May
¿Ver a la Virgen? ¡Mejor: ver a Dios!
5 comentariosAnte una multitud que llenaba la explanada del Santuario de Fátima, y entre la que se encontraban muchos jóvenes españoles, Benedicto XVI pronunció una homilía en la que dijo algo de una gran finura teológica que, posiblemente, no todos entendieran bien.
Me refiero a una frase referida a la envidia que podría despertar el pensar que los pastorcillos de Fátima vieron a la Virgen o a la desalentada resignación de quien piensa no haber tenido esa suerte. “A estas personas (son palabras literales de Benedicto XVI), el Papa les dice lo mismo que Jesús: Estáis equivocados”. Equivocados porque lo que vieron los pastorcillos, lo único realmente importante en su visión, está al alcance de todo creyente. A veces parece que lamentamos no haber estado en los caminos de Galilea, como lo estuvieron los primeros discípulos que siguieron a Jesús. Y olvidamos que esos primeros solo se encontraron con toda la verdad de Jesús una vez que hubo resucitado, una vez que “ya no estaba allí”. Como les ocurrió a esos que iban camino de Emaús: “cuando desapareció de su vista” le reconocieron. A Cristo solo se le alcanza por medio de la fe. Y en este sentido no hay diferencia entre los discípulos de “primera mano” y los de “segunda mano”.
En su homilía el Papa nos orienta hacia la fe, que hace posible que Dios pueda “llegar a nosotros, en particular mediante los sentidos interiores, de manera que el alma es tocada suavemente por una realidad que va más allá de lo sensible y que nos capacita para alcanzar lo no sensible, lo invisible a los sentidos”. Más aún, dice el Papa, “la Luz presente en la interioridad de los Pastorcillos (nótese que la luz no estaba fuera, visible para todos, como la que puede ser fotografiada), es la misma que se ha manifestado en la plenitud de los tiempos y que ha venido para todos: el Hijo de Dios hecho hombre”. Jesucristo es, pues, el que puede inflamar nuestros corazones y alentar nuestra esperanza, un Jesús que hoy y siempre, para los primeros discípulos, para los pastorcillos de Fátima, y para nosotros, solo es alcanzable por medio del Espíritu y desde una postura de fe. En este terreno no hay privilegios especiales, todos tenemos las mismas posibilidades porque todos vemos o no vemos de la misma manera.