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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

22
Nov
2017

Rey de pecadores y malhechores

7 comentarios
jesúsentreladrones

El título de la cruz, recogido por los cuatro evangelios, probablemente es una clave muy completa para interpretar la impresión que Jesús causó a las autoridades: “este es Jesús, rey de los judíos”. Evidentemente, se trata de un rey muy extraño, en disonancia total con los reyes de entonces y los de hoy. Es llamativo que este rey fuera crucificado entre dos “malhechores”, traducción preferible a la de ladrones. Pues no se trataba de criminales corrientes, sino de hombres que se habían alzado contra el poder de Roma. Algo había en Jesús que permitía interpretarlo como un peligro para el poder imperial. Un poeta que canta la belleza de los lirios del campo o de los pájaros del cielo no termina de esa manera.

El crucificado era un rey que ponía en cuestión los poderes de este mundo. Y que además cuestionaba los valores que rigen la sociedad bien pensante de entonces y de ahora. Decía que había venido a llamar a los pecadores y no a los justos (Mc 2,17). ¿Acaso pretendía que el comportamiento moral no significa nada a los ojos de Dios? Dios está más interesado por los que se saben pecadores que por los que se creen piadosos. Las palabras y la manera de actuar de Jesús eran una denuncia para aquellos a los que les encanta el poder (todo tipo de poder, incluido el eclesiástico) y para aquellos que se dedican a condenar a los que no piensan o actúan como ellos. Un denunciante así sólo puede acabar expulsado, marginado, rechazado.

La realeza de Jesús no es la justificación de ninguna actuación que perjudique al hermano, pero es una llamada a tratar con misericordia al hermano que actúa mal. Lo que solemos hacer con las personas que actúan mal es condenarlas. Jesús las acoge. Por otra parte, la realeza de Jesús no es una llamada a la anarquía o al desorden, pero sí es una advertencia contra las ganas de mandar, las ganas de poder, porque precisamente estas ganas son un indicio de lo mal que se va a usar el poder. Los reyes de las naciones, dijo Jesús, las oprimen y, en el colmo de la ironía, se hacen llamar bienhechores. Y añade, dirigiéndose directamente a los que quieren ser de su grupo: entre vosotros nada de eso, el que quiera ser el primero, que sea el primero en servir.

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Joaquín
22 de noviembre de 2017 a las 15:45

Excelente. Una pena que en el ánimo de la instauración de la fiesta en 1925 no estuviera el espíritu que manifiesta el artículo.

José Antonio Vargas Vargas
26 de noviembre de 2017 a las 08:29

La crucifixión de Cristo.

Y yo frente a esa imagen en el altar.

Ser seguidor de Cristo.

Mi promesa.

Luciana
26 de noviembre de 2017 a las 11:14

Si Jesús nos concediera la gracia de poder imitarle,pienso sería el mayor regalo que podríamos recibir,amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos,incluso
si fuera necesario,dar la vida por los demas sin distinción alguna.

Emilio
26 de noviembre de 2017 a las 23:46

Quizás el escenario es diferente, pero después de 2000 años la obra es la misma y parece que nos cuesta cambiar el guión.

juan garcia
20 de noviembre de 2022 a las 10:57

Ciertamente "un poeta que canta a los lirios y pajaros" no se confunde facilmente con un rey poderoso que amenaza destronar a nadie. Alguien de su tierra hizo todo lo posible por desacerse del Jesus historico, como nosotros cuando cambiamos la ley del amor al projimo por nuestros intereses personales. Los imperios, tanto el romano de aquel entonces como el ruso actual, y todos los imperios de la historia, disfrutan destruyendo pueblos y gentes. Los soldados romanos hicieron fiesta con el Nazareno coronandolo de espinas y otros muchos abusos durante la noche de su arresto, como los soldados rusos lo estan haciendo hoy con los ucranios, ylos alemanes hicieron con los judios, etc, etc. Que el Senor crucificado y resucitado nos perdone a todos.

Diego
20 de noviembre de 2022 a las 12:54

Todos somos pecadores, vino por todos, unos somos conscientes de eso, otros no.

Valero
21 de noviembre de 2022 a las 08:42

Gracias Martín, tu comentario me recuerda que la principal sabiduría del cristiano viene de saberse pecador, pues el que se tiene por tal, no juzga a su prójimo pues sabe que no es mejor que él. Y no juzgar no significa condescendencia con el mal, si no todo lo contrario, sólo que su forma de denunciar el mal, es amando a esos que el mundo señala como malos, porque Dios hace salir el sol sobre justos e injustos.

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