que veo con los ojos de la carne. Pero la Tristeza me apretaba tanto, que me arrastraba, más que a la infidelidad, a la desesperación”. Sigue diciendo la Esperanza: “El Señor no te ha abandonado. Aunque no te escucha en seguida, no hay que desesperar. Espéralo si tarda: El vendrá, cuando venga, y tardará. El labrador espera con paciencia el fruto a su tiempo; la Naturaleza, cuando engendra algo, no le da enseguida su forma, sino que primero prepara la materia y la dispone poco a poco hasta que se haga propia para recibirla. El Señor escucha siempre al que ora piadosa y humildemente. Nunca se aparta nadie de él vacío… Los bienaventurados nos gobiernan, iluminan y consuelan invisiblemente, y no hay que añadir a esto apariciones visibles… Bástate la visita del invisible: el Señor sabe lo que necesitas. ¿Cuándo ha dejado de consolarte?”.

Consolado por estas palabras y postrado ante Dios, dice fray Jerónimo, “proseguí mi oración diciendo: inclina hacia mi tu oído, Señor”. Esta petición es la ocasión de otra buena reflexión teológica: “¿Es que Dios tiene oídos?... ¿Qué es inclinar tu oído a los que te hablan sino acoger sus oraciones, mirarlos con rostro piadoso, iluminarlos y encenderlos para que oren y se dirijan a Ti con confianza y fervorosa caridad, puesto que quieres socorrer a los que te piden con humilde piedad?… Inclina tu oído y escúchame pronto. Para Ti que moras en la eternidad todo tiempo es breve, porque la eternidad abarca todo el tiempo de una vez y excede inmensamente de todo el tiempo universal”. Y consciente de su final dice: “La muerte se acerca… Yo siempre esperaré en Ti, por encima de toda ponderación. Tú, Señor, acerca a mí tu oído, date prisa para librarme”.

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26
Sep
2024
Poder de la esperanza sobre la tristeza
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Savonarola03

En las páginas finales de la meditación que, en los últimos días de su vida, en la cárcel, y a la espera de ser ajusticiado, escribió fray Jerónimo Savonarola, se encuentra un combate imaginario entre dos poderosos ejércitos, uno capitaneado por la Tristeza y otro por la Esperanza.

Sintiéndose abandonado por sus amigos y acosado por sus enemigos, escribe: “Todo lo que veo, todo lo que oigo son los pendones de la tristeza… Igual que a los enfermos de fiebre todo lo dulce les parece amargo, así a mí todo se me convierte en dolor y tristeza”. Y pregunta: “¿quién me librará de las manos de este enemigo sacrílego?, ¿quién será mi protector?, ¿quién me auxiliará?, ¿a dónde voy a ir?, ¿cómo me podré escapar?”. Y responde: “Ya sé lo que tengo que hacer: me volveré a lo invisible y lo traeré a luchar contra lo visible. ¿Quién será el caudillo de tan excelso y temible ejercito? La Esperanza, que es invisible; la Esperanza vendrá a luchar contra la tristeza y la derrotará. ¿Quién puede permanecer en pie contra la Esperanza? Llamaré, pues, a la Esperanza, vendrá enseguida y yo no seré defraudado… Oh admirable poder de la Esperanza, cuyo rostro no ha podido soportar la Tristeza. Con ella viene mi consuelo. La Tristeza clama y grita con todo su ejército. Aunque me ataque el mundo y se alcen enemigos míos, nada temo, porque en Ti, Señor, he esperado, porque Tú eres mi esperanza y en lo más alto has puesto tu refugio. Yo he entrado ya en él; la Esperanza me ha metido en él”.

Y añade, con una gran profundidad teológica: “Este es -dice la Esperanza-, el altísimo refugio de Dios, ¡oh hombre!, abre los ojos y mira: sólo Dios existe, sólo Él es el piélago infinito de la sustancia. Las demás cosas son como si no fueran, pues todas dependen de Él y si Él no las sostuviera en el ser, volverían inmediatamente a la nada… Piensa en la sabiduría del que lo gobierna todo, en la tranquilidad del que lo ve todo, a cuyos ojos todas las cosas están desnudas y abiertas. Este es el único que puede librarte, El sólo puede consolarte, El solo salvarte. No confíes en los hijos de los hombres; en ellos no hay salvación. Piensa en la bondad de Dios, considera su amor; ¿no es amante de los hombres el que por los hombres se hizo hombre y fue crucificado por los pecadores? Él es tu padre, el que te creó, te redimió y siempre te hizo bien. ¿Puede el Padre abandonar a su hijo?...

¡Oh virtud de la Esperanza! ¡Cómo te prodigas! Está derramada la gracia en tus labios, altísimo refugio del Señor, al cual no puede llegar la tristeza. Yo lo he sabido y lo he entendido y por ello he puesto mi esperanza en Ti, Señor. Aunque el peso de mis pecados me oprime duramente, no sé desesperar, ya que tu Bondad me incita tan benignamente a la esperanza. No seré confundido para siempre; puedo ser confundido en el tiempo, pero no en la eternidad; la esperanza me ha llevado a tu altísimo refugio, no me ha enseñado a esperar cosas temporales, sino eternas, porque la esperanza es del reino de lo invisible, y las cosas que se ven son temporales y las que no se ven eternas”.

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22
Sep
2024
Los hombres te creen rígido y severo
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Savonalora02

Sigo ofreciendo algún fragmento de la meditación de Jerónimo Savonarola a la que me referí en un post anterior. Por una parte, el dominico afirma que pecar es amar a la criatura por sí misma. Por otra, crítica a los hombres que creen en un Dios rígido y severo, quizás para justificar de esta forma su severidad, olvidando eso de que con la medida con que juzguemos a los demás seremos juzgados nosotros:

“Contra Ti sólo he pecado, precisamente porque me has mandado que te ame a Ti por Ti mismo y que refiera a Ti el amor de las criaturas y yo he amado más a la criatura que a Ti, al amarla por sí misma. ¿Qué es pecar sino amar a la criatura por sí misma? ¿Y qué es esto sino obrar contra Ti? El que ama a la criatura por sí misma, convierte a la criatura en su Dios. Por eso yo he pecado contra Ti, porque he convertido en mi dios a la Criatura…

¿Lejos de tu espíritu, adónde iré? ¿Adónde huiré de tu rostro? ¿Qué haré? ¿Adónde volverme? ¿Qué defensor encontraré? ¿A quién puedo suplicar sino a Ti, Dios mío? ¿Quién tan bueno? ¿Quién tan piadoso? ¿Quién tan misericordioso como el que salva incomprensiblemente por su piedad a todas las criaturas? Tener piedad y perdonar, es propio de Ti, que manifiestas todo tu poder perdonando y teniendo misericordia. Confieso, Señor, que he pecado contra Ti y he hecho el mal delante de Ti. Ten piedad de mí y manifiesta en mí tu omnipotencia para que se cumplan tus palabras. Tú has dicho: ‘no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a la penitencia’. Justifícame, Señor por tus palabras, llámame, recíbeme, dame obrar frutos dignos de penitencia: por eso has sido crucificado, por eso has sido muerto y sepultado”.

Refiriéndose a sí mismo dice: “Muchos dicen: Dios lo ha abandonado”. Y añade, dirigiéndose a Dios: “Vence, Señor, a los que hablan así de Ti, no me abandones nunca. Dame tu misericordia, tu salvación y ya están vencidos… Dicen que no tendrás piedad de mí, que me arrojarás de tu presencia, que no me acogerás nunca. Así te juzgan los hombres, así hablan de Ti los hombres; éstos son sus juicios. Pero Tú, piadoso, Tú, misericordioso, ten piedad de mí y vence sus juicios: muestra en mí tu misericordia, alabada sea tu piedad. Haz de mí uno de los vasos de tu misericordia... Los hombres te creen rígido y severo: véncelos con tu piedad y tu dulzura para que aprendan ellos a tener piedad de los pecadores y se encaminen los que delinquen a la penitencia, viendo en mí tu piedad y tu misericordia”.

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18
Sep
2024
¿Desesperar? ¡Nunca!
3 comentarios

Savonalora01

Jeronimo Savonarola fue un gran predicador dominico que terminó ajusticiado por clamar con fuerza contra los pecados de la Iglesia y de los políticos. Prescindo de detalles sobre su vida y me limito a recordar que, el 23 de mayo de 1498, un patíbulo alzado en la plaza de la Señoría de Florencia puso fin a su agitada vida. Su muerte fue precedida de cárcel y tormentos. En el oscuro calabozo de la prisión escribió la última meditación de su vida. Puede encontrarse en un libro editado por la editorial Patmos en 1951, bajo el título: J. Savonarola, Última meditación. El prólogo y la traducción es de Antonio Fontán.

Condenado por la justicia de los hombres y perdido sin remedio, descubrió la Misericordia y la Esperanza. Así comienza su última meditación: “¿Qué haré, pues? ¿Desesperar? Nunca. Dios es misericordioso”. Y tras esta reflexión siguen estas palabras llenas de teología y espiritualidad:

“Oh Dios, que habitas en la luz inaccesible, Dios escondido, a quien no pueden ver los ojos corporales, a quien no puede comprender la inteligencia creada ni explicar la lengua de los hombres ni de los ángeles. A Ti, Dios incomprensible te busco, a Ti, Dios inefable, te invoco seas lo que seas, Tú que estás en todas partes. Sé que Tú eres la suprema realidad, si es que eres una realidad y no más bien la causa de todas las realidades; si se puede decir que eres causa, porque no encuentro un nombre con que poder nombrar a tu inefable majestad…

He aquí, oh Dios Misericordia, he aquí, delante de Ti a la miseria. ¿Qué harás tú, Misericordia? Harás tu obra. ¿Acaso puedes prescindir de tu naturaleza? ¿Y cuál es tu obra? Destruir la miseria, socorrer a los hombres miserables. Ten, pues, piedad de mí, oh Dios. Dios Misericordia, destruye mi miseria; destruye mis pecados, que son mi mayor miseria. Socórreme a mí, miserable, muestra en mí tu obra, ejerce en mí tu poder. Un abismo invoca a otro abismo. El abismo de la miseria invoca al abismo de la misericordia. El abismo de los pecados invoca al abismo de las gracias. El abismo de la misericordia es mayor que el abismo de la miseria. Que un abismo absorba a otro abismo. Que el abismo de la misericordia absorba al abismo de la miseria.

Ten piedad de mí, Dios, según tu gran misericordia. No según la misericordia humana que es pequeña, sino según la tuya que es grande, que es inmensa, que es incomprensible, que excede inmensamente a todos los pecados. Según aquella gran Misericordia tuya, con que amaste al mundo hasta darle tu Hijo Unigénito. ¿Qué mayor misericordia puede haber? ¿Qué mayor caridad? ¿Quién puede desesperar, quién no tendrá confianza?”

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