Logo dominicosdominicos

Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

23
Feb
2017

¿De qué manera "Dios llama"?

4 comentarios
ventanaenpared

Cuando alguien se decide a entrar en un noviciado o en un seminario es frecuente decir que “Dios le ha llamado para ser religioso o para ser sacerdote”. Por este motivo se suele hablar de “vocaciones” a la vida religiosa o a la vida sacerdotal. Vocación precisamente significa llamada. Hablando de llamadas el Papa Francisco ha recordado que el matrimonio también es una vocación, una llamada de Dios. Eso sin olvidar que hay otro tipo de estados de vida o de misiones apostólicas que también pueden calificarse de vocaciones y atribuirse a una llamada de Dios: ser misionero laico, ser catequista, quedarse soltero, mantenerse viudo, dedicarse a obras de caridad.

Son muchas las posibles tareas y maneras de vivir que pueden ser llamadas de Dios.  Surge entonces la pregunta de cómo llama Dios, de qué modo, cómo saber si a mi, en concreto, me llama para ser religioso o para vivir matrimonialmente, para irme a países lejanos a anunciar el Evangelio o para quedarme en mi lugar de nacimiento realizando obras de caridad.

Evidentemente, Dios no llama por teléfono. Quizás alguno pueda decir que “ha sentido una inspiración” y que, por ese motivo, pide entrar en un noviciado o decide casarse. Pero las inspiraciones vienen en función de las experiencias, vivencias o circunstancias con las que uno se encuentra. Eso significa que Dios llama a través de los acontecimientos, a veces extraordinarios, pero normalmente, sencillos y ordinarios.

Lo que Dios quiere para todos y cada uno es que seamos felices. Eso que Dios quiere es lo que todos buscamos. Para ser feliz, cada uno busca aquellos modos de vivir que más pueden ayudarle a sentirse bien o que mejor encajan con su carácter, con sus posibilidades, con sus deseos. Ese buscar cuál es el lugar en el que me encuentro bien, el creyente puede interpretarlo como llamada de Dios. Dios llama a través de los acontecimientos leídos desde la fe.

La cuestión para el creyente es: ¿dónde voy a sentirme más a gusto, más realizado? Y también: ¿dónde voy a servir mejor? Pues no se puede ser feliz sin pensar en la felicidad de los demás. De ahí que la pregunta por la propia felicidad coincide con otra pregunta: ¿dónde y de qué modo mi vida puede ser más evangélica, más entregada al amor?

Es claro que quién no tiene fe, no reconoce ninguna llamada de Dios. Digo no reconoce, porque la llamada de Dios resuena en el corazón de cada ser humano, aunque no lo sepa, cada vez que su conciencia le dice: haz el bien, evita el mal. Y para hacer  el bien y evitar el mal, hay que escoger los caminos más adecuados en función de las propias posibilidades.

Posterior Anterior


Hay 4 comentarios, comparte el tuyo

En caso de duda, puede consultar las normas sobre comentarios.

Aviso: los comentarios no se publican en el momento. Para evitar abusos, los comentarios sólo son publicados cuando lo autorizan los administradores. Por este motivo, tu comentario puede tardar algún tiempo en aparecer.

Cancelar repuesta


Luciana
24 de febrero de 2017 a las 17:50

Si,muy cierto lo que nos dice el P.Martin.Es fácil escuchar esa llamada por el
atractivo que supone en darse a los demas.Perseverar en ella es lo mas seguro
de que Dios ha llamado.
Puede ocurrir a lo largo de esta vida.los imnumerables acontecimientos,claros,
felices y,oscuros.Ahi,poniendo en activo la fe recibida a pesar de,es donde esa llamada con su respuesta,puede dar vida al prójimo,donde la entrega se convierte
en realidad,tambien en,felicidad.

Micaela
25 de febrero de 2017 a las 08:23

Nuestras decisiones no tienen consecuencias definitivas para los que hemos creído en las promesas de Jesucristo y esto es muy liberador; es decir: nos podemos equivocar. Como dice fray Martín, Dios no nos llama por teléfono y no es tan fácil escuchar ni cumplir<<su voluntad>> Yo no sé bien qué es lo que Dios quiere de mí aunque estoy bien segura de que me quiere a mí. Nos gustaría esuchar nítidamente para ponernos manos a la obra pero eso no sucede porque no nos podemos apropiar de una llamada que no cesa y que se materializa cada día, cada momento, en nuestra entrega sincera a la verdad, sin torticeros argumentos, y al bien, que nos lleva hasta el que tenemos más cerca para atender su necesidad de ser escuchado, comprendido, asistido, amado.

Arturo Dextre
9 de septiembre de 2023 a las 13:19

Me encantó leerlo

Valero
10 de septiembre de 2023 a las 08:04

En mi caso esa vocación central en mi vida no es otra que amar a mi esposa en la alegría y el sufrimiento, en la salud y en la enfermedad, cuando el matrimonio ha sido fuente de felicidad y cuando ha sido causa de gran sufrimiento por dificultades que ahora no viene al caso especificar y en algunos momentos resultaron abrumadores en extremo. Y esa entrega a mi esposa se irradió a mis hijos, a mis compañeros de trabajo, a mi familia y todos aquellos que se han cruzado en mi camino. Esa vocación me ha llevado a buscar, a intentar al menos en todo momento, a llevar alivio y consuelo a mi prójimo, que es en definitiva la vocación universal de todo ser humano, pues a imagen de Dios hemos sido hechos. Gracias Martín

Logo dominicos dominicos