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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

11
Mar
2021

Retraso de la semana santa, ¿con qué objetivo?

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procesiones

Desde la Universidad Politécnica de Madrid se ha propuesto retrasar tres semanas la Semana Santa. ¿Con qué objetivo? Para disfrutar mejor de unos días de vacaciones y para beneficio de la hostelería. Eso, dando por supuesto que con este retraso la incidencia del virus habrá disminuido, porque habrá mucha más gente vacunada.

Convertir la semana santa en tema vacacional o en asunto de mercado va en línea con lo que hace unos meses califiqué de religiosidad de temporada. Entonces indiqué que los mejores ejemplos de este tipo de religiosidad estaban en los días Navidad y de Semana Santa. En estos días muchas personas asisten a algún acto de culto, pero muchas más asisten a actos que no son estrictamente litúrgicos, aunque están relacionados con el evento religioso de tales días: se presencia una procesión, se aplaude a una imagen, se visitan belenes o monumentos eucarísticos, pero lo propio de la religión, que es el encuentro con Dios, ni se plantea. Importa la sensibilidad. O mejor, la sensiblería.

En la religiosidad de temporada abundan los medios, pero no median, porque ocultan el fin. Las mediaciones religiosas orientan a una realidad más grande, están al servicio del encuentro con Dios. Si lo que importa es la imagen, y no digamos si lo que importa es el artista, no estamos en línea con lo que pretende la imagen. Ella pretende orientar más allá, señalar una realidad divina. Hace muchos siglos Confucio, un pensador chino, notaba: cuando el sabio señala la luna, el idiota mira al dedo. Aplicado a la religiosidad de temporada: cuando la imagen señala lo divino, algunos espectadores se preguntan por los colores o los vestidos de la imagen.

Si además pretendemos aprovechar la religión para convertirla en asunto de mercado, entonces los medios ya no es que oculten el fin, es que lo cambian, buscan otro fin. Deseo vivamente que el virus pierda fuerza. Pero la cuestión de fondo en esta propuesta de retrasar la semana santa a finales de abril es el turismo y el negocio. Si hay procesiones, habrá turismo. Sin procesiones, no lo habrá. Estoy a favor del turismo y del negocio, pero no es bueno que se confundan las cosas. La semana santa no es ocasión para hacer negocio. Y puede celebrarse con procesiones o sin ellas. Lo que importa no son las procesiones. Importa que esas procesiones nos ayuden a vivir el misterio pascual. ¿Es eso lo que se busca con la propuesta de retrasar la semana santa, vivir mejor el misterio pascual? ¿O son otros los intereses?

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