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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

8
Abr
2017

¿Estatuto canónico para los seguidores de Lefebvre?

2 comentarios
hojassecas

Hay gestos, por parte de la Santa Sede, que parecen anunciar la concesión de un estatuto canónico dentro de la Iglesia para los seguidores de Monseñor Lefebvre. Durante el año de la misericordia se concedió a los sacerdotes de la fraternidad san Pío X poder celebrar válida y lícitamente el sacramento de la reconciliación. Hace pocos días el Papa Francisco ha abierto la posibilidad de que estos sacerdotes puedan presidir el matrimonio de fieles que siguen la actividad pastoral de la Fraternidad. Para ser exactos estas concesiones se hacen a aquellos que reconocen a Bernard Fellay como su superior. Otros grupos, sobre todo los que siguen a Richard Williamson, siguen al margen de la gran Iglesia y son manifestación de la división que hay entre los seguidores de Lefebre.

El Papa es coherente con su política “incluyente”: en la Iglesia hay sitio para todos. Para todos los que están dispuestos a respetar y reconocer las legítimas diferencias, carismas y modalidades de seguir a Cristo y de vivir eclesialmente. Por parte de los seguidores de Fellay, el hecho de acoger favorablemente estas concesiones implica, al menos implícitamente, el reconocimiento de la autoridad del Obispo de Roma.

Uno de los más serios problemas que plantea la integración y reconocimiento eclesial de los lefebrvrianos es la aceptación del Concilio Vaticano II. Parece que Monseñor Fellay estaría dispuesto a reconocer que el Concilio Vaticano II debe entenderse en el contexto de la gran tradición de la Iglesia. Se trata de un reconocimiento muy genérico y global, porque el problema no es el principio sino las aplicaciones y repercusiones concretas. Siempre se puede decir que en las aplicaciones, repercusiones y lecturas doctrinales ha habido y hay en la Iglesia un pluralismo de facto, reconocido por el mismo Magisterio.

La visión de los lefebrianos no es muy distinta de la que tienen otros grupos católicos que nunca han roto con Roma y siempre se han declarado “mas católicos que ninguno”. Las críticas que, por parte de los representantes de estos grupos, está recibiendo el Papa Francisco no son muy distintas de las que recibe por parte de monseñor Fellay y los que se sitúan a su lado.

Si estos gestos terminan en la creación de una prelatura personal o un ordinariato, se supone que el Ordinario de tal estructura jurídica tendrá que ser nombrado por la Santa Sede o, al menos, si hay derecho de propuesta, ser aceptado por la Santa Sede. Ahí es donde, poco a poco, la Sede de Roma podrá modular las actitudes del grupo, ir poco a poco encauzando sus posturas y controlar sus movimientos. Quizás esta aprobación, si se da, sorprenda a muchos, pero es posible que tenga efectos positivos, aunque sean retardados.

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josep
8 de abril de 2017 a las 13:10

parece que lo adecuado sería una prelatura personal..........

Mariavmm Mogort
19 de abril de 2017 a las 02:44

Excelente post, P. Martín. Todo lo que sea reconciliación, diálogo, apertura... es bueno. Y esto agrada a Dios, ¿cómo no?... Tenemos un Papa muy grande, regalo de Dios. Tendré q investigar la controversia con el Vaticano ll

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