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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor


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31
Jul
2023
El papel creador de Cristo
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ermitacreador

El Credo comienza afirmando que Dios Padre es el creador de todo lo que existe. Pero con la misma fuerza y verdad podemos afirmar que Cristo es creador: “En el principio existía la Palabra… Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe” (Jn 1,1.3; cf. Jn1,10). Todo por ella, nada sin ella. Esta Palabra se identifica con el Hijo eterno que iba a encarnarse, con Jesucristo. Por eso es posible afirmar, como hace Francisco, que “desde el inicio del mundo, pero de modo peculiar a partir de la encarnación, el misterio de Cristo opera de manera oculta en el conjunto de la realidad natural, sin por ello afectar su autonomía”.

La carta de san Pablo a los colosenses (1,15-16) se refiere directamente al papel creador de Cristo: todo fue creado “en él, por él y para él”. Cristo está en el origen de todo lo creado (por él), Cristo lo sostiene todo (en él todo tiene consistencia) y Cristo es la meta a la que todo tiende, todo ha sido creado para encontrar en Cristo la salvación (para él). Cristo es el pasado, el presente y el futuro de todo lo creado.

En este texto de la carta a los colosenses se califica a Cristo creador de “imagen” de Dios invisible. Imagen no es sólo el reflejo de un modelo anterior a ella, es precisamente ese modelo. Imagen es paradigma, modelo del que se sirve un artista para realizar su obra. Jesús sería el modelo a partir del cual Dios ha creado al ser humano. El Padre, el Artista creador, tenía delante el mejor modelo al realizar su obra. Por eso toda la creación, pero sobre todo el ser humano, tiene desde sus orígenes más profundos una huella cristológica. “Lo humano” tiene su origen en el mismo Verbo. Así se comprende que en el Verbo eterno del Padre haya una “tendencia” hacia lo humano, hacia la encarnación.

La función de Cristo en la creación, manifiesta que ésta tiene sentido y que su destino es la salvación. La creación no es algo caótico o arbitrario. Gracias a Cristo, la creación es una realidad con sentido. “Gracias al Verbo, dice Juan Pablo II, el mundo de las criaturas se presenta como cosmos, es decir, como universo ordenado”. Gracias a la palabra de Dios el mundo deja de ser un caos, una realidad caótica, a la deriva, desordenada y sin sentido, y se convierte en un cosmos, en una realidad cosmética, bella, armoniosa, con sentido. Cristo, como Logos, ofrece a lo creado una razón de ser, una meta.

El mundo no va a la deriva porque tiene un logos, una razón, una palabra que lo orienta. Una creación llevada a cabo por Dios Padre a través de su Hijo eterno, el Logos, no puede ser algo arbitrario o fortuito, algo debido al azar o sin motivo; tiene que tener un fin, una meta. En Jesús, como Logos, encontramos la clave de la estructura de lo real, la aclaración del enigma del ser. La Palabra de Dios no sólo hace posible el mundo, sino que convierte además el mundo en inteligible. Jesucristo, en cuanto Palabra de Dios, revela al mundo la voluntad de Dios sobre el cosmos. La lógica del cosmos, y sobre todo la lógica del ser humano, es Dios.

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26
Jul
2023
¿Quemar el Corán? ¡Claro que no!
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Corán

El pasado 28 de junio un inmigrante iraquí quemó un Corán delante de una mezquita en Estocolmo, el mismo día en que se celebraba una de las festividades musulmanas más importantes. El Papa Francisco manifestó su indignación y disgusto. Una de las más llamativas reacciones que tal desgraciado hecho ha provocado ha sido el incendio, el pasado 20 de julio, de la embajada sueca en Bagdag. En los últimos años se han producido hechos similares, como la quema de iglesias cristianas en Sudán, o burlas ante imágenes de la Virgen María o fotografías del profeta Mahoma. En el terreno político, también hemos asistido a la quema de banderas o fotografías de jefes de estado.

Me centro en los actos con connotación religiosa. A mi modo de ver tienen una doble vertiente. La de algunas personas que están heridas por personas representativas de una determinada religión, que expresan de este modo su profundo malestar, atribuyendo a la religión o a la institución lo que es propio de personas desalmadas y, al mismo tiempo, manifestando con este gesto su rabia ante quién les ha dañado. El otro aspecto de la cuestión es la reacción o respuesta de algunas personas o grupos ante un gesto considerado una profanación de lo más sagrado y representativo de su religión.

Hay reacciones muy dignas, que se centran en el terreno religioso, como por ejemplo la llamada a los fieles para orar por la persona profanadora. Otras pueden ser de tipo jurídico: siempre es posible denunciar ante las autoridades hechos que uno considera insultantes. El problema lo plantean las reacciones o respuestas con connotaciones violentas. Pues este tipo de respuestas parecen impropias de una persona religiosa. Una religión violenta es, de entrada, falsa. Ya sé que en nombre de la religión se ha ejercido la violencia e incluso la guerra a lo largo de la historia. Cuando esto ocurre, la religión queda totalmente descalificada, bajo pretexto de defenderla. La prueba de la autenticidad de una religión es la apelación al Dios de la paz.

Hay aspectos de la vida que se viven con mucha intensidad, puesto que comprometen la vida entera. El peligro no está en la intensidad, en la pasión, en el grado de compromiso, sino en vivir estos sentimientos serios y profundos de forma intolerante, pues entonces se corre el riesgo de devolver, no solo insulto por insulto, sino mal por mal, violencia por violencia. Y así entramos en una espiral en la que todos salimos perjudicados. El único modo de parar la violencia es precisamente no respondiendo con violencia.

Naturalmente, uno tiene derecho a defenderse. Defenderse es una cosa. Es posible hacerlo con buenas palabras. Devolver mal por mal es otra. El que no está de acuerdo con el mal, nunca debería devolver mal por mal, precisamente porque no está de acuerdo con el mal. Si dice que está en desacuerdo con el mal recibido, y devuelve mal por mal, no solo es un incoherente, sino que manifiesta lo poco que valen para él los principios que proclama.

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23
Jul
2023
El hambre, arma de guerra
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La falta de trigo tiene como primera consecuencia la falta de pan; y la falta de pan produce hambre. Tras los bombardeos sobre la ciudad de Odesa, el principal puerto del mar negro, de donde salían barcos cargados de trigo, y el bombardeo directo de los depósitos de trigo, Rusia ha utilizado una nueva arma en su guerra contra Ucrania y, de paso, en su guerra contra el mundo, al arma del hambre. Ucrania es el primer país de Europa en superficie de tierra cultivable y un referente fundamental para la producción de trigo, hasta el punto de que es conocida como “el granero del mundo”. El trigo ha subido ya sus precios en los mercados mundiales. Los principales afectados por esta subida van a ser los de siempre, los países pobres. Porque los países ricos pagarán el trigo a precios más caros, pero lo pagarán. Los que no puedan pagar sufrirán las consecuencias directas, en forma de hambre, de estos bombardeos rusos.

Traigo estos datos a colación no para lamentar la subida de precios con su inflación correspondiente, sino para recordar que el mundo está en guerra. Y que la guerra es inadmisible, es un pecado contra la humanidad, es injustificable desde cualquier punto de vista. Lo único justificable es la legítima defensa. La primera consecuencia de la guerra no es la falta de trigo, sino la falta de respeto a la vida humana. Los conflictos no se solucionan a base de puños, sino a base de palabras. El egoísmo y la ambición humanas son los que prescinden de la palabra para tratar de anular y matar al otro que es tan persona y tan humano como yo. Al otro que es “otro yo”.

El Concilio Vaticano II, además de anhelar tiempos nuevos en los que fuera inconcebible toda guerra, añadía que, una vez estallada la guerra, no todo es lícito entre los contendientes. Me temo que esta frase o este principio es un brindis al sol, o sea, un deseo imposible de cumplir. Una vez que se han traspasado los límites de lo legal, de lo normal, de lo ético, de lo humano, de lo razonable, de lo sensato, ya no hay límites. Se entra en un terreno en el que el mal solo produce más mal.

El mal produce más mal en el que sufre el mal que otro provoca, y en el que provoca el mal. No solo sufren los agredidos, también sufren los agresores. ¿Hasta cuando el agresor podrá soportar el mal que también se provoca a sí mismo? Es una verdadera pena, pero probablemente la guerra acabará cuando el agresor no pueda soportar el mal que también le afecta a él.

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20
Jul
2023
Jornada mundial de abuelos y mayores
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jornadamayores

El Papa Francisco instituyó hace dos años la jornada mundial de los abuelos y de los mayores, que desde entonces se celebra en toda la Iglesia el cuarto domingo de julio, cerca de la fiesta de los santos Joaquín y Ana, los abuelos maternos de Jesús. El tema de esta jornada es: “su misericordia se extiende de generación en generación”. Es un tema que nos recuerda el encuentro de María con su anciana pariente Isabel. Tras escuchar el saludo de Isabel: “bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”, María responde con un cántico de alabanza en el que proclama que la misericordia del Señor se extiende de generación en generación.

El Papa, en su mensaje con motivo de esta jornada, nota la cercanía de fechas entre esta jornada de los abuelos y la jornada mundial de la juventud que se celebrará a principios de agosto en Lisboa. Esta cercanía de fechas nos invita a reflexionar sobre la relación y cercanía que debe haber entre jóvenes y mayores. Dice el Papa: “Dios desea que los jóvenes alegren el corazón de los ancianos, y que adquieran sabiduría de sus vivencias. Pero, sobre todo, el Señor desea que no dejemos solos a los ancianos, que no los releguemos a los márgenes de la vida, como por desgracia sucede frecuentemente”. ¡Cuánta razón tiene el Papa! Sucede frecuentemente, y no solo con los ancianos, sino con los enfermos y con todas aquellas personas que ya no nos resultan útiles o que consideramos un estorbo para nuestros proyectos, que los relegamos, los marginamos, los minusvaloramos.

El Papa invita a los jóvenes a realizar gestos concretos para abrazar a los abuelos y a los ancianos. E invita a los jóvenes que se están preparando para ir a Lisboa a que antes de ponerse en camino vayan a encontrar a sus abuelos o hagan una visita a un anciano que esté solo. Sin olvidar, añado yo, que las personas mayores no sólo necesitan ser visitadas. Necesitan ser escuchadas. En esas personas sucede con frecuencia que la capacidad de hacerse oír no es proporcional a las necesidades que tienen. De ahí la importancia de descubrir, debajo de muchos silencios, los gritos que no se hacen oír.

Los mayores, en nuestras familias e instituciones, nos han legado un pasado necesario sobre el que construimos el presente y el futuro. Seamos a no conscientes, todo lo que tenemos lo hemos recibido. No reconocer la herencia recibida es propio de personas prepotentes que piensan que, gracias a ellos todo funciona bien y que, antes de ellos, todo era malo. Recordar y agradecer lo recibido es recordar que no todo depende de las propias capacidades y ser consciente de lo mucho que nos necesitamos unos a otros. En nuestras familias y en nuestras instituciones, los mayores no son el pasado. En todo caso son el presente sobre el que se cimienta el porvenir. Si no cuidamos nuestro presente tampoco tendremos ningún futuro.

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15
Jul
2023
Santo Tomás de Aquino, 700 años
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Aquinocanonización

El 18 de julio de 1323, el Papa Juan XXII canonizaba a Tomás de Aquino. Se cumplen, por tanto, 700 años de esta canonización. Los elogios que santo Tomás ha recibido a lo largo de la historia son muchos. El Papa de que lo canonizó, haciendo referencia a su obra más famosa, la Suma de Teología, dijo estas palabras: “tantos milagros como artículos”. La Suma tiene más de 3.000 artículos.

Uno de los títulos que mejor resumen los elogios recibidos por parte del Magisterio de la Iglesia, indicativo de su extraordinaria labor teológica y del amplio reconocimiento que ha merecido, es el de doctor común, “a causa de la claridad de su doctrina, que trasciende, tanto en filosofía como en teología y en cualquier otra materia, la de todos los doctores modernos”, según indica Pío XI en la encíclica que escribió con motivo del sexto centenario de su canonización.  Si Tomás de Aquino es el doctor común de la Iglesia católica, eso significa que no es patrimonio de nadie, que es un bien de todos y que pertenece a todos. Eso no quita que también sea una gloria de la Orden de Santo Domingo.

Lo mejor que hoy podemos hacer con la doctrina de Santo Tomás no es repetirla materialmente, sino seguir sus grandes intuiciones, buscar el modo de aplicarlas a la situación actual y tomarle como modelo de buen hacer teológico. Seguir hoy a santo Tomás no es repetir sus soluciones, sino hacer teología, como él hacia, teniendo en cuenta las necesidades del mundo actual y respondiendo a las dudas y dificultades que hoy se le plantean a la fe. La gran pretensión de santo Tomás era buscar y encontrar la verdad, buscando descubrirla incluso en quienes no pensaban como él. Su teología era una teología en diálogo, abierta a los grandes interrogantes de la humanidad.

Un aspecto de su vida de piedad que vale la pena destacar era su gran amor a la eucaristía. El himno, Pange lingua, que todavía se sigue cantando hoy, fue escrito por nuestro santo para la festividad del Corpus Christi. Su estrofa mas famosa es la última, que empieza con las palabras tantum ergo: veneremos, postrados, a tan gran sacramento; y que la fe supla la incapacidad de los sentidos. Según su biógrafo, Guillermo de Tocco, estando en su lecho de muerte, el abad del monasterio de Fossanova entró para llevarle el viático y, al verlo, pronunció estas palabras: “Yo te recibo, precio de mi salvación, por cuyo amor he estudiado, velado y trabajado; te he predicado y enseñado; confío al juicio de la santa iglesia romana lo que he enseñado o escrito sobre el sacramento del Cuerpo de Cristo y los otros sacramentos”.

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10
Jul
2023
Con este Papa, de sorpresa en sorpresa
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consistorio

Después del nombramiento del nuevo Prefecto para la doctrina de la fe, nombramiento que ha suscitado todo tipo de reacciones, desgraciadamente muchas de ellas negativas y, lo que es peor, insultantes, el Papa ha anunciado un próximo consistorio para la creación de nuevos cardenales. Lo que está pasando con Monseñor Víctor Manuel Fernández me parece lamentable. Porque precisamente los que se auto declaran y auto consideran más católicos que ninguno, son los que rompen la comunión con el Papa, no sólo manifestando su desacuerdo (cosa que puede ser legítima y comprensible), sino a base de descalificaciones personales que, en ocasiones, rayan el insulto. Era de esperar que en breve el Papa nombrase cardenal al nuevo prefecto de la fe. Cosa normal, por otra parte. Porque hubiera sido casi inconcebible que el importante cargo que ocupa no fuera ejercido por un cardenal.

Dígase lo mismo del Arzobispo de Madrid. Es normal que sea nombrado cardenal, puesto que se trata de un cargo relevante de la Iglesia española. Junto al arzobispo de Madrid, el Papa ha nombrado a tres españoles más: Fernando Vérgez Alzaga, presidente de la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano, Ángel Fernández Artime, rector mayor de los salesianos y Francisco Javier Bustillo, obispo de Ajaccio (Francia). Son 21 los nuevos cardenales; 16 de ellos electores. Entre estos últimos hay 5 religiosos (2 jesuitas, un agustino, un franciscano y un salesiano), 2 argentinos y un obispo auxiliar (de Lisboa). Son una buena representación de la universalidad de la Iglesia, como ha sido habitual en este tipo de nombramientos papales: hay un cardenal de Sudáfrica, uno de Malasia, otro de Sudán del Sur, Tanzania y China.

Si no hay fallecimientos, después del consistorio del próximo 30 de septiembre, habrá 138 cardenales electores. Pablo VI determinó que el número máximo de electores fuera de 120. Supongo que, si al convocarse el cónclave electoral fueran más los electores, participarían todos. La principal función de un cardenal es precisamente esa, la de participar en la elección del Obispo de Roma. Aunque para un cardenal y para todo cristiano, su principal función es la de ser un buen seguidor de Jesús.

Actualmente el colegio cardenalicio tiene dos ventajas, más marcadas que en tiempos pasados: su universalidad, cosa que ha recalcado Francisco al leer la lista de los nuevos purpurados. Ellos representan el amor misericordioso de Dios a todos los pueblos de la tierra. Otra ventaja es la experiencia pastoral que tienen la mayoría. Como en todo, siempre es posible encontrar desventajas, por ejemplo, la falta de conocimiento mutuo. A través de estas y otras mediaciones humanas, Dios conduce a su Iglesia. “El Espíritu Santo y nosotros hemos decidido” (Hech 15,28) es una famosa frase de una carta que escribió la Iglesia de Jerusalén a la de Antioquía. El Espíritu siempre actúa a través del nosotros. Del “nosotros”, o sea de la sinodalidad. Cuanta más sinodalidad más Espíritu.

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6
Jul
2023
La fe, dato antropológico antes que religioso
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arbolatraviesasol

Fe no es solo creer lo que no vemos; es también el medio para alcanzar lo real. Al hombre moderno le resulta difícil comprender que hay formas de alcanzar la realidad que no son las experimentables. Y, sin embargo, la fe como modo de alcanzar lo real, no es única ni primeramente una idea religiosa. De hecho, es un dato antropológico que hace posible la vida, aunque no seamos conscientes de ello.

Importa notar esta dimensión antropológica de la fe, previa a su aplicación religiosa, porque en algunos ambientes se tiende a considerar la fe como signo de inmadurez, como una ilusión alienante, irracional, infantil y anticientífica. Esta es la idea que hay que superar y para ello nada mejor que mostrar que la fe es una dimensión permanente de la vida. Hay cosas, fundamentales para la madurez y equilibrio psicológico, que uno no puede saber por sí mismo; sólo puede saberlas si se fía de otro: ¿cómo puedo saber que determinado hombre es mi padre?  Teófilo de Antioquía, un escritor del siglo II, decía: “¿Es que no sabes que la fe va delante de todas las cosas? Pues, ¿qué labrador puede cosechar, si primero no confía la semilla a la tierra? ¿O quién puede atravesar el mar, si primero no confía en la embarcación y el piloto? ¿Qué enfermo puede curarse, si primero no se confía al médico? ¿Qué arte o ciencia puede nadie aprender, si primero no se entrega y confía al maestro?”

Por otra parte, la fe favorece el progreso de la ciencia. La creencia juega tan gran papel en la ciencia como en casi todos los otros sectores de la actividad humana. Los niños en la escuela aprenden porque se fían del maestro, y así avanzan en el saber. Y las ciencias progresan porque los investigadores no parten de cero, sino que aceptan y creen las conclusiones a las que otros han llegado. Cierto, en estas conclusiones puede haber vacíos o errores, pero el remedio no se encuentra en el rechazo de la creencia, pues esto sería volver al primitivismo, sino en realizar una opción crítica y así favorecer el progreso.

Finalmente, la fe hace posible la comunicación, nos abre al otro en lo que tiene de indisponible, permite el acceso a lo oculto de su ser. Por muchos análisis bio-psicológicos a que sometamos a una persona, no podemos conocer su intimidad más que si entre los dos se abre una corriente de confianza y de simpatía. El conocimiento de lo que una persona es y tiene en su intimidad personal, de aquello que es más auténticamente suyo y que nadie puede conocer si ella no lo ofrece, no puede ser alcanzado sino mediante el don de sí y la fe. La fe humana, pues, hace posible la convivencia y la comunicación. La única manera de establecer relaciones con alguien, un hombre o un dios si lo hubiera, es mediante la confianza y la aceptación mutua. Este es el comportamiento más normal, más humano que podamos imaginar.

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2
Jul
2023
Nuevo prefecto de la fe: proponer y no condenar
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dicasteriofe

Estoy convencido que algunas noticias sobre “política eclesial” que aparecen en los portales de internet y en el resto de medios, no interesan a la mayoría de los creyentes. Aún así voy a dedicar este post a lo que, sin duda, los profesionales de la información y el mundo clerical habrá considerado una importante noticia, a saber: hay un nuevo prefecto del actualmente llamado Dicasterio (antes “congregación”) para la doctrina de la Fe. El Cardenal Luís Francisco Ladaria ha terminado su servicio al frente de esta importante institución, que ayuda al Papa en cuestiones doctrinales y disciplinares relacionadas con la fe católica. Su sucesor es el Arzobispo argentino Víctor Manuel Fernández, uno de los teólogos que han asesorado al Papa tanto cuando era arzobispo de Buenos Aires como ahora que ocupa la Sede de Roma. Para algunos (no muy “amigos” de este Papa) es un “pésimo nombramiento” (palabras literales que he visto escritas), para todos, una sorpresa.

Lo que me ha parecido más interesante de este nombramiento (a la espera de ver como evolucionan los acontecimientos) es la carta que el Papa le ha dirigido, en la que después de decirle que le confía una tarea muy valiosa, como es custodiar la enseñanza que brota de la fe para dar buenas razones de nuestra esperanza, añade que esta tarea debe realizarse no en plan negativo, buscando enemigos a los que condenar, sino en plan positivo, tratando de aumentar la inteligencia de la fe al servicio de la evangelización, en un contexto en el que la cultura y la ciencia plantean nuevas preguntas a la fe. El Papa tiene la honradez y la valentía de reconocer que en otros tiempos este dicasterio (heredero del “santo oficio de la inquisición”) llegó a utilizar métodos inmorales, que en vez de promover el saber teológico perseguían errores doctrinales.

Estas palabras me han recordado otras que le escuché a un sabio profesor mío de Antiguo Testamento cuando, en un retiro que nos dio a los jóvenes estudiantes de teología, dijo que la oscuridad no desaparece cuando se la critica, sino cuando se enciende una cerilla. Cierto, a veces nos limitamos a condenar el error, pero no a iluminar la inteligencia de los creyentes. Los creyentes maduros y formados no necesitan que nadie les señale dónde están los posibles errores, porque gracias a su formación, ellos mismos los detectan. Más aún, es posible que tales errores les ayuden incluso a profundizar en la fe, y eso de dos maneras: una, aprovechando la parte de verdad que puede haber en una mala formulación o exposición; y otra, estimulando su mente “a una más cuidadosa y profunda inteligencia de la fe” (tal como dice Gaudium et Spes, 62).

El Cardenal Ladaria, excelente teólogo, ha hecho un gran servicio a la Iglesia. En mi opinión ha dejado abierto el camino a su sucesor para que realice esta importante misión en la línea que indica el Papa Francisco y que, en cierto modo, ha sido la de Ladaria.

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28
Jun
2023
Las dos certezas del orante
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oraciónvidriera

Son dos los convencimientos que deben guiar la plegaria del creyente. Estos convencimientos están muy bien resumidos y relacionados en la primera carta de Juan, aunque es posible encontrarlos en otros escritos del Nuevo Testamento. Dice la primera carta de Juan (5,14-15): “en esto consiste la confianza que tenemos en él: en que, si le pedimos algo según su voluntad, nos escucha. Y si sabemos que nos escucha en lo que le pedimos, sabemos que tenemos conseguido lo que le hayamos pedido”.

Primera certeza: el que ora según la voluntad de Dios está convencido de que Dios le escucha y le concede lo que pide. Una expresión parecida la encontramos en la escena del ciego de nacimiento al que los judíos interrogan sobre la identidad de Jesús, y este les responde: sabemos que Dios escucha al que cumple su voluntad (Jn 9,31). Precisamente para que nuestra oración fuera adecuada, Jesús nos enseñó a orar pidiendo que se haga siempre la voluntad de Dios (Mt 6,10). Si a veces pedimos mal es porque nuestros deseos no se adecúan a la voluntad de Dios (Stg 4,3; Rom 8,26). La encíclica Spe salvi (n. 33) lo dice de esta manera: “En la oración, el hombre ha de aprender qué es lo que verdaderamente puede pedirle a Dios, lo que es digno de Dios. Ha de aprender que no puede rezar contra el otro. Ha de aprender que no puede pedir cosas superficiales y banales que desea en ese momento, la pequeña esperanza equivocada que lo aleja de Dios. Ha de purificar sus deseos y sus esperanzas”.

Segunda certeza: el orante ya ha conseguido lo pedido. Hay una palabra de Jesús que confirma esta convicción de la carta de Juan: “todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido” (Mc 11,24). Parece claro que, si la voluntad de Dios se cumple siempre y nosotros pedimos según esa voluntad, tenemos la certeza de conseguir lo pedido y, en cierto modo, podemos decir que ya lo hemos recibido. La oración anticipa lo pedido, porque en ella el Espíritu Santo, la prenda de la gloria, las arras de la esperanza, viene a nosotros (Lc 11,13). De una u otra forma, en la oración bien hecha, pedimos que el Reino de Dios, o sea, Dios mismo, se haga presente en nuestra vida. Por eso, en la oración se anticipa todo lo que podemos desear. Este convencimiento del creyente, hace que toda oración auténtica sea un motivo de acción de gracias.

Estas dos certezas nos deben mover a purificar nuestra oración. Nunca podemos hacer de la oración un acto mágico, que busca obtener algo mediante el cumplimiento exacto de algún rito, algo así como: “haga esa oración a san Judas Tadeo y pídase la gracia que se desea alcanzar”; o también: “seguro que, si hace esa oración y se la envía a 10 de sus contactos, recibirá el dinero solicitado”. Esas cosas que, a veces se encuentran hasta en los bancos de las Iglesias, no tienen nada que ver con la oración, sino con la delirante imaginación de sus autores o lectores, a no ser que sean todavía algo peor, una auténtica burla a la religión.

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24
Jun
2023
Interés de la fórmula "creación de la nada"
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creacionnada

En el post anterior afirmé que la fórmula “creación de la nada” debe ir precedida de la fórmula “creación por amor y desde el amor”. Dicho esto, la fórmula “creación de la nada” tiene su sentido y su interés. Bien entendida también va en línea de la creación por amor, un amor gratuito, libre, no condicionado, como son no condicionados los verdaderos amores. Decir que Dios crea de la nada no es una afirmación filosófica, pues entonces hasta pudiera resultar absurda: ¿cómo va a salir algo de la nada? Es una afirmación de fe. Significa que el Dios trascendente crea una realidad completamente distinta a la suya propia, y que crea esta realidad libremente y no condicionado por nada; ninguna realidad, ninguna materia preexistente condiciona a Dios al hacer surgir el mundo y el hombre. “Dios crea sin requisito previo alguno. No existe necesidad exterior alguna que motive su actuación creadora, ni coacción alguna que le determine. Tampoco se da materia primigenia alguna que ofrezca una potencialidad a su actividad creadora o que trace unos límites materiales a esa actuación” (dice el teólogo J. Moltmann).

Que Dios sea Creador significa que no es un Dios solitario, que se complacería en sí mismo de un modo narcisista, o un Dios incomunicado, olvidadizo de sus criaturas. Por el contrario, es un Dios que invita a participar de la vida. El Dios que todo lo ocupa y todo lo invade, deja espacio, hace sitio para el hombre, aunque este hacer sitio no sea una retirada, pues él siempre está presente sosteniéndolo todo desde dentro, por medio de su Espíritu. Ocurre que el “estar presente” en todo, propio de Dios, se realiza al modo de Dios, y por tanto, no de modo material, pues la materia, además de ocupar un lugar que otro no puede ocupar, siempre es limitada. La presencia de Dios es espiritual. Precisamente porque Dios desborda los límites de lo creado, el Universo no puede contener a Dios. Es Dios el que contiene y sostiene el Universo. A este respecto el Papa Francisco ha escrito: “Hemos dicho tantas veces que Dios habita en nosotros, pero es mejor decir que nosotros habitamos en él” (Gaudete et exultate, 51).

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