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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

16
Ene
2012

Dios y el hombre, nidos de contradicciones

3 comentarios

Precisamente porque Dios es Todo, lo abarca todo y nada se le escapa, no puede ser delimitado ni circunscrito por nada. Y, sin embargo, el ser humano necesita circunscribirlo, no sólo para hacerse una idea de él, sino también para poder alcanzarlo. De ahí que el habla sobre Dios pueda parecer contradictoria. El Dios de Israel es el Creador del mundo, pero es también el Dios que elige un pueblo entre todos los pueblos. Por eso se le invoca bien como “Dios nuestro” o bien como “rey del mundo”. Quiere que se le sirva con temor y que se encuentre la dicha de acogerse a él (Sal 2,11-12). Allí donde la Escritura habla de su sublimidad, en el versículo siguiente habla de su humildad (Dt 10,17-18). Exige oraciones y sacrificios, pero a renglón seguido desprecia todo esto (Sal 51,18-21), y sólo quiere que se le honre con el amor al prójimo y la justicia, sin importarle que los sacrificios se hayan hecho por El. Elije a Israel como pueblo y, sin embargo, Egipto y Asiria también son su pueblo (Is 19,21-25; Sal 87). Con Jesús su reino ha llegado, pero los fieles deben pedir cada día su venida, porque todavía no ha llegado.

El hombre, creado a imagen de Dios, es también un nido de contradicciones. Su única humanidad es siempre plural, no sólo en el sexo, la raza y le lengua. El israelita y el cristiano se creen los elegidos de Dios y, sin embargo, todos los seres humanos son hijos de Dios. El creyente vive ya una vida nueva, y cada día debe progresar en la santidad. La Iglesia es una, santa y católica; y al mismo tiempo son muchas las Iglesias, todas pecadoras y con sus notas particularizantes: católico “romano”. Todo lo que le ocurre al creyente posee dos relaciones: por una parte se refiere a este mundo, pero también se refiere al mundo por venir. Por eso es del mundo, sin ser del mundo; debe amar al mundo y al mismo tiempo no apegarse a este mundo. Es señor de todas las cosas (“todo es vuestro”: Ef 1,22) y simultáneamente servidor de todos. Para él todo lo profano es sagrado, porque Dios se encuentra en todas partes; y todo lo sagrado es susceptible de ser profanado.

Somos tanto más nosotros cuanto más nos damos y nos abrimos. Porque lo que nos identifica nos viene de Otro. Si todo es nuestro, nada es nuestro. Nos define la multitud. Cuando uno quiere ser “sólo yo” se pierde. Somos uno y somos dobles, siempre referidos a otro, saliendo de nosotros mismos.

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Desiderio
18 de enero de 2012 a las 15:49

Conceptuar a Dios es algo que no podemos evitar hacer. Si queremos acercarnos a Él o entendernos entre nosotros, no podemos menos que intentar introducirlo de alguna manera en nuestro entendimiento. Ahora bien, esta ‘necesidad’ puede llevar aparejado un grave riesgo, como es el de creernos que Dios es realmente como nosotros pensamos que es, y a la vez, orientar nuestra vida hacia esta ‘verdad’ en vez de estar orientada hacia el misterio. Parece que tenemos claro que Dios es mucho más que nosotros, que nos desborda; pero a la hora de hablar de Él no pocas veces tendemos a expresarnos como si Dios fuera, efectivamente, como nosotros decimos que es, y orientamos nuestra vida hacia esta verdad que si no sería justo llamarle ficticia, sí que creo que se podría llamar incompleta o desvirtuada. Lógicamente, creemos que poco a poco nos vamos acercando al verdadero Dios, gracias sobre todo a su Revelación y al Verbo, y a su Gracia, pero creo que debemos ser lo suficientemente humildes para saber situarnos adecuadamente en nuestro contexto de que estamos ‘en camino’, y para sabernos escuchar entre todos. Quizá este mensaje sea más necesario en esta semana de encuentro interconfesional en la que estamos.

Isabel
18 de enero de 2012 a las 17:58

P-Martin: Con tu blog del día 17-1 nos llevas a lo sublime.Solo puedo decir como conclusión: NESCIVI,y con esta palabra me lleno de plenitud.
GRACIAS

Mercedes
18 de enero de 2012 a las 19:39

Ha sintetizado magistralmente lo que cualquier lector de la Biblia u oyente de la Palabra experimenta contínuamente . Gracias por este magnífico blog¡¡
Creo que esas contradicciones que experimentamos nos sirven ,entre otras cosas ,para salir de nuestra tendencia al inmovilismo y a la acomodación ,no dándonos cuenta que aquí estamos de paso y que en definitiva estamos atravesando el desierto hacia la tierra prometida .

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