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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

3
Ene
2022

Unos magos algo despistados

3 comentarios
reyes03

Los Magos iba bien orientados, pero también estaban algo despistados. Iban bien orientados por una estrella que les conducía a un niño al que querían adorar y ofrecerle unos dones: oro, incienso y mirra. Eso de adorar es una cosa muy seria. Si pensaban adorar a un niño es porque estaban convencidos de que era de naturaleza divina. Sin duda es posible equivocarse de divinidad y adorar a los ídolos, pero no parece que ese fuera el caso de los Magos, sobre todo si la buena estrella que les guiaba era la luz del Espíritu Santo, que siempre nos orienta hacia el bien y la verdad. Por otra parte, los dones que traían podrían muy bien referirse a distintos momentos o aspectos de la vida del niño: el incienso era un aroma que se ofrecía a la divinidad; el oro era un regalo destinado a los reyes y podría simbolizar el poder de Dios; la mirra es el aroma de la espiritualidad y con ella se embalsamaba a los muertos; podría, pues, ser un signo de la verdadera humanidad del Hijo de Dios.

La causa del despiste fue haber pensado la realeza del niño en términos mundanos. Si buscaban al “rey de los judíos”, recién nacido, era lógico que se presentaran en Jerusalén, donde estaba al palacio del rey Herodes. Ahí les traicionó su sabiduría mundana, pues la realeza del nacido no admitía comparación alguna con las realezas de este mundo. El poder del nuevo rey iba a ser totalmente diferente a los poderes de los reyes (jefes, gobernadores, presidentes) de este mundo. En este mundo el poder se mantiene a base de opresión y mentira. El de Cristo es el poder del amor, que se ejerce sirviendo y ocupando el último puesto. Cuando Pilato le pregunta a Jesús si es rey, Jesús deja claro que su poder real no tiene nada que ver con el “poder de Poncio Pilato”, que con su poder mandó crucificarle. El reino de Jesús es un reino de verdad y amor, de justicia y de paz.

Los magos se dieron cuenta de su error cuando, al dejarse guiar de nuevo por la sabiduría divina que resplandecía en la estrella, “entraron en la casa y vieron al niño con su madre”. Un rey que nace en una casa humilde, en un lugar pobre, tiene que ser necesariamente el rey de los pobres, de los humildes y sencillos. Sin duda los magos experimentaron una fuerte experiencia de contraste que les movió a conversión: buscaban la grandeza y encontraron la fuerza que se realiza en la debilidad.  Así se explica que “se retiraran a su tierra por otro camino”. Ya no volvieron a Jerusalén, lugar donde estaba la fuerza bruta, el poder opresor y mentiroso. Aquel no era un buen lugar. Buscaron otro camino, el camino que les había sugerido la visión del niño Jesús, este mismo que cuando fue adulto dejo claro que él era “el Camino”. Los que siguen ese camino van por la verdad hacia la vida.

 

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Loreto
4 de enero de 2022 a las 10:33

"Qué lejos se encuentra, para algunos, Jerusalén de Belén". Papa Francisco
Física y existencialmente, habrá que buscar la estrella como los Reyes Magos.

Gracias.

Hormias
5 de enero de 2022 a las 09:06

El amor de cristo es nuestro mayor regalo

José Miguel
4 de febrero de 2022 a las 00:31

Los reyes no fueron "despistados", simplemente la estrella guía a los magos a Jerusalén, para que el anuncio del nacimiento de Cristo fuese testigo de lo que Dios pide a los reyes y escribas de su tiempo. Van a adorar al Rey de los judíos como "estos gentiles" o van a ser rebeldes a mi anuncio y sufrirán mi ira?

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