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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

20
May
2017

Nadie es tan malo que no tenga algo bueno

4 comentarios
caos

Nadie hay tan malo que no tenga algo de bueno y nadie tan falso que no posea parte de verdad, dijo Tomás de Aquino. Y remachó su convicción añadiendo: hasta del demonio puede decirse. Sin duda, para ver la gracia en medio de la desgracia, o para ver el bien en un océano de mal, hace falta una mirada perspicaz. También hay que añadir que la mirada se puede educar. Y que sería conveniente, de cara al encuentro con los alejados de la fe, que los creyentes supiéramos valorar las muchas cosas buenas que tienen. Pero no es de las muchas cosas buenas que hay en los no cristianos de lo que aquí quiero tratar, sino de lo bueno que siempre puede encontrarse incluso en lo más malo. Para decir palabras de sabiduría que puedan ayudar a ese pequeño bien a crecer, afianzarse y desarrollarse. Solo una palabra sabia puede entrar allí donde no se la espera ni se la desea.

Cuento dos historias bíblicas, que aparentemente están llenas de mal, para mostrar que también en ellas hay bien. En el libro del Génesis (37,18-27) se cuenta la historia de José, al que sus hermanos quieren matar. Cuando están a punto de llevar a cabo su propósito, uno de los hermanos, Rubén, dice una palabra buscando preservar la vida de José. Esta palabra buena logra que el cabecilla del grupo, el hermano mayor, se sume a la propuesta de no matarlo, a cambio de dejarlo abandonado en pleno desierto. Hay ahí un atisbo de bien en medio del mal.

En el Nuevo Testamento (Lc 16,19-31) encontramos la historia de un personaje corrupto, un rico que desprecia al pobre y que ni siquiera es capaz de mirarle. El pobre se llama Lázaro, el rico no tiene nombre. Para Dios los pobres tienen nombre, para el mundo los que tienen nombre son los ricos. Dejemos eso. El hecho es que ese personaje corrupto (así lo calificó en una de sus homilías el Papa Francisco) también tiene su pequeña semilla de bondad. Y cuando se encuentra perdido totalmente en el infierno, piensa en sus otros hermanos, igualmente ricos como él, y se preocupa para que ellos no vayan al lugar de tormento al que sus maldades le han conducido.

Yo suelo decir que el dogma del purgatorio es consolador, porque es el dogma del matiz. Ni somos tan buenos como nosotros nos imaginamos, ni tan malos como piensan nuestros enemigos. Todo tenemos algo bueno. De cara a la predicación sería conveniente saber descubrir eso bueno, no para excusar lo mucho malo que hay, sino para recalcar lo bueno y sacarlo a la luz. No es fácil ver lo bueno que hay en el mal. A veces no lo ven ni sus propios protagonistas. Tarea del predicador de la gracia es descubrirlo, ayudar al malvado a ver este punto de bondad que hay en él, y ayudarle así a encontrar caminos de bien. Solo partiendo del bien es posible llegar al bien. Partir del mal, recalcar el mal (aunque sea en forma de condena) suele conducir al rechazo de la condena y no logra los efectos deseados.

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ivan grillo
20 de mayo de 2017 a las 17:26

Ese algo bueno de la gente mala, que difícil es verlo, captarlo, o apreciarlo.
Pienso, que si el Purgatorio existe y a el van los malos, que bueno seria que de allí no salieran nunca aquellos que pasaron por este mundo haciendo el mal.
Por este país (C.) paso un ser que desde que tuvo uso de razón comenzó a matar, robar y hacer cuanta maldad existe, para obtener el DINERO, que solo eso le importo en esta vida. Y desde luego, con ese dinero producto del negocio del narcotráfico, hacia, daba casas a ciertos pobres escogidos por el, que desde luego son los que ruegan al padre eterno que le de licencia, a ese hombre tan generoso y dadivoso.

Una de las incógnitas que mas angustian a los seres humanos, es saber como será la JUSTICA divina. Por que si es como la pintan los evangelios, los seres honrados que han habitado este mundo son los mas desgraciados.
Con mucha razón," la teología de la liberación" reacciono protestando contra la pasividad de los humildes contra la ferocidad de los poderosos.
Si de misterios se trata, el de la justicia. es uno de los mas inquietantes y ansiados por dilucidar.
Como de Dios no puede salir nada perfecto, el ser humado no es "puro" ni para la maldad ni para la bondad.
Nota aclarativa. Según los atributos divinos Dios es único y perfecto. Así, que si crea otro ser perfecto se esta clonando, seria otro Dios, lo que repugna a la sana lógica y doctrina.
ivan

Micaela
21 de mayo de 2017 a las 09:57

Qué bonito, fray Martín, lo que usted afirma sobre la maldad y la mentira y sobre quienes las representan ante nuestros ojos que nunca toman bien las medidas. Gracias por permitirnos, una vez más, saborear las sabias palabras de Tomás de Aquino.

Pienso que la perfección solo puede realizar el bien y lo bueno. Toda la creación fue reflejo, en sus orígenes, de la perfección de su Creador, complacido en ella. Pero la creación es vida, está viva. No es una compleja maquinaria programada según el diseño previo del más inteligente de los ingenieros. El bien y la bondad se puede realizar en ella o se puede destrozar, pero nunca aniquilar pues lo creado no tiene capacidad para destruir el principio de la vida: mucho antes se destruirá a sí mismo y no porque no sea perfecto sino porque para actuar de esa manera ha renunciado previamente a serlo.

Antonio López Sernández
21 de mayo de 2017 a las 13:35

He leído con gusto esta reflexión, P. Gelabert. A la hora de juzgar, esta actitud hace ver que siempre se pude destacar algo bueno en el mal y, sobre todo, en el "malo". A partir de lo bueno que pueda tener, el malo puede ver cariño y comprensión, hasta acabar reconociendo que también tiene chispas de bien en su comportamiento. A partir de ahí se puede reconducir al hermano que obra mal hacia el bien. Aunque no sea lo mismo, esto me hace recordar la psicología y perspicacia de San Pablo en el Areópago: parte del altar al Dios Desconocido para predicar la Buena Nueva. Partamos nosotros de lo bueno que tiene nuestro prójimo en su comportamiento irregular para reconducirlo por la senda del bien, del amor, de la comprensión, del compromiso, del bien obrar.

Juan
21 de mayo de 2017 a las 16:04

Los encargados de enseñar las cosas del ser dicen que este como tal es bueno.. y el mal es la no existencia. Pero en medio nos encontramos nosotros, de carne y hueso, compuestos, y capaces del bien y el mal, llamados a un destino perfecto. Históricamente contábamos con un departamento de purificación, que según algunos entendidos, se encuentra actualmente en huelga, pues el tiempo de merecer se acaba en este mundo. Fray Martín, ¿será el momento de la muerte el momento de purificación, frente a frente con el Divino Juez? Gracias por tu excelente reflexión.

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