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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

31
Dic
2011

Si hay multiversos, Dios parece sobrar

8 comentarios

Hay un argumento que se utiliza como contrapartida a los argumentos cosmológicos que afirman la existencia de Dios a partir de la consideración de la experiencia y naturaleza del universo. El argumento a favor de Dios se resumiría así: La aparición de vida inteligente requiere de un “ajuste fino”, pues una mínima variación en las leyes del universo hubiera impedido que se desarrollase la vida. El universo es “bio-amistoso”. De ahí el creyente deduce que la existencia de un Dios creador parece coherente con un universo así. Más coherente que la afirmación de que es el azar el que ha producido el universo. La probabilidad de vida inteligente en una galaxia es inferior a uno sobre mil millones. Parece lógico concluir que si esta posibilidad se ha dado ha sido porque Dios la ha querido, la ha buscado y la ha hecho posible.
 

Frente a este argumento cosmológico del ajuste fino que requeriría de un Dios, responden algunos que Dios sería perfectamente prescindible si aceptamos la hipótesis del “multiverso”. Según esta hipótesis, nuestro universo sería uno más de un número infinito de universos. La fuerza del argumento no está en la posibilidad de universos múltiples, sino en el número infinito de universos. Si en este número infinito se dan todas las combinaciones posibles, lógicamente tiene que aparecer un universo como el nuestro. Si hubiera un mecanismo generador de universos, parecería muy probable que ocurriese al menos un universo ajustado para la vida. A esto algunos responden que la existencia de un multiverso con un mecanismo generador de universos es una hipótesis mucho más compleja que la existencia de un universo sin tal mecanismo.
 

Estos “otros universos” que se postulan, por su misma naturaleza, son totalmente inaccesibles, no podemos entrar en contacto con ellos, por muchas que sean las ecuaciones que sugieran que pueden existir. De alguna manera son ciencia ficción, y un modo de esquivar los problemas que no podemos resolver en este Universo que conocemos y comprobamos. Parece gratuito decir que todo lo matemáticamente posible debe existir de hecho. La matemática es un lenguaje que describe las relaciones cuantitativas que encontramos en la realidad, no una imposición sobre la naturaleza ni un encantamiento mágico para hacer que algo ocurra.
 

Una pregunta final: suponiendo que la hipótesis del multiverso fuera cierta, ¿qué es lo que contradice, la existencia de Dios o la teoría del diseño inteligente?

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JM Valderas
31 de diciembre de 2011 a las 01:58

Querido Martín, no sé qué fuente de información has empleado, pero me da la impresión de que no tiene las ideas muy claras. Ni en física cosmológica, ni en teodicea. El ajuste fino se refiere a determinadas constantes. Pero existe un problema previo, ¿son constantes esas constantes? Al ajuste fino suele recurrir el principio antrópico, punto final de la "bio-amistad" de que se habla, pues puede haber vida sin necesidad de vida humana. Por otra parte, de los universos del multiverso la inmensa mayoría no serían compatibles con la vida, ya sea por su instantaneidad o por múltiples factores dimensionales. Al filósofo le importa la existencia de Dios deducible de la naturaleza, al estilo de las vías. Y entra aquí la idea de diseño. Pero el diseño del que hablan ciertos físicos y filósofos no tiene nada que ver con el diseño del que hablaría un tomista en su empeñpo más noble. El diseño de los primeros es un Dios dirigiendo los pasos, uno a uno, del origen del universo y de su evolución. El diseño de un tomista no es ese. Es el de un Dios que deja actuar a las causas segundas, sea en un universo tretradimensional o sea en mundo decadimensional. No sé cómo se las maravillan los profesores de tu facultad para explicar la creación, pero parece hoy inevitable que sin un conocimiento serio de esas cuestiones y esos planteamientos caigan en fuentes dudosas. Un post oportuno para reflexionar sobre una nueva teología -- la de siempre, con una base sólida y actualizada-- de una nueva evangelización. Feliz Año Nuevo.

Joaquín
31 de diciembre de 2011 a las 03:02

La forma del universo (o del multiverso), siempre hipotética quoad nos, no altera la relación creacional de Dios y lo que hay (sea como sea lo que de hecho haya). Dios es que el que "da a luz" a todos los universos que hayan sido, son, o habrán de ser. Para ser más concreto, la cosmología contemporánea (que se funda en principios e hipótesis), corrige la tendencia "geocéntrica" de la teología. Podrá haber un número indefinido (mejor que infinito) de universos, pero la multiplicidad de las entidades creadas no hace a Dios plural (un "multidiós"). Creo que Dios está más allá de lo uno y lo múltiple.

Juanjo
31 de diciembre de 2011 a las 10:20

Parece ya superada la clásica pregunta del ¿Por qué hay algo y no, más bien, nada? Ahora nos preguntamos el cómo de ese algo.
Voy a empezar por el final, intentando una respuesta a la pregunta que queda en el aire.
Para mí evidentemente no tiene por qué haber una contradicción entre la teoría del multiverso y otras posibles explicaciones tanto del origen de la vida como de la existencia de Dios
Lejos de la disensión e irreconciliables disputas, la teoría del multiverso parece que va adquiriendo cada vez una mayor credibilidad, y debe ser tomada muy en serio, e incluso ha sido defendida ya por científicos religiosos, e incluso se sugiere que muchos modelos actuales, ya sean admitidos, como la relatividad general, o especulativos, como la teoría de cuerdas, conducen naturalmente a multiversos, sin, para otros pensadores, necesidad de negar las evidencias de diseño en el cosmos. No sería, por tanto, una alternativa al diseño de Dios. Otra cuestión sería tratar cómo es ese “diseño”.
Creo que deben considerarse también a aquellos para los que el modelo del multiverso supone un fortalecimiento de la evidencia de Dios.
Dicho todo esto, y ante nuestra pobreza y limitación por la escasez de evidencias empíricas, parece que hay abierto un campo inagotable tanto para la imaginación científica como para la elucubración espiritual, en la que en el fondo todos buscamos la verdad del sentido del universo y de la vida, sobre todo del “nosotros”.
Llegado a este punto, más que nunca, comprendo quizá mejor la transcendencia de Dios. El Dios que “siempre se escapa” el totalmente Otro, la grandeza inefable de alguien que ha creado algo y que no alcanzo a comprender perfectamente, y el no lograrlo por más que me esfuerce y elucubre, lejos de representar una dificultad, refuerza mi fe en la infinitud de ese Dios ante el que uno solo puede callar después de haber intentado torpemente balbucear y descubre que quizá en vano.
Y ante esa fe lo que más me cuadra es la teoría de la creación kenótica. (La nomenclatura muchas veces ambigua debe ser lo de menos), pero entiendo a Dios como el amante supremo, que crea por amor, arriesgando, sin imponerse, sin evidencias, con riesgos, sin “perfecciones” en su diseño, sino exponiéndose incluso a las “chapuzas” porque el mundo no es Dios, y es exquisitamente respetuoso con el propio devenir de la “naturaleza”. Un amor que implica una cierta retirada que deja espacio para el otro. Y expuesto por tanto a ser no entendido e incluso rechazado. Pero es entonces cuando mejor se comprende la infinita cercanía de la Transcendencia en la inmanencia.
Por eso y entre otras razones creo que no se puede estar de acuerdo con la afirmación de “Si no hay Diseño inteligente, no hay diseñador. Luego, Dios no existe”
Termino con una frase de Denis Edwards que tal vez explica mejor la idea “Dios no irrumpe coercitiva o violentamente en la evolución cósmica y biológica, sino que la energiza desde dentro, por vías que son totalmente respetuosas con la autonomía del mundo”

Notanda
31 de diciembre de 2011 a las 11:42

Como profesor de Matemáticas le diré que no es verdad que la infinitud de las combinaciones lleve aparejado en la salida de opciones cualquier posibilidad, o si lo prefiere: la infinita toma no supone la salida de todas las opciones. (Hay varias demostraciones rigurosas, pero valdría un demostración parcial sin una axiomática no-clásica a partir del teorema de Bayes: Thomas Bayes, "An Essay towards solving a Problem in the Doctrine of Chances").

Por otro lado los argumentos antrópicos, débiles o fuertes, tienen sus muchas lagunas, como usted sabrá. Hay que ser muy riguroso con ellos.

En otro orden de cosas, los multiversos, no tienen por qué ser del tipo Wheeler, y podrían ser causales. No obstante, lo de los multiversos es una cosa más para los aficionados a las revistillas de física que para los físicos más solventes.

Mucho fregado, me parece, para tan poco como queda del año.

Cordiales saludos y feliz fin de año a los comentaristas y bloggers.

joan
31 de diciembre de 2011 a las 14:13

Gracias profesor Gelabert por este post que pone de manifiesto una de las aventuras mas maravillosas a las estamos convocados en tiempo ya cercano. Y para ello necesitamos pertrecharnos de grandes dosis de humildad y asombro para seguir maravillándonos con los enigmas que poco a poco nos descubre la ciencia. Para dejar la mente abierta a nuevos planteamientos para preguntas nuevas. En base a trabajos multidisciplinares. La gran aventura de la humanidad. La existencia de Dios excede el campo de la ciencia. Unos dirán que existe otros que no. Esa cierta mirada para ver supone un salto cualitativo, ¿ quántico?. La fe.

Gracias por este espacio plural y respetuoso. Mucho ánimo para afrontar los retos y objetivos de este 2012. Dios nos bendiga.

Desiderio
1 de enero de 2012 a las 23:09

Independientemente de que haya muchos universos o sólo uno, no acabo de ver en qué puede afectar eso a la existencia o no existencia de Dios. A mí me parece que en definitiva se desemboca a la mismas preguntas: ¿qué había antes?, ¿cuál es el fundamento de todos esos universos, y del nuestro: los mismos universos? Yo creo que los avances de la física tocan tangencialmente los problemas teológicos. La teología lógicamente debe ir de la mano con las ciencias, pero me planteo si estas ciencias podrán dar soluciones definitivas a problemas no empíricos.

Azulia
2 de enero de 2012 a las 07:23

PRESENCIA

Universo-s
sacramento in-habitado

insuflas Tu aliento
comienza la danza de fuego
ecuaciones y esferas
creación continua
en la que todo lo haces nuevo

Vacío
polvo de estrellas
esplendor de Nada
derramada

autoría poema ( pseudónimo): Azulia

Bernardo
2 de enero de 2012 a las 13:24

La hipótesis, por sigue siendo una hipótesis a pesar de lo que diga Penrose o Bojowald, de un recurrente comienzo del universo o de los universos, no quita ni pone rey. En todo caso nos retrotrae al mecanismo que genera los universos o el Big-bounce que provoca la existencia de lo que conocemos. A mí siempre me pareció una manera poco cortés de salirse del debate sobre por qué existe este Universo tal como lo conocemos y cuáles son las causas últimas del mismo. Hawkins hizo lo propio con aquella teoría pseudocientífica de los universos paralelos y la forma esotérica de denominar lo incognoscible, las singularidades cósmicas, pero de ninguna manera se rebate la existencia de Dios con todo esto. Al final, el problema está en la fe de estos científicos, una fe antitea.

Feliz año, Martín, par ti y los lectores del blog.

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