Jun
Tradición no es arqueología
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Hay quienes apelan a “la Tradición” para dejar clara su fidelidad católica que, a veces, contraponen a las supuestas desviaciones de algunos responsables eclesiales. Esta apelación a la tradición les sirve también para justificar desacuerdos con las decisiones y posturas del Papa de turno, en nuestro caso de Francisco. Un ejemplo claro es la defensa de la llamada “Misa tradicional”. La referencia de tal Misa es el Misal que promulgó el papa dominico Pío V, a instancias del Concilio de Trento. Algunos defensores del uso de este misal insinúan, o indican claramente, que el Misal promulgado por Pablo VI, y reformado por Juan Pablo II, a instancias del Concilio Vaticano II, sería poco menos que herético.
Uno se pregunta si en tiempos de san Pío V no surgirían defensores de los misales “pretridentinos” con argumentos similares a los que utilizan los críticos del actual Misal. Es un ejemplo, entre otros, de que lo que se llama “tradición” o “tradicional” surgió en un momento determinado para sustituir a una tradición o uso anterior. De tradición en tradición hemos llegado hasta hoy. Porque tradición no es arqueología, no es una vuelta al pasado. Tradición es trasmisión. Y la trasmisión e incluso la conservación requiere actualizaciones. Una casa se conserva durante largos años a base de reparaciones. Sin esas reparaciones la casa se hunde a los pocos años de construida.
La Iglesia no vive del pasado. Vive de Cristo. De un Cristo que es hoy presencia viva. Y que es capaz de responder a los problemas y necesidades de hoy. “Os conviene que yo me vaya, dijo Jesús a sus discípulos, porque si no me voy no vendrá a vosotros el Paráclito”. Con la ausencia de Cristo se produce una ganancia, la ganancia del Espíritu Santo que actualiza, interpreta, orienta en “lo que va viniendo” en cada presente de la historia. Y “lo que va viniendo” es distinto del pasado muerto, que ya no existe. No hay vuelta al pasado. Incluso los que pretenden volver al pasado, no vuelven al pasado, sino a unos gestos descontextualizados. De modo que están fuera del presente y, a su pesar, fuera del pasado. El pasado era otra cosa distinta de lo que ellos dicen y hacen.