¿Qué entenderán nuestros políticos por amiguitos del alma? Para hacerse una idea nada mejor que una conversación, grabada por la policía por orden judicial, entre el Presidente de la Generalitat valenciana y el responsable de Orange Market en Valencia. Ni entro ni salgo en las responsabilidades políticas que allí se adivinan. Hago como un conocido entrenador de fútbol, que declaraba hace poco: “nunca hablo de los árbitros, pero eso no significa que no me dé cuenta de las cosas”. Leyendo la conversación viene a la mente, por contraste naturalmente, una canción, me parece que de Serrat, que habla de palabras de amor, sencillas y tiernas. En efecto, la conversación entre político y contratista parece, pero no es, una conversación de amor; uno llama al otro “amiguito del alma”, y el otro responde: “te sigo queriendo mucho”; otras expresiones es mejor no reproducirlas. Una conversación en la que además de decirse lo mucho que se aman hablan de los regalitos recibidos por el político.
En boca del político y del contratista, amor y amistad son palabras degradadas porque siempre asoma en ellas, de una u otra forma, el interés, a veces inconfesable. La auténtica amistad es siempre desinteresada y se fundamenta en el bien. Por eso, amar, lo que se dice amar, eso solo lo hace el Dios de Jesucristo. El salmo 15, en la traducción que San Jerónimo hace de la Biblia, suena así: “Oh Dios, tú eres mi Dios, porque no necesitas de mis bienes”. Se trata de un Dios que no quiere pedirme nada, que no necesita nada mío porque me ama desinteresadamente. Un Dios que me quiere porque si, como resultado de la gran bondad de su corazón. Me ama por mi mismo, no por lo que puede sacarme. No me quiere por mis cualidades corporales (belleza) ni espirituales (saber); se fija en lo que me hace irremplazable, único y distinto, en lo que me identifica como ser. En el amor lo importante es lo que el otro es y no lo que tiene, y así podemos decirle: gracias por existir, gracias por ser tú, por ser así, y no por ser fuerte, bello, inteligente valeroso.
Ir al artículo