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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

28
May
2020

Espíritu creador

6 comentarios
pajarosobre

Uno de los himnos más conocidos sobre el Espíritu Santo se titula “Ven Espíritu Creador”. Este himno alude directamente a los primeros versículos de la Biblia. Allí se dice que, por encima del caos y de la confusión, aleteaba el Espíritu de Dios. El mundo en que vivimos no existe por sí mismo; es obra del Espíritu creador, que pone orden y armonía en el mundo. Después, gracias también a su “soplo” vivificante, el barro que Dios había modelado se convierte en un ser viviente. Aparece el hombre, varón y mujer. Cuando se trata de la creación del mundo, el espíritu está sobre las aguas. Cuando se trata del ser humano, el espíritu entra dentro de él: “insufló en sus narices aliento de vida” (Gen 2,7). El humano recibe el espíritu más intensamente, más íntimamente. Porque es una criatura única, distinta. Es imagen de Dios.

Pentecostés no es sólo celebrar el origen de la Iglesia, es también celebrar el origen de la vida. El Espíritu nunca abandona su obra, sigue estando presente en la creación y gracias a su presencia permanente las cosas se mantienen en el ser. Un himno de la liturgia de la Iglesia se hace eco de esta presencia de Dios que acompaña y sustenta su obra, al calificarlo de “vigor de los sonoros ríos de la vida”, y al cantar que “no hay brisa, si no alientas, monte, si no estás dentro”. El Dios cristiano no es solamente el Otro que está frente a nosotros, el Otro distinto, sino también el que está dentro de nosotros, en nosotros y con nosotros. Dios, sin mezclarse con lo creado ni reducirse a lo creado, sostiene desde dentro lo creado y allí se hace presente. Es necesario pensar la relación de Dios con el ser humano, no como la de Alguien que está frente a mi, sino como mi constitutivo más profundo.

La acción creadora del Espíritu se manifiesta especialmente en dos momentos importantes de la historia de la salvación. Para que pudiera entrar en este mundo el Hombre perfecto, la nueva humanidad, el Espíritu irrumpe sobre la carne de María. Casi podríamos decir que el anuncio que el ángel hace a María es el primer Pentecostés en sentido pleno: “el Espíritu Santo vendrá sobre ti”.

Finalmente, el Espíritu lleva a cabo la definitiva creación, dando vida a nuestros cuerpos mortales (Rm 8,11). Gracias al espíritu, el ser humano puede no sólo vivir, sino vivir eternamente. Al ser la comunicación de la vida divina, el Espíritu hace posible que el hombre goce de lo más característico del Ser divino, que es la inmortalidad, la vida en plenitud.

El Espíritu siempre da vida (Jn 6,63; 2 Co 3,6). Por tanto, dónde hay vida está el Espíritu. Los que son movidos por el Espíritu realizan obras de vida. Podemos, pues, reconocer la presencia invisible del Espíritu gracias a la evidente presencia de la vida. Tenemos ahí una clave para conocer la presencia o la ausencia del Espíritu.

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J. García
28 de mayo de 2020 a las 12:21

Prácticamente está todo incluido: donde hay vida, allí está el Espíritu; donde hay vida humana sobre todo, allí está el Espíritu camino de la eternidad. Gracias, fray Martín.

Juanjo
28 de mayo de 2020 a las 12:50

Me parece acertadísimo todo lo contenido en este post. Resulta complicado añadir o glosar algo. Lo mejor es entonces contemplar.
La Pontificia Comisión Bíblica, publicó recientemente un extenso documento que acaba de ser traducido al castellano (justamente por un equipo de profesores de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia) ¿Qué es el hombre? Sal 8,5. Un itinerario de antropología teológica, en el que justamente todo el punto 2 del capítulo I, está dedicado al aliento “divino” en el hombre (45-68) más de 20 paginas dedicadas a profundizar, con abundancia de citas bíblicas, en explicar como es el hombre “imagen” de Dios y su posibilidad de “ser como Dios”

Samuel de la Gala
28 de mayo de 2020 a las 22:46

Gracias Espíritu Santo, Espíritu de Dios, que hace eterna nuestra vida.

Angeles
31 de mayo de 2020 a las 05:58

El Espíritu siempre da vida (Jn 6,63; 2 Co 3,6). Por tanto, dónde hay vida está el Espíritu. Los que son movidos por el Espíritu realizan obras de vida. Podemos, pues, reconocer la presencia invisible del Espíritu gracias a la evidente presencia de la vida. Tenemos ahí una clave para conocer la presencia o la ausencia del Espíritu.
Gracias, Padre Gelabert, en esa explicación se encuentra la razón de ser de la persona, sólo debemos concienciarnos de ello, y dejar actuar, ponernos en sus manos.

J Marino
3 de junio de 2020 a las 12:35

Si permitimos que la fuerza del Espíritu Santo mueva nuestro entendimiento, nuestra inteligencia seremos otros seres humanos, tendremos la capacidad de actuar y comprender mejor a nuestros hermanos...! Cuanta falta nos hace a los seres humanos en esta época en la que vivimos el dejarnos guiar por el Espíritu Santo para tomar mejores decisiones en nuestra familia, sociedad...!

Valero
29 de mayo de 2023 a las 08:54

"Los que son movidos por el Espíritu realizan obras de vida" dice Martín, y la vida es el amor. Algunos dicen que lo contrario del amor es el odio, yo pienso que lo contrario del amor es la muerte, porque en la sustancia del amor no puede haber muerte, si no vida. Si sonrío, si escucho, si perdono, si socorro y si soy misericordioso, engendró vida esté donde esté y haga lo que haga y entonces el Espíritu Santo está conmigo. Gracias Martín por tu palabra siempre llena de luz y de vida.

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