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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

19
Oct
2011

Cuando el lenguaje religioso no sirve

6 comentarios

El humor es una cosa muy seria cuando hace pensar. Porque hay humor y humor. El chiste fácil, chabacano, el que a veces hace reír estentóreamente, quizás sirva para relajar los músculos y poco más. Pero hay otro humor inteligente, no ruidoso, que más que reír hace sonreír. Ese también relaja y además hace pensar. Las viñetas de José Luís Cortés pertenecen a este tipo de humor inteligente, con el añadido a su favor de que se trata de humor religioso. Hay gente que con las bromas religiosas se pone muy seria. Seguramente porque no tienen sentido del humor. Cuando una persona religiosa no sabe tomar a broma algunos aspectos de su propia fe, o no sabe reírse de sí mismo y de lo que más quiere, es posible que más que religiosa sea fanática. Y que dé más importancia a las fórmulas que a los contenidos. A veces el criticar serenamente las formas o el hacer broma con ellas, puede ser un buen signo de solidez en las convicciones y de búsqueda de mejora de los contenidos.

Todo esto viene a cuento de una viñeta de José Luís Cortés en la que se ve a un muchacho leyendo una página dedicada a explicar el “subió a los cielos”. Y entre otras cosas lee: “lo de ‘subió’ no hay que entenderlo en sentido geográfico”. Y también: “por ‘cielo’ no debe entenderse un lugar físico concreto”. El lector comenta: “¡Y qué todavía haya quién diga que sigue sirviendo el lenguaje religioso!”. Tomo la viñeta como pretexto para notar dos cosas. Una, en línea con la viñeta: hoy tenemos un problema con el lenguaje bíblico y religioso, muchas veces vinculado a formas de pensamiento que no son directamente las del hombre moderno. De ahí la necesidad de encontrar conceptos, categorías, parábolas, imágenes, que traduzcan la experiencia cristiana de forma íntegra e inteligible, que puedan relacionar los contenidos de la fe con la experiencia humana actual, con los anhelos y preguntas de la gente, con sus inquietudes y demandas de sentido.

A esto hay que añadir otra consideración: el lenguaje religioso siempre es referencial, nunca agota el contenido al que se refiere. Dios siempre es “más grande” y “otra cosa” de lo que decimos. Por eso, si bien hay que procurar que nuestro lenguaje religioso sea bien entendido, también hay que recordar que, por muy bien que lo digamos, nunca lo decimos bien y, por tanto, nunca entendemos del todo el misterio Dios. Necesitamos expresar a Dios, pero todo lenguaje es por principio insuficiente.

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lola
3 de noviembre de 2011 a las 11:50

A veces, para explicar contenidos complicados: por ejemplo medicos, debemos decirlo de otra manera, porque sino la persona a la que se lo queremos explicar no se entera de nada. Del mismo modo, para explicar algo relacionado con Dios, podemos poner ejemplos, el mismo jesus lo hizo.
Yo no estoy de acuerdo con reirnos de los contenidos de nuestra fe, primero porque podemos escandalizar a otros, y en segundo lugar porque tampoco nos gusta que se rian, por ejeplo de nuestra madre.
Ser respetuoso, no es lo mismo que ser fanatico. Hay cosas muy serias, en las que nos implicamos todo, todo, y eso jamas es motivo de risa.

JM Valderas
3 de noviembre de 2011 a las 16:55

Martin, la idea es buena. Pero el desarrollo puede inducir al precipicio. El vuelco de la filosofía, fuera tomista, fuera kantiana, fuera marxista, se dio con el asalto al lenguaje. Hasta el punto de que se impuso de tal manera la filosofía analítica que dio por aceptarse que no había más filosofía que la lógica, con su extensión metacientífica, e historia de la filosofía. Todo lo demás, pura palabrería Mi profesor de lógica en la Universidsd de Barcelona propugnaba la supresión de todas las asignaturas (ética, teoría del conocimiento, metafísica, teodicea, etc.) menos esas dos. Resultó tan abrasador el vendaval que está costando Dios y ayuda rehacer una nueva ontología, partiendo por supuesto de las actuales categorías científicas, no de las aristotélicas (kantianas o marxistas). ¿Le ha llegado el turno a la teología? No le viene a ésta la crisis en su mejor momento. No andamos sobrados de teólogos que superen la espiritualidad epidérmica de citas bíblicas o sociología de prontuario. Y, por supuesto, sobran los iconoclastas de salón progresista que retuercen la tradición y la anquilosan en frases mal aprendidas y peor razonadas. Es obvio que Cortés no es más que un chistoso, con poca gracia en mi opinión, al que no hay qie pedirle rigor. La Ascensión habla de un cuerpo resucitado, al que la aplicación, aunque sea por vía negativa, de lo físico y astronómico, está fuera de lugar. Y de esa mentalidad no tiene la culpa él, sino determinadas plataformas pseudocatólicas y parateológicas.

Mercedes
4 de noviembre de 2011 a las 15:00

En términos prácticos , para mí, Dios es una experiencia ... no tengo palabras para describirlo .
Cuando recito el salmo 62 " Oh Dios , tu eres mi Dios por ti madrugo ..."me siento plenamente identificada con su contenido, y es lo que yo utilizaría cuando tuviese que explicar con lenguaje asequible mi concepto personal de Dios .

Desiderio
5 de noviembre de 2011 a las 01:42

Yo creo que es distinto tomarse las cosas con sentido del humor que tomárselas a risa. El hecho de que las cosas importantes sean tan importantes, no creo que impida en determinadas ocasiones encararlas con un poco de sentido del humor. Hace tiempo leí no sé dónde que la vida había que encararla con esa seriedad típica de los niños, haciendo alusión a esa forma diferente de verla más... desenfadada. Y ya digo, ello no quiere decir tomársela a guasa. Supongo que es algo similar a lo de saber reirnos de nosotros mismos... A veces con un tono desenfadado se pueden explicar mejor las cosas, o el otro es más receptivo.

Carmen
5 de noviembre de 2011 a las 08:59

En ocasiones, una viñeta sabe plasmar con inteligente sencillez, lo que muchos doctos libros no consiguen. El rigor hay que pedírselo a otros. Es como los chistes, o te hacen gracia o no. Pero no trates de explicarlos. Son planos distintos.

Lo importante, es saber distinguir lo que esconden de verdad, esas sencillas viñetas.

danig
20 de febrero de 2014 a las 22:10

Para ello se utiliza el lenguaje religioso, hace posible la transmisión vital de eso en lo que se cree. Por ello aplicamos analogías, metáforas, parábolas o signos, ya sean litúrgicos o bíblicos.

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