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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

15
Nov
2014

Ciencia, filosofía y fe

4 comentarios

Hay personas que piensan que lo que dice la Biblia a propósito de la creación del mundo y del ser humano ha quedado totalmente superado por la ciencia. Si superado quiere decir que la ciencia explica las cosas con una perspectiva y un lenguaje muy distintos al de la Biblia, podemos estar de acuerdo: Dios, evidentemente, no ha creado el mundo en seis días. Pero si superado quiere decir que lo que dice la Biblia ha dejado de ser verdad, entonces no estoy de acuerdo, aunque reconozco que hay que explicar bien esa verdad bíblica. Lo que sí me parece que está superado es la alternativa entre creación y evolución. Tanto las ciencias naturales como la fe, hablan de lo mismo, aunque con perspectivas diferentes, ambas importantes para nosotros.

Las ciencias naturales quieren describir de la manera más exacta los datos y los hechos. Quieren analizar los componentes físicos, químicos, biológicos y neurológicos. Y descubren una serie de conexiones y de leyes que explican los distintos momentos de una evolución, que han conducido a la aparición de la vida y, finalmente, de los seres humanos. Pero con esto no han dicho todo lo que puede decirse sobre el mundo y sobre el hombre. Podemos explicar las funciones químicas del cuerpo humano y de su cerebro, y no por eso hemos comprendido al ser humano.

¿Por qué existe algo y no la nada, por qué hay evolución? ¿Por qué el universo está constituido de esta manera, por qué resulta inteligible? ¿Qué sentido tiene la vida humana? ¿Cómo debemos comportarnos con la naturaleza? ¿Hay algún límite para nuestro comportamiento? Todo ser humano, de un modo u otro, se plantea estas u otras preguntas parecidas. Y cuando trata de responderlas ya no está haciendo ciencia, sino filosofía. Cuando nos planteamos estas preguntas ya no buscamos explicaciones; buscamos comprendernos a nosotros mismos y buscamos comprender cómo debemos relacionarnos con la naturaleza y con los otros seres humanos.

Finalmente, las personas que creen en Dios, además de querer comprender el universo y la vida, se admiran ante tanta maravilla y dan gracias a Dios por su existencia. Porque entienden que, de un modo misterioso, Dios está en el origen de todo lo que existe. Y que la vida es un regalo que Dios nos ha hecho. Las personas que creen en Dios se maravillan ante los portentos que es capaz de realizar el ser humano en el campo del arte y de la técnica, pero también en el campo del amor al prójimo. Las personas religiosas se duelen también ante el sufrimiento que hay en el mundo y el dolor que provocamos los hombres. Este sentimiento de admiración y de gratitud nos abre a la responsabilidad y a la idea de que, detrás de tanta maravilla, está la mano de un Dios que no sólo es poderoso, sino esencialmente bueno.

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Antonio López Sernández
15 de noviembre de 2014 a las 02:12

Los descubrimientos tanto del micro como del macrocosmos descubren una complejidad y belleza inmensas. Manifiestan un mundo maravilloso. Y esto de suyo nos lleva con más intensidad a considerar la inmensidad inefable del Creador.
Algunos científicos pretenden descubrir la autosuficiencia de un universo que no necesita a Dios para su explicación. Cuanto más complejo y valioso es el universo en sí, más muestra la grandiosidad de Dios: ha hecho un mundo con valores y fuerzas tales que pueden evolucionar y eclosionar en algo cada vez más grandioso.
Considerando al ser más complejo que conocemos, el hombre, observamos que le ha dado la capacidad de llegar a “dominar todo” progresivamente mediante el conocimiento. Y es libre. Pero ¿es autosuficiente?
Lo incoherente de muchos científicos es su pretensión de ofrecer conclusiones globales sin salirse de sus propias hipótesis. Pretenden filosofar sin tener idea del ámbito filosófico. Por eso Hawking dice con demasiada arrogancia que la filosofía ha muerto. Es que él se mete en un campo, el de las explicaciones y visiones globales propias de la actitud filosófica (y teológica), sin salirse de sus teorías…

Juanjo
15 de noviembre de 2014 a las 09:03

Se podría decir que la ciencia explica cómo ocurren las cosas en el mundo, pero no por qué lo hacen. A esa otra cuestión trata de responder la religión buscando un sentido a los por qué profundos y el sentido de las cosas. desde este punto de vista queda fuera de la ciencia, en la que no debe interferir en su desarrollo.

José María Valderas
16 de noviembre de 2014 a las 10:57

Un comunicante anterior ha repetido con buen criterio la distinción entre el cómo y el por qué. Es fundamental en la interpretación de las relaciones entre ciencia y teología. Lo vio con certera expresión san Roberto Belarmino en el caso Galileo: la Iglesia se ocupa de cómo se va al cielo, no cómo van los cielos. Pero cuando esta tesis parecía haber quedado asentada con la doctrina de Juan Pablo II (Fides et Ratio) y Benedicto XVI, he aquí que nos encontramos con una sorprendente retroceso con el pontífice actual. Me refiero a su vinculación del Big Bang con la Creación. En los años cincuenta --hace la friolera de más de medio siglo-- el creador de la idea (de la denominación fue otro) fue el canónigo belga Georges Lemaître, "ese curilla que ha entendido perfectamente mi teoría (Einstein)", comunicó a Pio XII que se abstuviera de una fácil asociación entre big bang y acto creador. ¿No tiene buenos asesores el Papa? ¿Qué está sucediendo? Por casualidades de la vida coincidí en Oxford con motivo de una reunión ciencia y fe con el representante vaticano (oficioso). No me resultaron tranquilizantes sus ideas sobre lo que él llamaba ecología (en realidad ecologismo), la próxima encíclica al parecer en el disparadero romano. ¿Qué está pasando en la doctrina?

mar
16 de noviembre de 2014 a las 18:44

La ciencia, religión, tecnología, economia, están limitadas por lo que es posible; lo imposible es exclusivo de la FE. Si bien es cierto que la tecnología pareciera avanzar rápidamente en algunas áreas, también es cierto que la mayor parte de las áreas del ser humano permanecen igual que hace siglos atrás; conquistamos lo posible, pero lo imposible sigue siendo algo fuera de nuestro alcance, porque a ese nivel solo se accede por FE. Es por eso que la tecnología, la ciencia, la política y la religión pueden poner su grano de arena, para lograr mejorar nuestra vida en el planeta tierra; pero ninguna logra lo imposible. Es por eso que podemos sanar un cáncer usando miles de químicos y mucho tiempo en tratamientos; pero aun no podemos sanar sin necesidad de usar medicina y costoso equipo medico, porque esto último solo es accesible a través de la FE. Por eso podemos detener a delincuentes con sofisticados aparatos de GPS y armas impresionantes, pero el cambiar el corazón del ser humano para que ya no haya violencia en el mundo, es un nivel accesible únicamente por la FE. Por eso podemos pronosticar con exactitud desastres naturales y prepararnos tecnológicamente para resistirlos, pero evitar que estos ocurran es un nivel exclusivo de la FE.

Resucitar muertos, cambiar el clima, eliminar la crisis mundial, detener tsunamis y terremotos, eliminar el odio, eliminar el cancer y el sida y alcanzar la Vida eterna, son accesibles exclusivamente por medio de la FE. Mientras sigamos confiando en la ciencia, en la religión, en los gobernantes, en la “suerte” o en nosotros mismos, nos deberemos conformar con el nivel de lograr únicamente lo posible, porque lo imposible solo lo lograremos al Confiar exclusivamente en Jesús. Cuando alguien pone su confianza en si mismo para lograr algo, esta desperdiciando el potencial que tiene como ser humano, porque solo podrá lograr lo humanamente posible, solo lograra lo que en sus fuerzas pueda hacer y eso lógicamente tiene un limite. Hasta que alguien ponga su confianza en Jesús, ese alguien podrá lograr absolutamente TODO.

Si la Ciencia, la economía y los gobiernos pusieran su confianza en Jesús lograríamos lo imposible. Si la religión pusiera su confianza en Jesús mostraría que lo imposible es posible, si cada uno de nosotros pusiera su confianza en Jesús ocurrirían milagros las 24 horas del día. Regresaría mostrar los al paraíso.? Gracias Fray Martin

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