Abr
Violada una bebé de cuatro meses
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“Una menor de 15 años fue degollada y una niña de tres años murió tras haber sido violada y torturada. Un par de hermanos fueron asesinados por su padre. El sábado, un soldado violó a una bebé de cuatro meses”. Estas escalofriantes noticias las ofrecía un periódico de gran tirada el pasado miércoles, 26 de abril. Era solo un pequeño párrafo de una noticia que hablaba de más de cuatro mil niños atendidos por violación en 2017 en un país sudamericano.
Quiero ser prudente, porque los medios cuentan lo que le interesa, buscando siempre atraer lectores, e informan del modo que mejor se ajusta a su ideología. Es muy difícil encontrar informaciones precisas, neutrales, objetivas. Y quiero ser prudente porque la manera de informar no se ajusta a lo posible. Cierto, es posible violar a una niña de tres años, pero seguro que al hacerlo la consecuencia inmediata es la muerte de la menor. Pero violar a una bebé de cuatro meses resulta prácticamente imposible. Lo que seguramente quiere decir la noticia es que la bebé fue maltratada, manoseada y violentada.
Estos datos, desgraciadamente, son sólo una muestra de las muchas barbaridades y maldades que se cometen en este mundo contra los menores. Si hubiera que hacer un concurso de maldades incalificables habría muchas que se disputarían el primer puesto. La protección de la infancia es una obligación de toda persona con un mínimo de dignidad. Uno se pregunta hasta dónde es capaz de llegar la maldad humana. Hay cosas que a mí me resultan incomprensibles y no sé cómo calificar. Pero sí sé que cualquiera que sepa de hechos similares tiene la obligación humana y cristiana de denunciarlos y, por supuesto, de evitarlos en la medida en que pueda hacerlo.
En este mundo el bien y el mal libran un permanente combate. Hay muchas obras buenas que pasan desapercibidas. Y muchas obras malas que no se conocen. Cuando se conocen, algunas superan todo lo imaginable. O al menos lo que es capaz de imaginar y soportar una persona decente. Estoy convencido de que el bien supera con creces al mal, aunque a veces parezca lo contrario. Porque el mal hace mucho ruido y el bien, la mayoría de las veces, es silencioso.
Acabo con una nota esperanzadora. Hace una semana, el padre de un niño autista le escribió estas palabras el día de su cumpleaños: “Hoy hace 5 años que luchaste por venir al mundo, 5 años más tarde sigues luchando para que este mundo te entienda y te acepte, pero nunca estarás solo, tu papá siempre estará ahí luchando por ti y contigo, feliz cumpleaños hijo!!!”