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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

31
Oct
2025

Atesorar para sí o ser rico ante Dios

7 comentarios
difuntos2025

El evangelio de Lucas (12,13-21) cuenta la historia de una persona que acude a Jesús para que haga de árbitro en el reparto de la herencia con su hermano. Jesús no acepta la demanda. De repartir los bienes se ocupaban los escribas. Jesús ha venido para instaurar otro orden de valores. Y aprovecha la ocasión para ofrecer una reflexión sobre las riquezas que uno puede acumular en este mundo. La vida, dice Jesús, no depende de los bienes. Las riquezas no aseguran la vida, ni la vida amorosa, que es lo que muchos buscan, porque esa vida depende del comportamiento y bondad con la persona amada, ni la vida biológica, pues la muerte puede ocurrir en cualquier momento. A propósito de esta verdad, que muchas veces nos cuesta aceptar, Jesús lanza la siguiente pregunta: “lo que has acumulado, ¿de quién será?”.

Esta pregunta es fundamental para situarnos ante la vida. Acumular no sirve de nada, porque al final, cuando llegue la hora de la muerte, lo que hemos acumulado no nos lo podemos llevar. Lo mejor que podemos hacer mientras vivimos es repartir lo que hemos acumulado, porque así nos ganamos amigos que nos hacen la vida más agradable. Esta pregunta sobre las riquezas acumuladas tiene otras variantes. Los hay que en vez de, o además de acumular dinero, acumulan poder o cargos. ¿Para qué sirve ese poder, para qué sirven tantos títulos? ¿Para sentirse importante y superior? Cuando el poder se utiliza en provecho propio sólo sirve para quedarse sin amigos y ganarse enemigos.

Si pensamos que la vida es una carrera para ver quién consigue más, en el terreno que sea, nos estamos equivocando, porque la vida debe ser una carrera para ver quién ama más. Los que aman más, lejos de sentirse importantes y superiores, se sienten servidores y hermanos, y su vida se llena cada vez más de alegría. Esta carrera por amar más y hacer el bien debería ser la propia de todo cristiano. Quiénes así viven no son ricos para sí mismos, sino ante Dios. Ser rico ante Dios es repartir con el prójimo.

La conmemoración de los fieles difuntos es una buena ocasión para que meditemos seriamente para quién será lo que hemos acumulado. Y la fiesta de todos los santos es una invitación para que seamos cada vez más ricos ante Dios. Para ello, el buen camino es dejar de atesorar para sí y compartir con tantas personas necesitadas que nos rodean lo que vamos acumulando, no solo dinero, sino sobre todo compartir la vida, lo que vive en mí: saber, bondad, buen humor, cariño y amor.

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juan garcia
31 de octubre de 2025 a las 16:31

En poco tiempo de existencia nos damos cuenta de que el diinero y los bienes de este mundo no son lo más importante en la vida. Hace falta el dinero básico para subsistir, como otras muchas cosas más. La acumulación de dinero es la tarea principal de los polítidos de turno. Es lamentable que se corten los programas de ayuda a los necesitados y se emplen millones en cosntruir lo innecesario, además del dinero que se apropian
los políticos, nuestro presidente está pidiendo 3200 millones por
gastos de cortes, al mismo tiempo que cierra ¡los bancos de alimentación para los necesitados. Presumen los de su partido de ser unos buenos cristianos, y el señor presidente se cree un enviado especial del cielo para gpbernar América.

Valero
1 de noviembre de 2025 a las 08:45

Nada podré llevarme cuando muera si no únicamente el bien que haya podido hacer a los demás, ese es el verdadero tesoro que como cristiano me siento llamado a acumular. Naturalmente a mi me gusta el dinero tanto como al que más y me asusta la idea de que me falte a final de mes, pero la fe es un combate y en el que mal que bien aprendo cada día a fiarme del Padre.

Ana Celia
1 de noviembre de 2025 a las 11:58

Exelente la reflexión, una vez hablaba con un sacerdote donde yo le contaba que a mí me gustaba ayudar pero siempre me pagaban mal y este sacerdote me dijo que no importaba si me pagaban mal porque yo estaba haciendo bien y estaba con eso ganando puntos para el cielo es mejor ayudar en vez de estar guardando riquezas que cuando me muera no me las voy a llevar.....mejor es ayudar al que necesita y sin mirar a quien hay que ayudar sin condiciones 🌟♥️

Andres Milian
1 de noviembre de 2025 a las 13:30

Solo cuando la fé es profunda, se puede despreciar el dinero. No hay otra manera,.....trabajo para la iglesia.

Delia
1 de noviembre de 2025 a las 20:02

Jesus testimonio su inclinacion hacia los pobres,mas debiles de la sociedad,pero tambien es cierto falta de compromiso y tibieza en nuestra bondad ,no vemos mas alla de la ayuda temporal q se brinda a determinados lugares carenciados
Nos conformamos con decir se hace lo que se puede"

juan garcia
1 de noviembre de 2025 a las 23:06

El Señor no quiere ser árbito de las riquezas de nadie, sino amante de todos nosotros. No quiere hacerse cargo de nuestras pertenencias, sino ver cómo compartimos lo que tenemos con los que no tienen. La vida no se mide por lo que tenemos acumulado, ni es la medida de los bienes que nos han dejado nuestros progenitores. La vida es frágil y podemos perderla a cualquier momento. Por tanto las riquezas no son lo más importante ni mucho menos. El amor al prójimo es el valor más más grande. "Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo" nos dice el Señor.

Hormias
2 de noviembre de 2025 a las 20:01

Nunca el amor del dinero puede superar al amor espiritual De Dios

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