Logo dominicosdominicos

Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

20
Ago
2023
Memoria
4 comentarios

memoriacampana

Pasado, presente y futuro son tres dimensiones de toda vida, que están íntimamente relacionadas. Las tres se influyen mutuamente. En efecto, nuestro presente está marcado por el pasado que hemos vivido y también por lo que esperamos conseguir. Por otra parte, nuestra vivencia del presente condiciona nuestra lectura del pasado, haciendo que recordemos con más agrado algunos acontecimientos o que tendamos a olvidar otros. Igualmente, nuestras expectativas de futuro nos hacen vivir el presente con más o menos ilusión, con más o menos alegría. No vive el sufrimiento de una enfermedad la persona a la que le dicen que su enfermedad es incurable, que aquella que está convencida que superará la enfermedad. No estudia con la misma dedicación aquel que espera aprobar unas oposiciones que aquel que ha perdido toda esperanza de aprobarlas.

El pasado no sólo es algo superado que no vuelve más. Hay acontecimientos pasados que uno trata de tener siempre presentes. Este es el sentido de las celebraciones. Cada año celebramos con gozo el aniversario de nuestro nacimiento; las personas enamoradas celebran cada año los distintos momentos que les condujeron a consolidar su amor. Tampoco el futuro es algo que no existe y que no se sabe si alguna vez aparecerá. Hay acontecimientos futuros, que uno espera con buenos fundamentos y razones, y que desearía anticipar. El ejemplo de los enamorados puede servir también para esto: ellos hablan con frecuencia del día de su boda, planifican el futuro; aquello que esperan y desean vivir, en cierto modo, hace presente el futuro anhelado.

Los cristianos somos personas de memoria y personas de futuro. Una memoria y un futuro que influyen y condicionan nuestro presente. El concepto de “memorial” es fundamental en la vida del cristiano. El momento fundamental de la vivencia cristiana es la eucaristía. Y la eucaristía es un memorial, un recuerdo de la vida, de la entrega, de la muerte y de la resurrección de Cristo. Un memorial que hace presente eso mismo de lo que se hace memoria. Pues en cada eucaristía la Pascua de Cristo se hace presente en la asamblea cristiana y los que en ella participan reciben la influencia actual de esa Pascua, hasta el punto de que su vida se transforma al comulgar con el Cristo resucitado presente en la eucaristía.

Me parece importante recordar que la eucaristía no es sólo actualización y presencia de una memoria; es también una anticipación del futuro. En ella anticipamos el futuro de la Pascua eterna, que ya no será celebración, sino realidad plena. La comunidad cristiana celebra este doble memorial del pasado y del futuro “hasta que el Señor vuelva”, al final de los tiempos.

Ir al artículo

16
Ago
2023
Dios todo lo sostiene por el Espíritu
5 comentarios

lirioespiritu

El Padre Creador, el Dios trascendente, que llama a todo a través de Cristo hacia la salvación, se hace presente de forma permanente en todo lo creado por medio del Espíritu, sosteniéndolo todo desde dentro. Dios no sólo interviene en el origen del ser y de la vida, sino que está presente en todo lo que es y vive, y gracias a esta presencia las cosas se mantienen en el ser. Un himno de la liturgia de la Iglesia se hace eco de esta presencia de Dios que acompaña y sustenta su obra, al calificarlo de “vigor de los sonoros ríos de la vida”, y al cantar que “no hay brisa, si no alientas, monte, si no estás dentro”.

El Dios cristiano no es solamente el Otro que está frente a nosotros, el Otro distinto, sino también el que está dentro de nosotros, en nosotros y con nosotros. Dios, sin mezclarse con lo creado ni reducirse a lo creado, sostiene desde dentro lo creado y allí se hace presente. Es necesario pensar la relación de Dios con el ser humano, no como la de Alguien que está frente a mi, sino como mi constitutivo más profundo.

Este modo de presencia permite comprender que la responsabilidad final del cosmos está en manos del hombre. Dios ni reemplaza la actividad humana, ni manipula la actividad de la naturaleza. El no es un “tapa-agujeros” que suple nuestra desidia o nuestra indolencia, o corrige los errores de la evolución. Su misión consiste en hacernos a nosotros creadores. Como afirmó hace ya muchos años F. Temple, Dios no hace las cosas, hace que las cosas se hagan a si mismas. Dios hace que el mundo evolucione a través de complejos procesos de auto organización que actúan en todo el universo. Dios hace que nosotros hagamos, hace que el ser humano sea adulto y responsable de este universo y de su historia.

Dios no está a nuestro lado trabajando en el mundo. Si estuviera a nuestro lado podría hacer él las cosas y ahorrarnos el trabajo. Dios está dentro de nosotros. No nos reemplaza, sino que actúa a través de nosotros. Lo expresa muy bien Is 49,5: “Él es la fuerza de mi fuerza”. El creyente sabe que sin Dios no puede hacer nada. Pero sin el hombre, tampoco Dios puede hacer nada.

Ir al artículo

12
Ago
2023
¿Por qué te amo, María?
5 comentarios

asunción2023

Al finalizar el Concilio, Pablo VI pronunció un importante discurso, en el que proclamó a María “madre de la Iglesia, es decir, madre de todo el pueblo de Dios, tanto de los fieles como de los pastores que la llaman madre amorosa”. Si María es madre de Cristo, y Cristo es cabeza de su cuerpo, que es la Iglesia, y la Iglesia somos todos y cado uno de los creyentes, entonces resulta muy apropiado llamar a María madre de la Iglesia, o sea, madre de todos los fieles cristianos. Esto tiene consecuencias de cara a la manera de relacionarnos con ella.

Los hijos no sólo se sienten queridos y acompañados por la madre, sino que ella es para los hijos una referencia constante. Los hijos se fijan en lo que hace la madre, y quieren imitarla. Quieren imitarla porque la admiran, pero también porque está cerca de ellos. Las dos cosas son necesarias: si solo nos quedamos con la admiración, María deja de ser una referencia para nuestra vida. Por eso, Pablo VI, insiste en que “María está muy próxima a nosotros”.

María muy próxima a nosotros. A este respecto recuerdo una poesía preciosa de santa Teresa del Niño Jesús titulada: “Por qué te amo, María”. “Yo quisiera cantar, María, por qué te amo; por qué tu nombre es tan dulce que hace estremecer de alegría mi corazón”. Y dice la santa: “si te contemplara en la gloria sublime y superando el brillo de todos los bienaventurados, no podría creer que soy hija tuya; oh María, ante ti bajaría los ojos”. Con una María elevada y alejada, la santa no puede creer que es hija suya. Pero, y ahora viene lo maravilloso: “Para que un niño pueda querer a su madre es necesario que ella llore con él, comparta sus dolores. Oh, mi querida Madre, para atraerme a ti ¡cuántas lágrimas derramas! Meditando tu vida en el Santo Evangelio me atrevo a mirarte y acercarme a ti. Creerme tu hija no es difícil para mi, porque te veo mortal y sufriendo como yo”.

Si en vez de dedicarnos a lanzar gritos y piropos a la Virgen, si en vez de hacer de ella una fábrica de títulos y devociones, nos dedicásemos a meditar lo que dice y hace en los evangelios, eso nos resultaría provechoso para nuestra vida cristiana y nos acercaría más a Cristo. Amar a María no es poesía, es saber vivir. Ser hijo de esta madre es una exigencia de vida. Los cristianos tenemos a Dios por Padre, a Cristo por hermano y a María por madre. Ella nos enseña que la Iglesia no debe poner el acento en los programas o en las ideas, sino en la ternura, el corazón y el amor.

Celebrar la fiesta de la Asunción no es celebrar la fiesta de una María alejada y elevada, sino la fiesta de una María “mortal y sufriendo como yo” (como dice Teresa del niño Jesús), que comparte nuestra muerte y muere como Cristo y con Cristo. Ahora bien, “si hemos muerto con Cristo, también viviremos con él” (2 Tim 2,11). María es el modelo de todo cristiano que muere con Cristo para vivir con Cristo. Y así, lo que celebramos en la fiesta de su Asunción es que ella ha alcanzado la meta que todos los cristianos esperamos.

Ir al artículo

8
Ago
2023
Lisboa: todos, todos, todos
5 comentarios

JMJ Lisboa

Los actos organizados en Lisboa con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud han terminado. Para los participantes queda, sin duda, un agradable recuerdo. Y algo más importante: queda el compromiso de vivir la fe con más alegría y más espíritu misionero, propio de esta Iglesia en salida que pregona el Papa.

Peregrinaciones, jornadas, encuentros, visitas a santuarios, todo esto es bueno para manifestar y consolidar la fe. Cierto, todas las cosas buenas pueden tener algún aspecto ambiguo. No me sorprendería, y hasta me parecería normal, que algunos participantes hayan aprovechado el viaje para hacer también algo de turismo. Pero lo importante es quedarse con la parte buena de las cosas. No cabe duda de que en Lisboa ha predominado lo bueno. El encuentro con el Papa ha estado acompañado de otros actos religiosos. Uno de los más importantes han sido las catequesis que han impartido distintos prelados. Hubo servicio de confesiones en más de 50 idiomas distintos. Todos hablaban el mismo lenguaje: el lenguaje de la fe.

La posibilidad de encontrarse con otros jóvenes creyentes de otros lugares y culturas es una gran oportunidad para comprobar que, más allá de cualquier otra diferencia racial, física, lingüística o cultural, la fe es siempre elemento de comunión y de encuentro. Porque en Cristo Jesús las diferencias, lejos de separar, son motivo de admiración y agradecimiento. No es extraño que el Papa haya insistido una vez más en la necesidad de entendimiento entre los seres humanos, apelando a la necesidad de encontrar caminos creativos para lograr la paz en Ucrania. El encuentro pacífico y amistoso de jóvenes distintos es un signo de que en la distinción no hay conflicto, sino unión.

No es posible resumir todas las palabras de Francisco a los jóvenes, llamándoles a no sustituir los rostros por pantallas, a no buscar respuestas fáciles que anestesian, sino preguntas que desgarran, sin olvidar nunca que no puede haber futuro en un mundo sin Dios. Eso sí, un Dios “que no señala con el dedo, sino que abre sus brazos” a todos. Por eso, en la Iglesia, ha dicho con mucho énfasis el Papa, “caben todos, todos, todos”. Evidente: la Iglesia es la casa sin límites de un Dios sin límites. La Iglesia es una madre, dijo el Papa ante los periodistas en su vuelo de regreso a Roma. Y lamentó: “hay una mirada que no entiende esta inserción de la Iglesia como madre y la piensa como una especie de empresa en la que para entrar hay que hacer esto, hacerlo de esta manera y no de otra”. Además de piensa “la Iglesia como una especie de empresa”, podría haber añadido: como una secta o un partido político, en donde no caben todos. Eso sí, los que caben van todos muy uniformados.

Ir al artículo

4
Ago
2023
En la mesa con Santo Domingo: fraternidad y alegría
5 comentarios

mesaconsantodomingo

Las tradiciones sobre los orígenes de la Orden de Predicadores recuerdan un aspecto de la vida de Santo Domingo, relatado precisamente por las mujeres que, quizás por parecer muy prosaico, no se ha destacado suficientemente, a saber: las comidas de Santo Domingo con los frailes y con las mujeres que se reunieron en torno a él para llevar a cabo la obra de la predicación. Curiosamente, mientras los testigos varones del proceso de canonización se complacen en destacar lo que parecería más heroico en nuestro santo, como el don de lágrimas o las vigilias que pasaba en oración, las mujeres cuentan detalles más cotidianos que nos acercan a Domingo y lo humanizan. Una tal Guillermina cuenta (no sé si exagerando un poco) que “comió a la misma mesa con él más de doscientas veces”.

Sor Cecilia, una de sus primeras, más fieles y cercanas seguidores, cuenta dos interesantes historias, una con frailes y otra con monjas, ocurridas en la mesa con Santo Domingo. Un día en el que los frailes no tenían nada que comer, puesto que habían entregado el pan que llevaban al convento a un pobre que encontraron en el camino, sucedió que Santo Domingo entendió que el pobre en realidad era un ángel y, por tanto, aseguró que el Señor alimentaría a los frailes. En efecto, sentados en el refectorio sin nada en el plato, aparecieron “dos jóvenes hermosísimos” (dos ángeles) cargados con manteles blancos llenos de pan, y entregaron uno a cada fraile.

El relato de lo ocurrido con las monjas es más sobrio, menos “angélico”, y hasta más “humano”. Cuenta Sor Cecilia que Domingo visitó un día a las monjas a una hora tardía, cuando ya se habían retirado al dormitorio. Al oír la campanilla fueron rápidas a escuchar al Maestro que, tras dirigirles una plática, hizo llenar de vino una copa traída por el hermano bodeguero e hizo beber a todas las hermanas cuanto quisieron.

En la mesa con Santo Domingo hay pan para todos y, sobre todo, hay alegría. Estos detalles de humanidad son una lección para la vida religiosa hoy. Pues si en nuestros conventos y casas no hay fraternidad y alegría, si no hay cuidado y amor recíproco, nuestra vida consagrada languideceré y nuestra misión se empobrecerá. Porque se transmite lo que se vive. Nuestras comunidades deben ser un laboratorio de fraternidad, en el que previamente vivimos y hacemos real aquello mismo que luego queremos transmitir y anunciar a los de fuera. Cuando en el monasterio no hay alegría, cuando hay personas heridas, entonces monjas y frailes buscan fuera lo que no encuentran dentro. Si las monjas y los frailes no están contentos, si no se sienten cuidados, valorados y queridos, su vida espiritual flaqueará. Pues el cuidado del cuerpo y el equilibrio psicológico tienen influencias en la vida del alma.

Ir al artículo

31
Jul
2023
El papel creador de Cristo
4 comentarios

ermitacreador

El Credo comienza afirmando que Dios Padre es el creador de todo lo que existe. Pero con la misma fuerza y verdad podemos afirmar que Cristo es creador: “En el principio existía la Palabra… Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe” (Jn 1,1.3; cf. Jn1,10). Todo por ella, nada sin ella. Esta Palabra se identifica con el Hijo eterno que iba a encarnarse, con Jesucristo. Por eso es posible afirmar, como hace Francisco, que “desde el inicio del mundo, pero de modo peculiar a partir de la encarnación, el misterio de Cristo opera de manera oculta en el conjunto de la realidad natural, sin por ello afectar su autonomía”.

La carta de san Pablo a los colosenses (1,15-16) se refiere directamente al papel creador de Cristo: todo fue creado “en él, por él y para él”. Cristo está en el origen de todo lo creado (por él), Cristo lo sostiene todo (en él todo tiene consistencia) y Cristo es la meta a la que todo tiende, todo ha sido creado para encontrar en Cristo la salvación (para él). Cristo es el pasado, el presente y el futuro de todo lo creado.

En este texto de la carta a los colosenses se califica a Cristo creador de “imagen” de Dios invisible. Imagen no es sólo el reflejo de un modelo anterior a ella, es precisamente ese modelo. Imagen es paradigma, modelo del que se sirve un artista para realizar su obra. Jesús sería el modelo a partir del cual Dios ha creado al ser humano. El Padre, el Artista creador, tenía delante el mejor modelo al realizar su obra. Por eso toda la creación, pero sobre todo el ser humano, tiene desde sus orígenes más profundos una huella cristológica. “Lo humano” tiene su origen en el mismo Verbo. Así se comprende que en el Verbo eterno del Padre haya una “tendencia” hacia lo humano, hacia la encarnación.

La función de Cristo en la creación, manifiesta que ésta tiene sentido y que su destino es la salvación. La creación no es algo caótico o arbitrario. Gracias a Cristo, la creación es una realidad con sentido. “Gracias al Verbo, dice Juan Pablo II, el mundo de las criaturas se presenta como cosmos, es decir, como universo ordenado”. Gracias a la palabra de Dios el mundo deja de ser un caos, una realidad caótica, a la deriva, desordenada y sin sentido, y se convierte en un cosmos, en una realidad cosmética, bella, armoniosa, con sentido. Cristo, como Logos, ofrece a lo creado una razón de ser, una meta.

El mundo no va a la deriva porque tiene un logos, una razón, una palabra que lo orienta. Una creación llevada a cabo por Dios Padre a través de su Hijo eterno, el Logos, no puede ser algo arbitrario o fortuito, algo debido al azar o sin motivo; tiene que tener un fin, una meta. En Jesús, como Logos, encontramos la clave de la estructura de lo real, la aclaración del enigma del ser. La Palabra de Dios no sólo hace posible el mundo, sino que convierte además el mundo en inteligible. Jesucristo, en cuanto Palabra de Dios, revela al mundo la voluntad de Dios sobre el cosmos. La lógica del cosmos, y sobre todo la lógica del ser humano, es Dios.

Ir al artículo

26
Jul
2023
¿Quemar el Corán? ¡Claro que no!
5 comentarios

Corán

El pasado 28 de junio un inmigrante iraquí quemó un Corán delante de una mezquita en Estocolmo, el mismo día en que se celebraba una de las festividades musulmanas más importantes. El Papa Francisco manifestó su indignación y disgusto. Una de las más llamativas reacciones que tal desgraciado hecho ha provocado ha sido el incendio, el pasado 20 de julio, de la embajada sueca en Bagdag. En los últimos años se han producido hechos similares, como la quema de iglesias cristianas en Sudán, o burlas ante imágenes de la Virgen María o fotografías del profeta Mahoma. En el terreno político, también hemos asistido a la quema de banderas o fotografías de jefes de estado.

Me centro en los actos con connotación religiosa. A mi modo de ver tienen una doble vertiente. La de algunas personas que están heridas por personas representativas de una determinada religión, que expresan de este modo su profundo malestar, atribuyendo a la religión o a la institución lo que es propio de personas desalmadas y, al mismo tiempo, manifestando con este gesto su rabia ante quién les ha dañado. El otro aspecto de la cuestión es la reacción o respuesta de algunas personas o grupos ante un gesto considerado una profanación de lo más sagrado y representativo de su religión.

Hay reacciones muy dignas, que se centran en el terreno religioso, como por ejemplo la llamada a los fieles para orar por la persona profanadora. Otras pueden ser de tipo jurídico: siempre es posible denunciar ante las autoridades hechos que uno considera insultantes. El problema lo plantean las reacciones o respuestas con connotaciones violentas. Pues este tipo de respuestas parecen impropias de una persona religiosa. Una religión violenta es, de entrada, falsa. Ya sé que en nombre de la religión se ha ejercido la violencia e incluso la guerra a lo largo de la historia. Cuando esto ocurre, la religión queda totalmente descalificada, bajo pretexto de defenderla. La prueba de la autenticidad de una religión es la apelación al Dios de la paz.

Hay aspectos de la vida que se viven con mucha intensidad, puesto que comprometen la vida entera. El peligro no está en la intensidad, en la pasión, en el grado de compromiso, sino en vivir estos sentimientos serios y profundos de forma intolerante, pues entonces se corre el riesgo de devolver, no solo insulto por insulto, sino mal por mal, violencia por violencia. Y así entramos en una espiral en la que todos salimos perjudicados. El único modo de parar la violencia es precisamente no respondiendo con violencia.

Naturalmente, uno tiene derecho a defenderse. Defenderse es una cosa. Es posible hacerlo con buenas palabras. Devolver mal por mal es otra. El que no está de acuerdo con el mal, nunca debería devolver mal por mal, precisamente porque no está de acuerdo con el mal. Si dice que está en desacuerdo con el mal recibido, y devuelve mal por mal, no solo es un incoherente, sino que manifiesta lo poco que valen para él los principios que proclama.

Ir al artículo

23
Jul
2023
El hambre, arma de guerra
4 comentarios

guerraucrania03

La falta de trigo tiene como primera consecuencia la falta de pan; y la falta de pan produce hambre. Tras los bombardeos sobre la ciudad de Odesa, el principal puerto del mar negro, de donde salían barcos cargados de trigo, y el bombardeo directo de los depósitos de trigo, Rusia ha utilizado una nueva arma en su guerra contra Ucrania y, de paso, en su guerra contra el mundo, al arma del hambre. Ucrania es el primer país de Europa en superficie de tierra cultivable y un referente fundamental para la producción de trigo, hasta el punto de que es conocida como “el granero del mundo”. El trigo ha subido ya sus precios en los mercados mundiales. Los principales afectados por esta subida van a ser los de siempre, los países pobres. Porque los países ricos pagarán el trigo a precios más caros, pero lo pagarán. Los que no puedan pagar sufrirán las consecuencias directas, en forma de hambre, de estos bombardeos rusos.

Traigo estos datos a colación no para lamentar la subida de precios con su inflación correspondiente, sino para recordar que el mundo está en guerra. Y que la guerra es inadmisible, es un pecado contra la humanidad, es injustificable desde cualquier punto de vista. Lo único justificable es la legítima defensa. La primera consecuencia de la guerra no es la falta de trigo, sino la falta de respeto a la vida humana. Los conflictos no se solucionan a base de puños, sino a base de palabras. El egoísmo y la ambición humanas son los que prescinden de la palabra para tratar de anular y matar al otro que es tan persona y tan humano como yo. Al otro que es “otro yo”.

El Concilio Vaticano II, además de anhelar tiempos nuevos en los que fuera inconcebible toda guerra, añadía que, una vez estallada la guerra, no todo es lícito entre los contendientes. Me temo que esta frase o este principio es un brindis al sol, o sea, un deseo imposible de cumplir. Una vez que se han traspasado los límites de lo legal, de lo normal, de lo ético, de lo humano, de lo razonable, de lo sensato, ya no hay límites. Se entra en un terreno en el que el mal solo produce más mal.

El mal produce más mal en el que sufre el mal que otro provoca, y en el que provoca el mal. No solo sufren los agredidos, también sufren los agresores. ¿Hasta cuando el agresor podrá soportar el mal que también se provoca a sí mismo? Es una verdadera pena, pero probablemente la guerra acabará cuando el agresor no pueda soportar el mal que también le afecta a él.

Ir al artículo

20
Jul
2023
Jornada mundial de abuelos y mayores
5 comentarios

jornadamayores

El Papa Francisco instituyó hace dos años la jornada mundial de los abuelos y de los mayores, que desde entonces se celebra en toda la Iglesia el cuarto domingo de julio, cerca de la fiesta de los santos Joaquín y Ana, los abuelos maternos de Jesús. El tema de esta jornada es: “su misericordia se extiende de generación en generación”. Es un tema que nos recuerda el encuentro de María con su anciana pariente Isabel. Tras escuchar el saludo de Isabel: “bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”, María responde con un cántico de alabanza en el que proclama que la misericordia del Señor se extiende de generación en generación.

El Papa, en su mensaje con motivo de esta jornada, nota la cercanía de fechas entre esta jornada de los abuelos y la jornada mundial de la juventud que se celebrará a principios de agosto en Lisboa. Esta cercanía de fechas nos invita a reflexionar sobre la relación y cercanía que debe haber entre jóvenes y mayores. Dice el Papa: “Dios desea que los jóvenes alegren el corazón de los ancianos, y que adquieran sabiduría de sus vivencias. Pero, sobre todo, el Señor desea que no dejemos solos a los ancianos, que no los releguemos a los márgenes de la vida, como por desgracia sucede frecuentemente”. ¡Cuánta razón tiene el Papa! Sucede frecuentemente, y no solo con los ancianos, sino con los enfermos y con todas aquellas personas que ya no nos resultan útiles o que consideramos un estorbo para nuestros proyectos, que los relegamos, los marginamos, los minusvaloramos.

El Papa invita a los jóvenes a realizar gestos concretos para abrazar a los abuelos y a los ancianos. E invita a los jóvenes que se están preparando para ir a Lisboa a que antes de ponerse en camino vayan a encontrar a sus abuelos o hagan una visita a un anciano que esté solo. Sin olvidar, añado yo, que las personas mayores no sólo necesitan ser visitadas. Necesitan ser escuchadas. En esas personas sucede con frecuencia que la capacidad de hacerse oír no es proporcional a las necesidades que tienen. De ahí la importancia de descubrir, debajo de muchos silencios, los gritos que no se hacen oír.

Los mayores, en nuestras familias e instituciones, nos han legado un pasado necesario sobre el que construimos el presente y el futuro. Seamos a no conscientes, todo lo que tenemos lo hemos recibido. No reconocer la herencia recibida es propio de personas prepotentes que piensan que, gracias a ellos todo funciona bien y que, antes de ellos, todo era malo. Recordar y agradecer lo recibido es recordar que no todo depende de las propias capacidades y ser consciente de lo mucho que nos necesitamos unos a otros. En nuestras familias y en nuestras instituciones, los mayores no son el pasado. En todo caso son el presente sobre el que se cimienta el porvenir. Si no cuidamos nuestro presente tampoco tendremos ningún futuro.

Ir al artículo

15
Jul
2023
Santo Tomás de Aquino, 700 años
1 comentarios

Aquinocanonización

El 18 de julio de 1323, el Papa Juan XXII canonizaba a Tomás de Aquino. Se cumplen, por tanto, 700 años de esta canonización. Los elogios que santo Tomás ha recibido a lo largo de la historia son muchos. El Papa de que lo canonizó, haciendo referencia a su obra más famosa, la Suma de Teología, dijo estas palabras: “tantos milagros como artículos”. La Suma tiene más de 3.000 artículos.

Uno de los títulos que mejor resumen los elogios recibidos por parte del Magisterio de la Iglesia, indicativo de su extraordinaria labor teológica y del amplio reconocimiento que ha merecido, es el de doctor común, “a causa de la claridad de su doctrina, que trasciende, tanto en filosofía como en teología y en cualquier otra materia, la de todos los doctores modernos”, según indica Pío XI en la encíclica que escribió con motivo del sexto centenario de su canonización.  Si Tomás de Aquino es el doctor común de la Iglesia católica, eso significa que no es patrimonio de nadie, que es un bien de todos y que pertenece a todos. Eso no quita que también sea una gloria de la Orden de Santo Domingo.

Lo mejor que hoy podemos hacer con la doctrina de Santo Tomás no es repetirla materialmente, sino seguir sus grandes intuiciones, buscar el modo de aplicarlas a la situación actual y tomarle como modelo de buen hacer teológico. Seguir hoy a santo Tomás no es repetir sus soluciones, sino hacer teología, como él hacia, teniendo en cuenta las necesidades del mundo actual y respondiendo a las dudas y dificultades que hoy se le plantean a la fe. La gran pretensión de santo Tomás era buscar y encontrar la verdad, buscando descubrirla incluso en quienes no pensaban como él. Su teología era una teología en diálogo, abierta a los grandes interrogantes de la humanidad.

Un aspecto de su vida de piedad que vale la pena destacar era su gran amor a la eucaristía. El himno, Pange lingua, que todavía se sigue cantando hoy, fue escrito por nuestro santo para la festividad del Corpus Christi. Su estrofa mas famosa es la última, que empieza con las palabras tantum ergo: veneremos, postrados, a tan gran sacramento; y que la fe supla la incapacidad de los sentidos. Según su biógrafo, Guillermo de Tocco, estando en su lecho de muerte, el abad del monasterio de Fossanova entró para llevarle el viático y, al verlo, pronunció estas palabras: “Yo te recibo, precio de mi salvación, por cuyo amor he estudiado, velado y trabajado; te he predicado y enseñado; confío al juicio de la santa iglesia romana lo que he enseñado o escrito sobre el sacramento del Cuerpo de Cristo y los otros sacramentos”.

Ir al artículo

Posteriores Anteriores


Suscripción

Suscribirse por RSS

últimos artículos

Archivo

Logo dominicosdominicos