Logo dominicosdominicos

Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

30
Jul
2011

Jesucristo, plenitud de la ley natural

4 comentarios

La ley natural, expresión de la razón común a todos los seres humanos, no es ajena al Evangelio de Jesús. Hay una convergencia entre lo que toda persona busca y lo que el Evangelio ofrece. Del mismo modo que hay un acuerdo profundo entre la búsqueda del bien y las orientaciones evangélicas. No hay oposición entre “lo natural” y “lo divino”, porque lo natural es obra divina. El orden natural no es sólo expresión de la bondad del Creador, sino que ha sido creado en Cristo y en Él encuentra su clave de comprensión, como recuerda un texto de la carta a los colosenses (1,15-17). Cristo ha restaurado la imagen de Dios en el ser humano y ha restituido el hombre a sí mismo. Jesucristo, con sus palabras y sus obras, es el criterio para descifrar cuáles son los deseos naturales más auténticos de la persona. De modo que el Evangelio termina siendo “lo más natural”, lo que “más normales nos hace”.

Los preceptos del Decálogo, que son la expresión privilegiada de la ley natural, porque se encuentran en la conciencia de todo ser humano, no han sido abolidos por Cristo, sino llevados a plenitud (Mt 5,17). Cristo convierte en positivo lo que espontáneamente surge en términos negativos en toda conciencia humana. Así, por ejemplo, “la regla de oro”: no hagas a nadie aquello que no quieres que te hagan a ti; se convierte, según Jesucristo, en: “todo cuanto queráis que los hombres os hagan a vosotros, hacedlo vosotros con ellos” (Mt 7,12). El Evangelio nos invita no sólo a “no hacer” el mal, sino a tomar la iniciativa de hacer el bien, aún sin ser correspondidos. El mandamiento del amor supera la regla estricta de la justicia conmutativa.

Con Jesús aparece una “humanidad nueva”, plenamente conforme al proyecto de Dios. Acogiendo su Espíritu podemos también nosotros convertirnos en criaturas nuevas, en personas renovadas, en las que lo divino ha llevado a plenitud lo humano, y lo humano se ha abierto a dimensiones insospechadas. Este Espíritu que, al transformarnos, nos hace actuar “naturalmente”, de modo que el creyente no hace el bien forzadamente, sino espontáneamente. Cuando acogemos el Espíritu divino la “ley natural” se convierte en “ley nueva”, en ley de Dios.

Posterior Anterior


Hay 4 comentarios, comparte el tuyo

En caso de duda, puede consultar las normas sobre comentarios.

Aviso: los comentarios no se publican en el momento. Para evitar abusos, los comentarios sólo son publicados cuando lo autorizan los administradores. Por este motivo, tu comentario puede tardar algún tiempo en aparecer.

Cancelar repuesta


Mercedes
2 de agosto de 2011 a las 17:40

Como siempre , brillante , tanto en el contenido como en la forma .
Ga 5,13-26 "...donde hay Espíritu , allí hay frutos de vida y de libertad." Ambas cosas , son los deseos más naturales y auténticos de la persona .

Gracias por este magnífico blog ¡¡

PEPE
2 de agosto de 2011 a las 19:07

Martin cada dia te superas,prueba de ello son los comentarios, o ¿ es que los habituales están de vacaciones ?.Gracias por tus escritos.

Desiderio
2 de agosto de 2011 a las 19:18

Este post me parece fantástico, y de alguna manera resume de forma sencilla la antropología humana y cristiana. Nuestra meta es Jesucristo, y al acercarnos a Él es como realmente nos hacemos humanos, pues Él es plenamente humano, aspecto que tendemos a olvidar, o a minusvalorar. Como te he oído en repetidas ocasiones, el pecado no es humano; lo humano es ser como Jesucristo. Siendo como Él nos acercamos al proyecto de Dios para con nosotros. Lo ‘normal’, lo ‘natural’, es que seamos santos. Si no lo somos es únicamente por nuestra responsabilidad, por la responsabilidad de todo el género humano, ya sea por nuestro egoísmo, por nuestra miseria, por nuestras limitaciones,... Si dejásemos que el Señor nos hablase sin decirle lo que nos tiene que decir, si dejásemos al mundo ser mundo sin pretender que el mundo sea lo que nosotros queremos que sea, a lo mejor estaríamos todos más cercanos a nuestra naturaleza, al prójimo y a la misma vida intratrinitaria, porque actuando de esa manera es como somos verdaderamente personas.

lola
2 de agosto de 2011 a las 20:47

Cuando ya no soy yo, sino Cristo quien vive en mi. (s Pablo)

Logo dominicos dominicos