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Abr2009¿Por qué seguir en la Iglesia?
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Resumo las ideas principales de una carta de Timothy Radcliffe a los “católicos turbados” por los síntomas de crisis eclesial, publicada en un periódico francés, en la que explica los motivos por los que nunca abandonaría la Iglesia católica. En primer lugar, dice, me quedo porque soy discípulo de Jesús: creer en Jesús no es adoptar una espiritualidad privada o un código moral, sino pertenecer a su comunidad; un cristiano aislado no es cristiano.
Pero, ¿por qué seguir como miembro de esta Iglesia, de la católica? ¿Por qué no vivir el cristianismo en otra comunidad cuyas posiciones oficiales sean menos embarazosas? Jesús, dice Timothy, ha llamado a su comunidad a santos y pecadores, a sabios e ignorantes; no vino para llamar a los justos, sino a los pecadores. En una comunidad de santos yo no tendría cabida.
Yo no podría dejar la Iglesia, sigue diciendo, porque Jesús nos ha llamado a vivir unidos en un solo Cuerpo. No basta ser “espiritual”. Nosotros creemos en la Palabra hecha carne, carne de pecado; y la Iglesia es el signo visible, encarnado, de esta unidad a la que Jesús nos llama. Dejar la Iglesia católica sería renegar de esta llamada de Jesús que reúne a santos y pecadores, vivos y muertos.
En el corazón de la vida cristiana está la vulnerabilidad de la última Cena. Jesús se entrega a un discípulo traidor, a otro que reniega de él, a otros que le abandonan. Pertenecer a la Iglesia es aceptar la vulnerabilidad, los fracasos, los heroísmos, la santidad y el pecado. Así ella es sacramento, signo de unidad para todo el género humano.
Finalmente, el anterior Maestro de la Orden de Predicadores dice que esta crisis puede dar frutos buenos, y cita dos: invitar a un diálogo más abierto dentro de la Iglesia y búsqueda de un gobierno menos centralizado. Su testimonio termina con un elogio a la humildad del Papa, manifestada en su carta a los obispos dando explicaciones sobre su gesto con los obispos integristas.