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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

18
Nov
2011

Masoquismo cristiano

9 comentarios

Podemos todavía encontrar justificaciones del sufrimiento irrespetuosas para con Dios y para con el hombre. Una manera de hacer aparentemente aceptable el sufrimiento consiste en recibirlo como un gesto de atención benévola por parte de Dios. Basten a este respeto estas palabras de Teresa de Calcuta: “cierto día dije a una persona que padecía cáncer que era un beso de Jesús. Señal de estar tan cerca de él en la cruz que puede besarte. La persona me miró y me dijo: ¡dígale a Jesús que deje de besarme!”.

Otro enfoque consiste en interpretar el sufrimiento como un sacrificio expiatorio con valor redentor; el cristiano que sufre participa en el misterio de la cruz, aporta su contribución a la redención del mundo: “completo lo que falta a las tribulaciones de Cristo en mi carne” (Col 1,24). Una tercera posición sería considerar el sufrimiento como una ofrenda agradable a Dios. ¿Cuántas veces no hemos oído decir que hay que ofrecer los sufrimientos y penalidades a Dios? Estas posiciones tienen un peligro: entender el sufrimiento como un a priori deseable. El cristiano puede encontrar un sentido al sufrimiento, pero lo que no puede hacer es pregonarlo como algo bueno que hay que buscar y desear. La bondad del sufrimiento viene siempre a posteriori. No hay que buscarlo ni desearlo, pero si llega puede tener sentido y resultar humanizador.

Cristo, “por los padecimientos aprendió la obediencia; y se convirtió en causa de salvación eterna” (Heb 5,8-9). Lo que posee valor no es el sufrimiento, sino la obediencia. Lo que motiva a Cristo no es el sufrimiento, que él no deseó a priori; pero al afrontarlo hace de éste, a posteriori, ocasión de su obediencia al Padre y de amor a sus hermanos. Dígase lo mismo del sufrimiento como ofrenda a Dios. Cristo no ofreció sus sufrimientos al Padre, le ofreció aquello en lo que se convertía en sus sufrimientos, a saber, una persona que llegaba hasta el extremo del amor. En ambos casos la secuencia es: sufrimiento de Cristo (y del cristiano) – (resultado de) obediencia al Padre, amor a los hermanos, libre don de sí – (que trae como consecuencia) fuerza salvífica, ofrenda grata a Dios. Es la obediencia y el amor lo que dan sentido al sufrimiento; la cruz no tiene valor por sí misma; lo que la hace significativa es el amor con que Jesús la abraza; y por este amor resulta salvífica. Es la obediencia al Padre y el amor a sus hermanos lo que revelan el sentido de la vida de Jesús y le otorgan toda su fuerza.

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Oscar
18 de noviembre de 2011 a las 13:40

A mi esto de ofrecerle nuestros sacrificios y dolores a Dios siempre me ha parecido un poco raro, casi blasfemo. Algo así como ofrecerle lo peor que tenemos. ¿Y si le ofrecemos nuestras alegrías, y si buscamos a Dios en lo mejor de la vida?

Juanjo
18 de noviembre de 2011 a las 16:42

Superada la idea de que Dios no es quien envía los sufrimientos, mucha gente continúa sin embargo creyendo que "Dios lo permite". Si se entiene "que lo permite" en el sentido que perfectamente podría cambiar esa situación pero prefiere no hacerlo, según sus "insonsables misterios" tambien me parece inadecuada esa posición.
Yo soy de los que creen que Dios, ni envía ni "permite el sufrimiento" pero sería tal vez algo extenso explicar brevemente, eso de que Dios, pudiendo, no evita el sufrimiento. Solo indico una linea;
Dios es consecuente con el mundo que ha creado y la libertad.

lola
19 de noviembre de 2011 a las 12:27

Lucho por evitar sufrimientos a los demas.
pero estos no son totalmente evitables, pues aunque el dolor fisico sea conseguido controlar, tal vez hoy predominan otros tipoos de dolor, peor si caben, como la soledad, el sentirse indigno e inutil.
No se hablar del sentido del sufrimiento al que sufre,
Efectivamente decirle lo del beso de jesus, o que jeus le quiere me resulta desesperanzador.
Solo se me ocurre estar disponible para el que sufrem sin decir palabras, pues no las tengo.

Anónimo
22 de noviembre de 2011 a las 20:29

me parece muy interesante el significado que se le puede dar al sufrimiento ,que si bien no es deseado ni buscado pero puede ser aprovechado, conviertiéndolo en algo tan trascendente como el amor.

Antonio
5 de junio de 2018 a las 01:09

Que mentira mas grande

liliana
24 de junio de 2019 a las 19:12

grasia
por ayudarme hoy comprendi muchas palabra de dios grasia

Natxo
6 de febrero de 2021 a las 14:21

De ello se puede deducir que Dios el sufrimiento es obedecer a Dios, quizá hasta se pueda llegar a pensar que Dios quiere en algún momento nuestro sufrimiento y nuestro deber de Cristiano es obedecer y sufrir.
Prefiero ver el sufrimiento con una visión más a posteriori, quiero decir, que es una oportunidad de crecimiento en el amor años demás porque me permite conocer mi debilidad, salir reforzado de ella al sentirme acompañado, y poder mirar después con misericordia al hermano próximo que sufre.
¿Puede ser?

Marcela Díaz
24 de enero de 2023 a las 19:43

Gloria a Ti Señor Jesús

Valero
25 de enero de 2023 a las 09:00

Cierto, el mismo Jesús dijo: "Padre si es posible pase de mi este cáliz, pero hágase tu voluntad" Esa obediencia nace de una certeza, que Dios es infinitamente bueno, que no he de dudar de su amor ocurra lo que ocurra. He vivido en mi vida momentos de gran sufrimiento, momentos en los que me veía desbordado, angustiado, con el agua al cuello, pero siempre me salvó el no dudar de la bondad de Dios y de que él tiene poder para sacar vida de la muerte.

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