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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
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19
Abr
2008
Responsabilidad de proteger
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Ayer el Papa tuvo un gesto valiente y significativo al recibir a las víctimas de la pederastia, causada por algunos sacerdotes indignos. También ayer pronunció un importante discurso en la Sede de Naciones Unidas. El discurso fue una defensa de la dignidad y la libertad de la persona y un recordatorio a los gobernantes de que su tarea está al servicio de esta defensa. Las palabras finales fueron dichas en seis idiomas (inglés, francés, español, árabe, chino y ruso) y son un buen lema que bien podría resumir la tarea de todo político: “paz y prosperidad con la ayuda de Dios”. Evidentemente: paz y prosperidad para todos. Para eso hay que superar conflictos, cubrir distancias, cambiar un sistema económico que produce pobres, promover políticas solidarias, dialogar entre las religiones, y tantas cosas más.

Destaco una cosa de un discurso que vale la pena leer entero. El Papa enunció el principio de la “responsabilidad de proteger” como una consecuencia de “la unidad de la familia humana” y la “dignidad innata de cada hombre y de cada mujer”. Todo Estado, dijo el Pontífice, tiene el deber primario de proteger a la propia población de violaciones graves y continuas de los derechos humanos y de las crisis humanitarias provocadas por la naturaleza o por el hombre. Si un Estado no es capaz de garantizar esta protección, la comunidad internacional debe intervenir con los medios jurídicos previstos para garantizar ese derecho.

En este contexto el Papa recordó el nombre de Francisco de Vitoria, uno de los primeros en proponer la idea de una comunidad de todos los pueblos fundada en el derecho natural, y en la necesidad de no basar las relaciones internacionales simplemente en el uso de la fuerza. Las palabras del Papa fueron: “el fraile dominico Francisco de Vitoria, calificado con razón como precursor de la idea de las Naciones Unidas, describió dicha responsabilidad de proteger como un aspecto de la razón natural compartida por todas las Naciones, y como el resultado de un orden internacional cuya tarea era regular las relaciones entre los pueblos”.

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18
Abr
2008
Las distintas caras de la realidad
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Oigo comentar, a propósito de la visita del Papa a los Estados Unidos, que resulta llamativo, en un país de mayoría protestante, el espectacular recibimiento oficial -y también popular- que se le ha tributado, que contrasta con la frialdad con que otros gobiernos europeos le reciben. Más aún, a estos comentaristas le llama la atención que en Norteamérica sea políticamente correcto hablar de religión, de nuevo en contraste con lo que ocurre en Europa, en donde parece que se busca que los temas religiosos desaparezcan del ámbito público.

No niego que en este tipo de reflexiones haya parte de verdad. Pero a veces la realidad es poliédrica, tiene varias caras. Sin duda, en Estados Unidos el tema religioso está mucho más presente en boca de sus gobernantes que en los europeos. La cuestión es qué se entiende por religión y qué consecuencias se sacan de esas apelaciones a lo religioso. Se puede apelar al nombre de Dios y hacer la guerra o estar a favor de la pena de muerte. Se puede dejar de nombrarle y promover leyes sociales que favorezcan a los más necesitados o estar en contra de la pena de muerte. Ya sé que se pueden buscar otros ejemplos, como estar a favor o en contra del aborto. Esta es una más de las contradicciones (a favor del aborto y en contra de la guerra o de la pena de muerte, o a la inversa) de aquellos a los que sólo les mueven los intereses políticos.

De ahí la importancia, dicho sea de paso, de la intervención de Benedicto XVI hoy ante las Naciones Unidas. Como sucedió con las intervenciones de sus predecesores en este mismo foro, estoy convencido de que su palabra será representativa de lo mejor que hay en la conciencia humana, esa voz que llama a hacer el bien y evitar el mal, y que está por encima de cualquier otra voz o interés. Seguro que, de una u otra forma, el Papa recordará a sus oyentes que una política sin conciencia moral no puede conducir a nada bueno.

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16
Abr
2008
Buen comienzo de viaje
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La noticia eclesial de estos días es el viaje de Benedicto XVI a los Estados Unidos de América. Un buen preludio de una palabra coherente, solidaria y yo diría que también autocrítica, ha sido la rueda de prensa que el Papa ha concedido durante el vuelo de Roma a Washington. Destaco tres cosas: una, la condena de la pederastia. Se trata de algo inaceptable en cualquier persona. Por eso me ha parecido bueno el matiz del Papa al distinguir pederastia de homosexualidad. Pederastas los hay en todas partes, también entre los casados. Desgraciadamente. El Papa ha manifestado su deseo de que la Iglesia colabore con las autoridades civiles para exigir responsabilidades a los sacerdotes culpables y para ayudar a las víctimas. Cosa que ya se está haciendo. No está de más recordar que algunos sacerdotes en USA han sido acusados injustamente. Cuando hace un tiempo visité San Antonio me hablaron de algún caso concreto y doloroso. Las falsas acusaciones hacen mucho daño.

En relación con la pederastia el Papa ha dicho otra cosa que tiene una aplicación amplia y general: “es mucho más importante tener buenos sacerdotes que muchos sacerdotes”. Sin duda. A mi eso de los cifras cada vez me impresiona menos. Lo que importa es la calidad de la vida cristiana y el tener laicos y presbíteros preparados y entregados a su tarea evangelizadora. Porque la evangelización es cosa de todos. De los laicos igual que de los presbíteros. Igual.

Tercera cosa que vale la pena destacar de la rueda de prensa: la sensibilidad del Papa ante el problema de la inmigración. Ahora que en España vamos a endurecer las fronteras es bueno recordar que los cristianos debemos ser solidarios con los más débiles y que la tierra es de todos y para todos. Las fronteras son humanas, demasiado humanas en ocasiones. Y el problema de la inmigración no se soluciona con restricciones fronterizas, sino esforzándonos en que la riqueza llegue equitativamente a todos los lugares, para que así cada uno pueda quedarse en el lugar que prefiera.

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11
Abr
2008
Jesús distorsionado
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Un alumno me entrega la página de un periódico reciente que informa de una exposición en Viena de dibujos de dudoso gusto. Uno representa una supuesta “última cena” de Jesús en la que los comensales se han empleado a fondo con el vino y están entregados a una orgía de carácter homosexual. No doy más datos porque carecen de todo interés. Pero quiero aprovechar la circunstancia para hacer alguna reflexión, desde la serenidad. En primer lugar, es claro que el personaje Jesús de Nazaret conserva una gran actualidad. De ahí la cantidad de novelas, películas, pinturas que se aprovechan de su nombre. Desgraciadamente, estas manifestaciones pseudo-artísticas se alejan en la mayoría de las ocasiones, no digo de la fe de los creyentes, sino de los datos históricos más contrastados de los que disponemos. El uso del nombre de Jesús está completamente distorsionado. Y, si en vez de este nombre usasen otro, el producto no tendría ninguna salida comercial. Porque ese es otro aspecto del asunto: lo que vende no es la calidad del producto, sino el escándalo. Eso dice mucho de la poca formación de los que compran y de la superficialidad de sus intereses. Pero también debe hacer reflexionar a la Iglesia sobre la formación bíblica y teológica que ha impartido. Si en vez de gastar energías en condenar estas manifestaciones inaceptables, las gastásemos en formar críticamente y en informar serenamente, seguramente saldríamos ganando.

Una última cosa a propósito de este Jesús distorsionado y presentado desde el escándalo fácil. Pues cuando interesa se le presenta como el gran amante de María Magdalena, con la que supuestamente tuvo varios hijos; y cuando interesa se le presenta como acompañado de varones con los que mantenía dudosas relaciones. Los datos históricos no ofrecen ningún fundamento para ninguna de ambas interpretaciones. Jesús no sólo iba acompañado de varones, sino también de mujeres. La mayoría de estas personas estaban casadas. En la sala de la última cena probablemente había también mujeres, seguramente ocupándose de la intendencia. Y las amistades de Jesús eran múltiples y sanas. Las conocemos con nombre propio. Es extraño que sabiendo los nombres de sus amistades y de toda su parentela, las fuentes desconozcan el nombre de su supuesta mujer. Seguramente porque no la había.

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8
Abr
2008
En China tenemos familia
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El paso de la llama olímpica por Londres y París, y es de esperar que por muchos otros sitios, está resultando controvertida. Se trata de aprovechar este paso que anuncia los Juegos Olímpicos para recordar lo incoherente que resulta organizar un evento que busca unir a personas y pueblos mientras en el propio país organizador reina la discordia y la intolerancia. La represión a las legítimas aspiraciones de los habitantes del Tibet y el encarcelamiento de monjes budistas son la cara más reciente de una realidad que, de una u otra forma, se da en todo el país. Esta represión es particularmente dura con toda manifestación religiosa. Sabido es que las Congregaciones católicas tienen sus noviciados en la clandestinidad, en cuevas apartadas de lugares habitados que, desgraciadamente, son a veces descubiertas por la policía con el consiguiente encarcelamiento de las y los religiosos. Me contaba hace dos meses el Director de un Centro Teológico que tenía matriculadas en su Centro a dos religiosas chinas y que ellas mismas habían pedido que en ningún papel oficial constasen sus nombres verdaderos. Por precaución, claro.

Hace un tiempo se puso de moda entre dominicas y dominicos la frase: “tenemos familia en Irak”. Todo un mensaje y toda una declaración de intenciones. No está de más recordar que también tenemos familia en China, hermanas y hermanos cristianos que lo pasan mal. En un país donde los más elementales derechos humanos son pisoteados, donde el acceso a internet está restringido, donde los abortos son numerosos y selectivos y donde la pena de muerte es secreto de estado. Las cifras oficiales de condenados a muerte son las más elevadas del mundo (unas mil ochocientas anuales). Pero se calcula que las reales multiplican por cuatro la cifra oficial. Los Juegos Olímpicos son una operación de prestigio y un gran negocio. Y como del negocio participamos todos, los gobiernos occidentales son muy cautos a la hora de protestar, aunque algunos ya han amenazado con no asistir a la ceremonia inaugural. Poca cosa, porque el efecto va a ser mínimo. Pero aunque sea mínimo, deseo y espero que nuestro gobierno se sume a este boicot simbólico. En nombre no de la religión, sino de lo humano.

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4
Abr
2008
Una Iglesia de especialistas (II)
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Hay otra acepción, más común, de especialista. Del sustantivo species se forma el adjetivo specialis y de ahí viene la palabra specialitas con el significado de cualidad distintiva. Especial entonces es lo extraordinario, lo que está fuera de lo común. En este sentido también la Iglesia es una comunidad de especialistas, porque en ella unos están más preparados que otros para realizar algunas tareas. En la Iglesia hay especialistas en pastoral, en teología, en catequesis, en música, en arte, ¡en tantas cosas! Hubo un tiempo (¡qué tiempos aquellos!) en que había sacerdotes obreros y cristianos en el mundo del trabajo (¿se acuerdan de la JOC?). Claro que hoy tampoco podemos quejarnos: hay cristianos especialistas en acoger a los inmigrantes.

En la Iglesia todos somos necesarios. No todos podemos hacerlo todo, pero sí sentirnos solidarios con todos. También aquí es posible corromper las funciones de los especialistas. Cuando no se respeta la legítima autonomía o la competencia de los que saben, se niega la especialización. Cuando se critica o se condena lo que no se entiende, cuando se emiten juicios precipitados, cuando no se respeta el legítimo derecho a expresarse conforme a las modalidades de la conciencia de cada uno, se niega la especialización.

Acabo estas reflexiones con otras dos referencias semánticas. De la misma familia que species es speculum, que significa espejo. El especialista es como un espejo, en el que podemos mirarnos, para así mejorar nuestra imagen. Cuando un catequista lee buena teología, la teología es el espejo para mejorar su catequesis. Espejo necesario porque una pastoral o catequesis sin teología es una pastoral vacía y, lo que es peor, desorientadora. Speculum coincide, aunque en diferente género, con spécula, diminutivo de spes, que significa pequeña esperanza. La especialización nos lleva hasta la esperanza. Esperanza que brota del hecho de que todos los cristianos somos especialistas en Jesucristo y en Sagrada Escritura. De lo contrario no somos buenos cristianos. Y esperanza que brota de que, entre los cristianos, hay algunos que se dedican con más intensidad y de forma prioritaria a una serie de tareas necesarias, importantes para la vida de la Iglesia. Sin estos especialistas, incomprendidos en ocasiones, la Iglesia se empobrecería.

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31
Mar
2008
Una Iglesia de especialistas (I)
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Hay un significado poco notado de la palabra “especialista” que tiene interés eclesial. Species, en latín, es la acción de mirar o el resultado de esta acción; es el aspecto, la imagen que ofrecen las cosas. El aspecto no lo determinan las cosas, sino el que las mira. La hermosura la pone cada uno en las personas y en las cosas que mira. Especialista, en una primera acepción, no tiene nada de lo que en nuestras lenguas entendemos por raro, poco común. Todos somos especialistas de lo que vemos, oímos, tocamos, olemos o gustamos.

Pues bien, en la Iglesia todos somos especialistas. Y si especialista comporta algo de poco común, la comparación no hay que hacerla entre los miembros de la Iglesia, sino entre los que pertenecen a ella y los que no pertenecen a ella. Por el bautismo adquirimos una carisma, un don, el Espíritu Santo nos invade con su amor y pasamos a formar parte de un pueblo, de una comunidad especial, distinta en relación a otros pueblos y comunidades.

Todos los cristianos tenemos ante nuestra mirada a Jesucristo, en él hay que fijar los ojos; todos tenemos el oído abierto para escuchar su Palabra de vida; todos podemos leer este libro por medio del cual la vida y la palabra de Jesús llegan hasta nosotros. En este sentido todos los cristianos somos especialistas, todos sabemos mirar y podemos leer. Si se entiende bien, cabría decir que la Iglesia es una comunidad de intérpretes. Todos interpretamos, porque todos miramos y todos escuchamos. También el Magisterio interpreta, aunque su interpretación pueda tener, en ocasiones, carácter autorizado.

Habría que ir con cuidado para no corromper este hermoso sentido de especialista. Corromperlo sería negar a los demás su derecho a interpretar. O considerarlos menores de edad diciéndoles lo que tienen que leer, o pretender que sólo es buena la lectura que se hace desde un determinado punto de vista; dicho de otra manera, la que se hace poniéndose unas gafas especiales, gafas que normalmente sólo necesitan los que tienen defectos oculares. Porque cuando a un buen lector que tiene la vista sana, se le obliga a ponerse gafas, entonces se le impide leer bien o se le fuerza a distorsionar lo real.

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27
Mar
2008
Pecados contra la fe
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Explicaba la teología del acto de fe. Cité el número 2088 del Catecismo de la Iglesia Católica que trata de los pecados contra la fe. Uno de mis alumnos, que no pertenece a la Iglesia católica, pero respetuoso con ella, hizo una reflexión que me pareció acertada. Preguntó si no habría que ampliar la lista del Catecismo con otros dos pecados contra la fe más importantes de los que allí se citaban, a saber: el miedo y el fariseísmo.

Jesús une la poca fe al miedo (Mt 8,26) y recrimina a los fariseos su falta de coherencia entre la vida que llevan y la fe que dicen profesar. De ahí la pertinencia de la pregunta: ¿no hay en las Iglesias muchos miedos, algunos disfrazados de prudencia?; ¿no hay, a causa del miedo, mucho fingimiento, muchos silencios que ocultan lo que de verdad se piensa?; ¿no hay también mucho gusto por la apariencia, por la ostentación, por el poder? ¿No hay quien, por temor a ser señalado o a perder posibilidades de promoción, o por evitar enfrentamientos, no se atreve a llevar la contraria a colegas o superiores, llevar la contraria en asuntos discutibles, claro, en asuntos de tipo disciplinar u organizativo o en temas prácticos sobre el modo de relacionarse con el Estado, sobre el modo de gestionar los dineros, sobre el modo de criticar determinados comportamientos sociales, sobre tantas cosas?

Cristianos serios, comprometidos con su fe, que dedican tiempo y trabajo a actividades apostólicas, me han confesado que, en ocasiones, se han sentido solos frente a algunas críticas recibidas, y han lamentado que los apoyos que otros cristianos cualificados y situados les han manifestado se hayan quedado en el ámbito de lo privado, de lo personal, sin pasar en ningún momento a lo público. También en la Iglesia hay miedos y, a veces, los intereses humanos (muy legítimos, sin duda) pasan por delante de otros valores más importantes, como son, por ejemplo, manifestar lo que uno piensa o tomar partido por el legítimo derecho a la libertad de expresión y de discrepancia en aquello que es discutible.

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23
Mar
2008
Anuncio revolucionario
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No es fácil de creer ni es fácil de explicar. Es un Misterio conocido por revelación. Pero es la clave de toda la fe cristiana, el acontecimiento que da origen a esta fe, tanto cronológica como teológicamente, y el que da sentido a todo: si Cristo no ha resucitado toda la fe cristiana se cae estrepitosamente. La resurrección ocupa el primer puesto en la jerarquía de verdades de la fe. Trinidad, Encarnación, Bautismo, Eucaristía, Iglesia, eso viene después. Se trata, además, del acontecimiento salvífico por excelencia: si confiesas que Jesús es Señor y que Dios le ha resucitado de entre los muertos, conseguirás la salvación.

En la cruz de Cristo y en todas las cruces no sólo están los torturadores y los asesinos. Está también Dios que quita la razón a los asesinos y se la da a los asesinados. Decir que Jesús ha resucitado equivale a decir que Dios está del lado de Jesús, del lado de ese reo injustamente ajusticiado. Eso es tanto como proclamar que Jesús llevaba razón, que su causa era justa, que las autoridades se habían equivocado. La resurrección es un anuncio revolucionario. Manifiesta el fracaso del mundo y nos remite al seguimiento, a recorrer el mismo camino de Jesús, el único que conduce a la vida.

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16
Mar
2008
El rostro de Jesús crucificado
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Para la mirada de la fe, en el rostro de Jesús crucificado resplandece la gloria de Dios. La gloria de Dios, como dijo San Ireneo, es que el hombre viva. Y el ser humano vive por el amor. En Jesús Crucificado se manifiesta con toda su fuerza el amor de Dios: “el Hijo de Dios me amó y se entregó a sí mismo por mi”. Este amor se concretiza en un triple don: el don del perdón, el don del Espíritu Santo y el don de la fraternidad. Jesús muere perdonando a sus enemigos: “Padre, perdónalos”; más aún, justificándolos, pues ofrece una buena razón para este perdón: “no saben lo que hacen”. Jesús muere entregando el Espíritu Santo: no nos deja huérfanos, su Espíritu permanece con nosotros. Y Jesús muere dejándonos el don de la fraternidad. En el coloquio que al pié de la cruz se instaura entre Jesús, el discípulo amado y su Madre, hay una realidad teológica fecunda: por una parte, el discípulo acoge a María entre sus bienes espirituales. Pero hay más: pues la mujer-madre, María, es imagen de la Iglesia. Jesús deja la Iglesia al discípulo. La última palabra de la cruz es la fraternidad, que debemos y podemos vivir en la Iglesia, simbolizada en María.

Es importante notar la esperanza con la que muere Jesús, esperanza que es un anticipo de la resurrección. La cruz como entrega de la vida nos abre a la fecundidad de la vida entregada. La resurrección, lejos de ser un correctivo de la cruz, es la autentificación de una vida: el que entrega su vida, ese la gana. En la resurrección queda claro que vidas como la de Jesús son las que tienen futuro, las que Dios acoge. Dios en la resurrección da la razón a Jesús y nos dice a todos nosotros que, en el seguimiento de Cristo, también podemos encontrarnos con la vida para siempre, la vida definitiva en Dios.

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