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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

11
Nov
2011

Ver a Dios y querer dejarle

5 comentarios

Me escribe un estudiante de teología planteando dos preguntas suscitadas por la lectura de mi libro La astuta serpiente, en concreto por este texto de Santo Tomás: “nadie que haya visto a Dios en su esencia, puede apartarse de él voluntariamente, en lo cual consiste el pecado”. Estas son las preguntas: 1) Satanás, antes de pecar, ¿veía a Dios en su esencia, tal cual es? De ser así, ¿cómo pudo decir “no” y rebelarse?; 2) Cuándo le conozcamos “tal cual es”, ¿seguiremos siendo libres para rebelarnos?

Comparto mis respuestas con los lectores del blog. A propósito de la primera pregunta confieso que nunca me la había planteado así. Para responderla es preferible no entrar en otras consideraciones a propósito de Satanás. Tal como está formulada, me parece que esta es la buena respuesta: la doctrina cristiana habla de la creación de los ángeles. Pues bien, también ellos fueron puestos a prueba, porque sólo así se puede responder libremente; y sólo desde la libertad es posible el amor. Los ángeles, puestos a prueba, no podían ver a Dios en su esencia (porque verle en su esencia es haber superado el tiempo de prueba, tanto para ángeles como para humanos). Por eso pudieron responder negativamente a Dios. Hubo algo, en los ángeles que pecaron, que les hizo pensar que podían “ser como dioses”, que podían equipararse a Dios, y eso es rechazar la condición de criatura y, por tanto, rechazar la situación en la que Dios les había puesto.

La segunda pregunta me parece más sencilla: Libertad y necesidad, sobre todo en el amor, no son incompatibles. En el cielo no tendremos ningunas ganas de dejar a Dios y, en este sentido, no tendremos ninguna posibilidad subjetiva de pecar, es algo que ni se nos pasará por la cabeza. Al haber hecho ya una opción definitiva, nos parecerá absurda cualquier cosa que la contradiga. Una persona puede ser capaz de muchas cosas y, en otro sentido, ser totalmente incapaz de llevar adelante alguna de ellas. En este no querer dejar a Dios es donde se demuestra la auténtica libertad y el verdadero dominio de sí. La libertad no tiene que ver con la indecisión o la indeterminación. La libertad es ser dueño de mis propios actos y se realiza también donde sólo hay una opción que me satisface totalmente, lo que conlleva que todas las otras me parezcan indignas de ser tomadas en consideración. Dice Tomás de Aquino: “cuantos han visto la esencia divina se reafirman de tal manera en el amor de Dios, que no pueden ya pecar nunca”.

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lola
11 de noviembre de 2011 a las 10:38

Felicidades!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Veo que trabaja hasta hot dia de su santo (espero no equivocarme)
Bonita reflexion, ¿pero el regalo no se lo tendriamos que hacer nosotros?¡porque nos lo hace ud?
Muy bonito detalle. Gracias

Anabel
11 de noviembre de 2011 a las 18:29

Si me emociona pensar en los momentos en que en mi vida he sentido la presencia cercana del Señor llenándome de una alegría inmensa, de paz y de luz.... no quiero ni imaginar qué será contemplarlo "tal cual es" eternamente!

Antonio L.
12 de noviembre de 2011 a las 09:33

Primeramente felicidades (atrasadas). Su reflexión no sólo es bella sino que también se adentra en el límite último de la percepción humana. Creo que Pablo razona paralelamente cuando dice en 1 Cor. "que de haber entendido la sabiduría no hubiesen crucufucado al Señor de la Gloria". Creo que "entender la sabiduría" es el paso previo y la condición/decisión para verlo, quizás no tal cual es, yo no sabría contestar, (no sé si eso es posible para la percepción finita), pero sí tal cual somos verdaderamente. Saludos.

Martín Gelabert
12 de noviembre de 2011 a las 12:19

Gracias, Antonio, por su comentario y por la precisión que aporta sobre la percepción finita de nuestro conocimiento de Dios, incluso en el cielo. En el cielo, decía Tomás de Aquino, le veremos, pero no le abarcaremos. Porque en la gloria seguiremos conociéndole a la medida de nuestra capacidad, que es siempre limitada mientras el ser divino es ilimitado. De ahí una idea interesante que aportan teólogos tanto protestantes como católicos sobre la progresividad de nuestro conocimiento de Dios en la gloria. Cada día aprenderemos cosas y cada día será un día nuevo, habrá un progreso continuo en la relación de Dios con la persona, porque con el amor nunca se acaba.

Dvqe
12 de noviembre de 2011 a las 19:53

Los estudiantes de teología deben de ser elementos de cuidado. Porque la pregunta se las trae. Pensando en la centralidad de Cristo en la Creación, concibo que los ángeles también son criaturas, y por tanto, sometidas a la majestad del hijo único. Ignoro si contemplaron a Dios cara a cara. Permítaseme dudar, ya que si algo espero de dicha visión es la Libertad Gloriosa de los Hijos de Dios, y mientras tanto yerro, luego existo.., ¿o existo, luego yerro?
Digamos que el ser humano debe de ser una creación muy "particular", no comparable a la del "pueblo angélico". La rebelión de Satanás suscita interrogantes, pero en mi opinión hace difícil pensar en un tú a tú con el Altísimo, o al menos, en los términos en que era formulada la pregunta. Creo que de San Atanasio leemos que
también los ángeles deben su salvación a la sangre de Cristo. Así que, esperamos que todas las respuestas a todas las preguntas tendrán su "momento" en la Eternidad.

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