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Abr2008Responsabilidad de proteger
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Abr
Ayer el Papa tuvo un gesto valiente y significativo al recibir a las víctimas de la pederastia, causada por algunos sacerdotes indignos. También ayer pronunció un importante discurso en la Sede de Naciones Unidas. El discurso fue una defensa de la dignidad y la libertad de la persona y un recordatorio a los gobernantes de que su tarea está al servicio de esta defensa. Las palabras finales fueron dichas en seis idiomas (inglés, francés, español, árabe, chino y ruso) y son un buen lema que bien podría resumir la tarea de todo político: “paz y prosperidad con la ayuda de Dios”. Evidentemente: paz y prosperidad para todos. Para eso hay que superar conflictos, cubrir distancias, cambiar un sistema económico que produce pobres, promover políticas solidarias, dialogar entre las religiones, y tantas cosas más.
Destaco una cosa de un discurso que vale la pena leer entero. El Papa enunció el principio de la “responsabilidad de proteger” como una consecuencia de “la unidad de la familia humana” y la “dignidad innata de cada hombre y de cada mujer”. Todo Estado, dijo el Pontífice, tiene el deber primario de proteger a la propia población de violaciones graves y continuas de los derechos humanos y de las crisis humanitarias provocadas por la naturaleza o por el hombre. Si un Estado no es capaz de garantizar esta protección, la comunidad internacional debe intervenir con los medios jurídicos previstos para garantizar ese derecho.
En este contexto el Papa recordó el nombre de Francisco de Vitoria, uno de los primeros en proponer la idea de una comunidad de todos los pueblos fundada en el derecho natural, y en la necesidad de no basar las relaciones internacionales simplemente en el uso de la fuerza. Las palabras del Papa fueron: “el fraile dominico Francisco de Vitoria, calificado con razón como precursor de la idea de las Naciones Unidas, describió dicha responsabilidad de proteger como un aspecto de la razón natural compartida por todas las Naciones, y como el resultado de un orden internacional cuya tarea era regular las relaciones entre los pueblos”.