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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

20
Oct
2010

El abismo llama al abismo

10 comentarios

¿Cómo pensar la relación de Dios con un mundo caracterizado por la generación, la corrupción y la evolución, aparentemente lo contrario de Dios? ¿Cómo pensar que Dios puede salvar de la muerte, cuando constatamos que no salva de tanto sufrimiento que trastorna la vida de los hombres, de tanta injusticia que subleva a los corazones más dignos y sensibles? Ya Nietsche decía que la única excusa que tiene Dios es que no existe. Pero, por otra parte, si en la historia de la evolución todas las muertes han dado como resultado nuevas vidas, ¿por qué no pensar que la muerte del hombre forma parte de la obra de Dios para hacer posible una vida humana divinizada, una vida que sea participación de la misma vida de Dios?

 

Dice el libro de los salmos que “un abismo llama a otro abismo”. El abismo del hombre siente una (a veces) inconsciente atracción por el abismo de Dios, quizás porque intuye que en el abismo divino puede comprender su propio misterio. En efecto, el hombre es un misterio incomprensible para sí mismo. Pero una de las propiedades de Dios es su insondable incomprensibilidad. En el momento en que lo comprendemos no es Dios. De forma similar resulta tan incomprensible que el hombre no sea transcendente en razón de su conciencia, su pensamiento y su espíritu, como es incomprensible que sea trascendente siendo de naturaleza mortal. Esta incomprensibilidad relativa de la trascendencia humana encuentra su respuesta en la incomprensible donación de Dios, cuya última palabra no puede ser dicha en los límites que la naturaleza biológica impone a la historia del hombre.

 

El hombre es de un orden distinto al de la naturaleza. Por eso protesta contra la muerte a la que la naturaleza parece condenarle y busca la trascendencia. Para que el hombre pueda encontrarse con el Dios trascendente que explica su trascendencia, con el abismo que llama al abismo, es necesario pensar la relación de Dios con el ser humano, no como la de Alguien que está frente a mi, sino como mi constitutivo más profundo. Tan incomprensible resulta su existencia como su no existencia. A Dios ni le damos existencia cuando lo afirmamos, ni se la quitamos cuando le negamos. Nuestras certezas, basadas y apoyadas en la naturaleza del mundo, son insuficientes para comprender una naturaleza divina que desborda los límites del Universo. El universo no puede contener a Dios; es Dios el que contiene y sostiene el Universo.

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Bernardo
20 de octubre de 2010 a las 18:42

Yo creo que, precisamente por contener y sostener Dios al Universo, es éste una expresión de Dios mismo. El lenguaje de Dios se expresa por medio de la Creación de la naturaleza como un medio privilegiado, de ahí que la naturaleza es ya expresión de Dios mismo. La naturaleza y el hombre como parte integrante de ella, son instrumentos de expresión de Dios mismo, pero no agotan a Dios, porque, como bien dices, están contenidos en Él y no Él en ellos. Dios ha querido expresarse y experimentarse en el devenir del Universo y en el ser de los hombres. La humanidad se construye en un proyecto de desarrollo que parte de la constitución de grupos, comunidades y una sociedad de hombres. El final del proyecto es la construcción del Cuerpo de Cristo Cósmico en donde se aúnan la naturaleza, el hombre y el Espíritu que lo anima todo hasta que Dios sea todo en todas las cosas.
Entiendo que el proceso debe ser unitario, aunque se exprese en dos niveles que van de la mano: el natural y el espiritual. La muerte forma parte del proyecto de creación de ese Cuerpo de Cristo Universal, porque es la manera de integrar todas las criaturas, de recapitularlas por medio de esa muerte, la hermana muerte que decía Francisco.

lola
20 de octubre de 2010 a las 19:54

Porque tambien ante la muerte somos libres, y podemos morir elegiendo vivir, y podemos cambiar en el ultimo instante. Tenemos dos opciones, como vemos en Lucas,-los dos ladrones- dos personas, dos formas de afrontar una misma situacion. Una maldiciendo su suerte y increpando al mismo Dios, la otra intentando ayudar al que tiene al lado y pidiendo ayuda al mismo Dios. Nosotros elegimos en cada momento quien queremos ser,

Agua-Mar-Ola
20 de octubre de 2010 a las 23:53

Dios Es nuestro Ser, pero el hombre no es el suyo. Nuestro Ser más profundo es Divino. Somos Abismo de Amor Divino. Otros hablan de Vacío de Amor. Vacío de Ser.Agua-Mar-Ola. Palabras que solo apuntan al Misterio del totalmente Otro. Hace falta que seamos conscientes de ello. O que despertemos a nuestra Realidad más profunda.A partir de esta trans-formación transformaremos aquello que nos rodea hasta que Él Sea Todo en Todos. La Parusía, Eterno Ahora.Saludos cordiales

pura técnica.
22 de octubre de 2010 a las 02:02

No creo que Dios contenga al Universo, pues el universo está en expansión.
Por lo tanto no hay nada que lo contenga. Es: E=mc^2.

Desiderio
22 de octubre de 2010 a las 16:08

Recuerdo cuando estudié a Hegel y los idealistas alemanes, que me resultaba difícil de comprender cómo se podía desplegar el absoluto en el mundo natural, cómo de una entidad ideal podía emerger algo corporal. Y pensando sobre el tema me di cuenta que de alguna manera —y con toda la distancia que corresponda con el pensamiento hegeliano— eso es lo que defendemos los creyentes: que todo procede de Dios, incluso el mundo natural. Y la verdad es que me cuesta concebir cómo es posible que de Dios surgiera todo el cosmos. Puedo entender mejor o peor al Dios personal que nos ha revelado Jesucristo, pero ya digo, me cuesta enlazarlo con ese Dios creador del universo. Ya no entro en argumentos de si el universo es racional o no, o de si reclama alguien que le haya dado esa existencia ordenada. Me refiero más al hecho de la creación, de la creación ex nihilo. El simple hecho de creer que eso es posible, o que eso es así, es una muestra clara de lo lejos que estamos de comprender la realidad divina. Y sin embargo, esta esa realidad del ser humano de que sin entender nada, no podemos —los creyentes— dejar de apelarle, de esforzarnos por acercarnos a Él, aunque nuestro caminar sea tan inseguro como el caminar sobre el hielo.

Anónimo
15 de abril de 2014 a las 17:06

SALUDOS Y BENDICIONES PARA TODOS CREO QUE EL LIBRO DE LOS SALMOS 42-7 SE REFIERE EL VACIO QUE HAY DENTRO DEL SER HUMANO Y NECESITA SER LLENADO AVER LOGRO DAR ENTENDER POR EJEMPLO 2 DE REYES 4 LA HISTORIA DE AQUELLA MUJER QUE SE LE MURIO EL MARIDO Y LE QUEDO SUS DOS HIJOS Y EL SIERVO DE JEHOVA LE DIJO EN EL 1-3 DE 2REYES CUANDO LE DIJO VE Y PIDE PARA TI VASIJAS VACIAS PRESTADAS DE TODOS TUS VECINOS VASIJAS PARA SER LLENADOS los vecinos representa un avismo y tu el otro abismo y JESUCRISTO llena los abismos SALUDOS Y BENDICIONES DESDE JUCHITAN OAX MEXICO ATTE PASTOR MISIONERO

Francisco
8 de abril de 2018 a las 02:53

Lo que señala el salmo 42:7 se refiere ala profundidad y la simplesa de las cosas , claramente tener una relación profunda produce una respuesta profunda, un abismo llama a otro abismo a la voz de sus cascadas , lo que sigue contiene la respuesta de lograr esa profundidad."todas tus hondas y tus olas han pasado sobre mí" la manera de obtener esa profundidad en nuestra realidad carnal hacia una trascendencia espiritual es a través del clamor forjado por el sufrimiento , y quebrantamiento humano, solo revelado por Jesucristo, el camino al Padre.
Pero aquellos religiosos o filósofos superficiales solo obtendrán, lo mismo superficialidad y apariencias.
La pregunta es : " La vida eterna es superficial o profunda?

Jorge Forero
26 de mayo de 2023 a las 14:53

Simple e incomprensible para lo limitado q es el logos del hombre. Porque su eterno poder y deidad, se hacen visibles en la creación.... Para q no tengan excusa...romanos1:20- 22.

valero
20 de julio de 2023 a las 09:02

El hombre intuye que su naturaleza no puede ser explicada totalmente desde su dimensión física, esto me recuerda la famosa frase de Aristóteles de que "el hombre (el todo) es más que la suma de sus partes" y así, su total comprensión -creo yo- sólo es posible desde el misterio de su dimensión trascendente. Estamos hechos a imagen de Dios y como dice más o menos San Agustín, nuestro corazón sólo hallará reposo en Dios porque de él venimos. Desde esta perspectiva, la muerte no un fracaso terrible, una injusticia, sino una puerta a Dios mismo en el que por fin el ser humano, encontrará todas las respuestas.

Luis Rivera
19 de marzo de 2024 a las 15:04

Entiendo que no es tan complicado, solo veo que su deseo de estar en la casa de Dios era correspondido por Dios. Es decir yo deseo ver a Dios, aparte me atrae porque el también desea que le visite.

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