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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

30
Oct
2020

Ante la muerte, tristes pero esperanzados

10 comentarios
verjadejardín

“No os entristezcáis como los que no tienen esperanza”, decía San Pablo en su primera carta a los tesalonicenses. Esta carta es probablemente el texto más antiguo del Nuevo Testamento. Leyéndola queda claro que una de las cuestiones que desde el principio preocuparon a los cristianos es la de la resurrección de los muertos. Esta es una de las últimas preguntas que le hicieron a Jesús y una de las principales preocupaciones de la primera comunidad cristiana.

Los cristianos no se entristecen como los que no tienen esperanza. Esta frase se puede entender de dos maneras: 1) que, ante la muerte, los cristianos no se entristecen porque tienen esperanza; y 2) que hay dos modos de estar tristes: se puede estar tristes sin esperanza y estarlo con esperanza. Esta segunda lectura del texto a los tesalonicenses en probablemente más realista que la primera.

Ante la muerte los cristianos sentimos tristeza. Sí, y con toda razón, porque ninguna despedida es fácil, sobre todo las despedidas de las personas amadas. Pero también estamos esperanzados. El motivo de nuestra esperanza es nuestra fe en Cristo resucitado. Pues Cristo ha resucitado no sólo para él, sino como el primero de una larga lista de hermanos. Nuestra fe confiesa que Cristo ha resucitado y, como consecuencia, que, unidos a él, también nosotros resucitaremos.

Hay dos motivos muy serios que sostienen nuestra esperanza. El primero, Dios es misericordioso y nos ama, nos ama como no se puede amar más, nos ama en nuestra debilidad, nos ama en nuestra realidad, no nos trata como merecen nuestros pecados, nos trata según su gran amor. Y los que se aman quieren estar juntos. Por eso, Dios que nos ama, quiere estar siempre con nosotros, no nos abandona nunca. En el momento de la dificultad está más presente que nunca. En el momento de la muerte allí está él.

El segundo motivo que sostiene nuestra esperanza es el poder de Dios: Dios tiene poder para resucitar muertos; del mismo modo que Dios nos ha dado la vida, por el mismo poder nos la sostiene; y por el mismo poder transformará nuestra vida en una vida gloriosa cuando llegue el momento de dejar este mundo.

Dios que nos ama, Dios que es todopoderoso, he aquí las razones de nuestra esperanza. Este amor y este poder se manifestaron en la resurrección de Cristo y se manifestarán en la resurrección de todos los que son Cristo.

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Hormias
30 de octubre de 2020 a las 18:06

Mil gracias fray Martín

Loreto
31 de octubre de 2020 a las 08:51

Ya en la cruz, Jesús le dijo a su Madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo, hijo, ahí tienes a tu madre (Jn 19, 26-27)

Por esa persona tan inocente, que ayer Dios me volvió a poner en mi vida y que me enseñó la verdad.

Julia Muñoz Ferrer
31 de octubre de 2020 a las 15:16

Amlgo Martín:
Tus ideas claras como siempte. Te felicito.
Experimentando ya ahora el AMOR y PRESENCIA de Jesús RESUCITADO ; puede haber tristeza pata el que queda, pero felicidad para el que sr va a cambiar de domicilio: com Jesús a la mansión del Padre.
Tanta felicidad ni imaginar podemos.

Rut
31 de octubre de 2020 a las 17:08

Dios con su amor y poder transformará nuestra vida después de la muerte en una vida gloriosa, cierto, pero yo le pido que también ahora transforme nuestra vida presente en vida más noble, humana, fraterna...porque nuestro pecado de egoísmo hace irrespirable la realidad actual.
Que tu Espíritu, Señor, cambie nuestro corazón,
de piedra en un corazón de carne...

Adriana de Argentina
1 de noviembre de 2020 a las 14:30

Qué lindas palabras fray Martín! en primer lugar para los que hemos perdido un ser querido y en segundo lugar para explicar a todos aquellos que lo necesiten y/o anticiparnos a evangelizar sobre ésta realidad que puede ayudar a la conversión de muchas personas, a entender el verdadero sentido de la vida. Gracias. Saludos

Vicente V.
1 de noviembre de 2020 a las 21:48

En los últimos tiempos la Iglesia predica mucho sobre la vida cristiana en este mundo; eso está muy bien; por eso me gustaría que le dedicaras un post a una de las llamadas postrimerías : la gloria. ¿Cómo explica la Teología la vida eterna?. Lo que ocurre cuando una persona muere; si el alma ( o espíritu ) " se va " al cielo con Dios y al final de los tiempos (difícil de entender) se unirá con el cuerpo glorioso resucitado o esto ya ocurre tras la muerte.
Ya sé que estas cuestiones son difíciles, pero como dice San Pablo necesitamos razones de nuestra fe, aunque lo importante es aceptar esos misterios que confesamos en el credo.
Gracias Martín.

Martín Gelabert
1 de noviembre de 2020 a las 23:14

Vicente V., tendré en cuenta lo que me pides, pero no sé cuando podrá ser. Por ahora te envío este enlace de otro post, por si sirve: http://nihilobstat.dominicos.org/articulos/el-cuerpo-de-los-resucitados/

Toni Oliver Pons
1 de noviembre de 2020 a las 23:27

La muerte, ese misterio "profundo" por decirlo de alguna manera.
La vida, ese misterio "profundo" también, por decirlo de alguna manera.
La fe, o, intentar, procurar y alimentar esa fe que, según esta escrito, nos da, "esperanza" en esa otra "vida" en el....... más allá.
Por mi forma de escribir, se podría deducir, que soy persona de.... poca fe. No sabría calibrarla. Lo que si sopeso, son, esos "profundos" misterios de nuestra existencia como personas RACIONALES que en muy buena parte, no podemos comprender el insondable misterio de este "buen" Dios que tanto nos ama.
Solo un apéndice.
¿No nos lo hubiese podido poner algo más fácil de comprender...? Pregunto.
Gracias padre Martin.
Es una observación más.
Un abrazo.

Mayor Thompson
2 de noviembre de 2020 a las 21:43

Solo nos queda la esperanza y la fe.. Si no que existencia tan gris... Muchas gracias por su blog fray Martín

Juan viejo
3 de noviembre de 2020 a las 08:19

Si no seguimos a cristo... Qué esperanza tendremos... Mil gracias por su blog fray Martín

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