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Sep2018Virgen de los dolores
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Sep
El 14 de septiembre se celebra la fiesta de la exaltación de la cruz. Al día siguiente se celebra la fiesta de la Virgen de los Dolores. Es un ejemplo claro de como prácticamente todas las fiestas dedicadas a Jesús tienen su correspondiente fiesta dedicada a María. ¿Será porque en el mundo católico hay una tendencia a equiparar a Jesús con María? Yo encuentro una razón teológicamente más apropiada: la vida de Jesús debe reflejarse en todo cristiano; por eso se dice que cristiano es “otro Cristo”. María es el mejor icono, el mejor modelo de vida cristiana. Eso significa que en ella se refleja perfectamente la vida de Jesús. María es el mejor ejemplo de vida llena de Cristo.
Por eso, el que las fiestas de Jesús tengan su correspondiente fiesta de María bien podría significar que todo lo de Jesús debe traducirse y reflejarse en la vida de cada uno de sus seguidores, en cada uno de los miembros de la Iglesia. Festejar a Jesús es festejar también la vida de aquellos que han seguido a Jesús, acogiendo su Espíritu. Se comprende así que haya una estrecha relación entre María y la Iglesia. La Iglesia encuentra en María la mejor realización de lo que son sus miembros y María es la mejor imagen de la Iglesia.
El evangelio de la Eucaristía de la fiesta de la Virgen de los Dolores es una buena ratificación de lo que acabo de indicar. Se trata del fragmento del evangelio de Juan en el que Jesús crucificado se dirige a su madre y al discípulo amado. A ella le dice: “mujer, ahí tienes a tu hijo”. Y al discípulo le dice: “ahí tienes a tu madre”. No hay que ver en esta escena una encomienda de Jesús al discípulo para que se lleva a su casa a María. Estamos ante un texto eclesiológico de sumo interés. María, llamada aquí “mujer”, es imagen de la Iglesia. El discípulo es la figura de todos los que, a lo largo del tiempo, creerán en Jesús. De modo que al discípulo, Cristo le confía la Iglesia.
A los creyentes, Jesús crucificado, a punto de morir, nos deja como herencia a la Iglesia. La última palabra de Jesús en la cruz es una palabra de fraternidad. La madre Iglesia es una comunidad de discípulos que son hermanos. La herencia de Jesús es la fraternidad. En esta herencia encontramos al testador. Por eso, Jesús se hace presente allí donde los discípulos se reúnen viviendo fraternalmente. María, la “mujer”, es símbolo de la Iglesia, de la madre que nos une, haciéndonos hermanos. María, al pie de la cruz, bien puede ser calificada de Virgen de los dolores. Pero este dolor es el dolor del engendramiento de la Iglesia, comunidad fraterna, que nace del Crucificado. Al pie de la cruz, la mujer y la madre simbolizan el nuevo pueblo de Dios engendrado desde la cruz por el sacrificio de Jesús.