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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

24
Feb
2023

Inteligencia artificial escribe una homilía

4 comentarios
inteligenciaartifial

La noticia la he leído en el semanario de la diócesis de Madrid “Alfa y Omega”. Alguien solicitó a un programa de inteligencia artificial que escribiera una homilía para el miércoles de ceniza, y el texto resultante decía cosas generales, pero no estaba nada mal. Hace tiempo que con métodos parecidos se pueden hacer trabajos de clase y hasta tesis doctorales. Por tanto, lo de la homilía es un asunto fácil y menor. Basta que el programa recopile algunas frases más o menos selectas y acertadas sobre el tema, y ya tenemos la homilía hecha. ¿Es esto una homilía? A pesar del titular del semanario, eso no es una homilía. Eso es un subsidio, una ayuda para el que debe hacer la homilía. Cada semana, desde diferentes instancias, se ofrecen modelos de homilías que están al alcance de todos. En esta misma página de dominicos, uno de los lugares que más visitas recibe es la sección de los comentarios a los evangelios de cada día y especialmente de los domingos.

Todos estos materiales son de gran ayuda. Pero son eso, una ayuda. Del mismo modo que al médico le es de gran ayuda el análisis que le ofrecen los distintos aparatos de los que se sirve para examinar al paciente. Pero el aparato no tiene subjetividad y, por tanto, es el médico el que debe tomar la decisión última sobre el medicamento que debe tomar el enfermo. La máquina no puede tomar decisiones de forma completamente autónoma, aunque puede ayudar al ser humano a tomar buenas decisiones. La máquina no sustituye al médico, pero ayuda a salvar vidas dando su opinión cuando el médico se la solicita. Análogamente, los materiales, las reflexiones, las ideas que el predicador encuentra en sus distintas lecturas, pueden ayudarle a preparar una buena homilía, pero la homilía tiene que tener muy en cuenta el público al que se dirige el predicador, sus inquietudes, sus preocupaciones, sus necesidades, sus demandas. Y eso requiere cercanía y un conocimiento de las personas que sólo puede tener el predicador.

Más aún, una homilía se prepara no solo con buenos materiales y buena teología, sino con una buena asimilación personal de los textos litúrgicos, y el mejor clima para esta asimilación es la oración. Por otra parte, la homilía tiene que ser acogida por el oyente. Lo mismo puede decirse de una buena lectura espiritual. La predicación o la lectura espiritual sirven en la medida en que ayudan al oyente o lector a cambiar su corazón, a acercar su mente y su vida a Dios. La homilía no es un discurso, es una exhortación, en la que el primer afectado por lo que en ella se dice es el predicador. Lo que busca la homilía es una mejor asimilación de la Palabra de Dios y una aplicación a la vida del creyente, aplicación que tiene consecuencias personales y sociales. No confundamos las cosas. Las máquinas, los libros, los profesores son importantes. Pero la acogida del oyente es lo decisivo. Y cada uno acoge a su manera, una manera que ni la máquina, ni el libro pueden conocer.

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Natalia Higueros
24 de febrero de 2023 a las 15:32

Me encantó! De ser así, al terminar la Liturgia los feligres deberíamos estar exhortados para encarnar la
Palabra y hacerla vida con coherencia. Dios los bendiga!

Tal cual es así
24 de febrero de 2023 a las 18:37

Por que para algunos , el haber pregustado , de un encuentro real con Jesús Resucitado al tóque de una palabra solo bastará, para identificarlo y penetra hasta los tuétanos , escudriñado el corazón seguro iluminará las conciencias para alcanzar la vida plena de la gracia.
Muchas gracias hermano en Cristo Jesús Martín , al amparo del altísimo no temo al espanto nocturno

Hormias
25 de febrero de 2023 a las 13:38

Es increíble... Donde llegaremos

Valero
26 de febrero de 2023 a las 10:51

La fe viene por el oído, es decir, por escuchar la predicación y esta básicamente consiste en anunciar la buena noticia: Cristo ha resucitado, el mal y la muerte en él han sido vencidos. Gracias Martín por tantísimas veces que he escuchado la palabra "misericordia" en tu predicación.

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