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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

21
May
2020

Jesús, en el cielo, intercede por nosotros

9 comentarios
espirtalhacia

Jesús sube al cielo. Dos metáforas en una breve frase. Subir es movimiento espacial. Jesús, al dejar esta tierra para volver al Padre, del que procedía, no necesitaba de ningún movimiento. El término cielos orienta hacia el lugar al que tiende la subida. En realidad, “cielos” es una manera de decir “Dios”. La Ascensión de Jesús es un aspecto más del rico acontecimiento pascual, por el que Dios resucita a Jesús mostrando su poder sobre la muerte. Jesús va a ese lugar en el que ya no se muere más, porque los que allí están participan plenamente de la fuente de la vida permanente, que es Dios.

Importa caer en la cuenta de que quién asciende es el hombre Jesús o, dicho de otra manera, asciende una concreta naturaleza humana plenamente personalizada por el Verbo. Lo cual significa que, en el seguimiento de Cristo, todos los seres humanos pueden llegar a dónde él llegó. La liturgia lo dice de esta manera: Jesús “ha querido precedernos como cabeza nuestra para que nosotros, miembros de su Cuerpo, vivamos con la ardiente esperanza de seguirlo en su reino”. Jesús nos muestra la meta a la que todos aspiramos y, al mostrarla como posible, da seguridad a nuestra esperanza.

Pero hay más, pues una vez que ha entrado para siempre en el santuario del cielo, no se queda tranquilo e inactivo (de nuevo es necesario expresarse con nuestras pobres palabras), no le basta habernos mostrado la meta, está ansioso de que nosotros lleguemos y se preocupa para que no nos equivoquemos en el camino. Por eso, una de sus principales ocupaciones es la de rezar por nosotros. “Ahora, dice la liturgia, intercede por nosotros como mediador que asegura la perenne efusión del Espíritu”.

Jesús intercede ante el Padre para que el Espíritu Santo nunca nos abandone. Los creyentes hemos recibido el Espíritu Santo precisamente para vivir unidos a Dios y cumplir su voluntad, que no es otra que vivir en el amor. Por eso, el Espíritu transforma nuestro corazón en un corazón amante de Dios y amoroso de los hermanos y nos mueve a hacer el bien y a vivir con la mirada puesta en Dios.

La principal tarea de Jesús en el cielo, su fundamental preocupación es orar por sus hermanos que se han quedado en la tierra. Sigue estando, por tanto, en una profunda comunión con cada uno de nosotros, preocupado personalmente por cada uno, alentando secretamente a cada uno y anhelando el momento en el que su humanidad podrá abrazar la nuestra en un abrazo eterno que nos llenará de gozo y felicidad.

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Hormias
21 de mayo de 2020 a las 11:38

Gracias por su comentario fray martin

J. Garcia
21 de mayo de 2020 a las 12:08

Excelente, Fr.Martín. Excelente viaje el del Señor al otro mundo, al Reino, a la casa del Padre, a su derecha..Cuando pedimos con nuestro hermano Jesús:"venga a nosotros tu reino", estamos pidiendo que el Reino del Padre, su padre y nuestro padre, el reino del otro mundo venga a nuestro mundo. Creo que Unamuno hablaba algo de esto cuando decía que "el otro mundo es este mundo"..

Rut
22 de mayo de 2020 a las 08:50

La reflexión sobre la Ascensión, en estos momentos que vivimos, si es una
gran desescalada que llena el corazón de esperanza para seguir a Jesús en su escalada al Padre. Gracias

Borja
22 de mayo de 2020 a las 12:08

Muy buen artículo Martín. Me parece un artículo valiente y tomista (es solo una opinión), pero a mi me lo parece porque entra de frente a explicar un episodio tan trascendental y complejo donde chocan ya no solo entre fe y razón en muchos aspectos, aunque no necesariamente, pero es que además ,entre la misma fe, a la hora de abordar todas las cuestiones referidas al Jesús que va desde la última Cena hasta este mismo, el de su Ascensión hay también más que manifiestas divergencias lo que hacen que defender la fe, aquello en lo que se cree sin haber visto, sea aún más difícil.
Asuntos difíciles de abordar y donde se cruzan cuestiones históricas, filológicas, filosóficas, científicas complejas de abordar tanto para muchos creyentes como para muchos no creyentes.
Narraciones. Hasta aquí no hay problema. Los problemas surgen cuando se cuestionan o abordan dichas narraciones como relatos de hechos o metáforas desde un estudio filológico y a partir de aquí todo lo demás. ¿Qué hay de histórico, en todo ello en base a los textos de las mismas Escrituras?. No en cuanto que el Nuevo Testamento sean Libros que hubieran tenido como finalidad ser libros de carácter histórico, que todo indica que no tuvieron esa finalidad al menos en algunas partes. Pero sin serlo, sin embargo, desde lo que es la Últimas Cena hasta la Ascensión de Jesús, si hubo una clara intención de manifestar lo más rigurosamente posible unos hechos que si estos Libros no tenían como intención ser Libros de carácter histórico, ya partiendo de este dilema, nos plantean tales dificultades de hacer una lectura de ellos que para quién es creyente, es enormemente difícil intentar explicar todas estas cuestiones lo más racionalmente posible para defender aquello en lo que no se cree.

Borja
22 de mayo de 2020 a las 12:08

A partir de la lectura que hago de su artículo me gustaría plantearla estas dudas no como afirmaciones sino como dudas que se me plantean. Ese Jesús que asciende sigue siendo, se supone, una de las Tres Personas de la Santísima Trinidad, por lo tanto, es una de las Tres Personas divinas; si es así, ¿no es correcto que quién vuelve al Padre es un Jesús humano por el cuerpo en el que está encerrado su naturaleza que es divina?. Y con ello no estoy negando el sufrimiento que padeció en las últimas horas antes de expiar. Precisamente, esta cuestión pienso que se correlaciona también con el sufrimiento que padeció Jesús en sus últimas horas antes de expiar en la cruz y es su grado de sufrimiento. Puede que no resulte muy objetivo si pongo como ejemplo la película de la “Pasión”. O sí. No lo se. Pero el sufrimiento de Jesús que se aborda en esta película, que según muchos teólogos se ciñe muy o bastante rigurosamente a lo que fueron los hechos acontecidos respecto a la Pasión de Jesús, se puede afirmar que dicho sufrimiento no podría ser soportado por un ser humano corriente. Ya solamente, como se desangra en el transcurso de la flagelación en el patio del pretorio; la pérdida de sangre fue tal que si además se suma la corona de espinas clavada en la sien por donde pasan multitud de venas, y el camino al Gólgota;. Con todo esto, un ser humano normal y corriente no hubiera podido aguantar eso. Por colapso físico, corporal y cerebral, y ya no añadamos aspectos psicológicos, psicosomáticos.
Y cuando Santo Tomás apóstol introduce sus dedos en la llaga del costado de Cristo ante su incredulidad, ¿lo que nos transmiten la Escrituras es relato o metáfora?. Parece ser que la defensa de este suceso fue mantenido literalmente hasta el Protestantismo en el (S.XVI). Cierto que el hecho se narra solo en el Evangelio de San Juan, y tal como lo narra es claramente literalmente. Hace un relato de un hecho; no parece que esté transmitiendo un episodio metafórico. ¿Pero por qué es más valida la interpretación posterior a la de este período?.
El texto aborda la cuestión de la Ascensión de Jesús al Padre pero Ambos son dos de las Tres Personas de la Santísima Trinidad de las cuales se conforma Dios Uno, y cada Persona es Uno, unívoco, y por ello hay que tener siempre presente que Jesús tuvo ambas naturalezas, humana pero también divina.
El artículo me parece valiente porque aborda algo tan complejo como la Ascensión de Jesús al Padre cuestiones complejas de abordar por sus acepciones que hay que ir conciliando cuando en una Lógica materialista estas son imposibles de conciliar; se contradicen flagrantemente por ser acepciones no posibles de combinar o articular en un marco referencial empírico práctico.

Borja
22 de mayo de 2020 a las 12:15

Fe de Erratas:
<<...donde chocan en algunos aspectos ya no solo fe y razón...>>
(3º y 4º línea del primer párrafo del primer comentario)
<<...es enormemente difícil intentar explicar todas estas cuestiones lo más racionalmente posible para defender aquello en lo que se cree.>>
(Antepenúltima, penúltima y última línea del segundo párrafo del primer comentario).
Pido disculpas

Juan viejo
22 de mayo de 2020 a las 16:25

Clarificador articulo. El evangelio de san juan queda, al margen de los sinapticos. Qué quiere decir nunca, lo entendi..
Muchas gracias. Si alguien lo sabe dígamelo

Mercedes
23 de mayo de 2020 a las 14:11

Para Juan Viejo :
De lis cuatro libros canónicos que narran la Buena Nueva ( Evangelio ) , lis tres primeros , Mateo , Marcos y Lucas , presentan entre sí tales semejanzas que pueden ponerse en columnas paralelas y abarcarse de una sola mirada , que es lo que significa la palabra “ sin-óptico “ .
También presentan entre sí numerosas divergencias .
Esto es a grandes rasgos ...

Juanjo
24 de mayo de 2020 a las 20:19

He tenido verdaderos conflictos internos para atreverme a comentar este post. Todos ellos los leo, y los releo. Y hoy este, de nuevo, por enésima vez lo vuelvo a analizar.
Y algo llama mi atención. Una frase me descuadra. Ya la advertí, el día de su publicación y solo hago que darle vueltas y ver la forma de expresarme correctamente.
Creo que es un post muy difícil de escribir y quizá más leer. Toda palabra es insuficiente. Hay que hacer un verdadero esfuerzo en tratar de captar más allá de la palabra escrita. Esta, es muy limitada e inadecuada para expresar algo acerca de Dios.
“Jesús intercede ante el Padre para que el Espíritu Santo nunca nos abandone” Esta afirmación me ha hecho reflexionar. (Quizá se podría expresar mejor)
El Espíritu Santo, realmente ¿Nos puede abandonar? Es una forma de hablar. Pero yo la entiendo (haciendo un pequeño esfuerzo) como que uno lo puede rechazar, no acogerlo, sentirse desamparado, no darse cuenta que lo tiene junto a sí, o dentro de uno mismo en todo momento, y que nunca “le puede faltar”. Pero no lo concibo en el sentido de que pueda retirarse dejando a uno (al hombre) abandonado a su suerte. (Nunca olvido lo de “en Él vivimos, nos movemos y somos”).
Después está el tema de la intercesión. Ya se ha hablado varias veces en este mismo blog. (Cf “Hay que entenderla en términos de solidaridad” en “Interceder es solidarizarse” sábado, 14 de enero de 2012 )
Desafortunada palabra, quizá porque no dispongamos de otra para intentar siquiera expresar como “Jesús intercede ante su Padre”. El problema es que en el Diccionario de la RAE “interceder” se define como “Hablar en favor de alguien para conseguirle un bien o librarlo de un mal.”
Y yo creo, que Dios solo quiere nuestro bien. Y que nuestro bien es Dios mismo.

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