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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

9
Feb
2014

Vemos como somos

3 comentarios

La psicología nos ha enseñado que los sentidos no son canales pasivamente receptivos para que luego la mente construya sus elucubraciones, sino que ellos tienen un papel activo en esta elucubración. Los sentidos ven lo que quieren ver, oyen lo que quieren oír, gustan lo que quieren gustar. Los intereses condicionan nuestra mirada. O dicho de otra manera: el lugar en el que nos situamos facilita o impide que veamos determinadas cosas. Por eso no se predica de la misma forma cuando uno conoce, desde la cercanía y la experiencia, los problemas de aquellos a quienes se dirige, que cuando habla desde la distancia. La cercanía probablemente le conduzca a anunciar la misericordia y la comprensión, y quizás la distancia le conduzca a hacer consideraciones moralizantes.

Me parece que debemos profundizar aún más. Sin duda, los intereses y la perspectiva son condicionantes de nuestra visión y comprensión de la realidad. Pero estos intereses son expresión de nuestro propio ser. Por esto me hizo pensar una frase de Xavier Melloni: “no vemos la realidad tal como es, sino tal como somos”. ¡Vemos como somos! Consecuencia inmediata: lo que vemos en los otros nos retrata. Si solo veo lo malo de los otros, si solo tengo palabras criticas, negativas y descalificadoras, es que el negativo soy yo. Dios, como es Amor, solo tiene palabras de amor y de misericordia. Como el Hijo del Hombre solo ha venido para salvar, lo propio del diablo (el enemigo de Cristo) será hacer lo contrario, o sea condenar. Cuando condeno dejo claro quién es mi padre.

Segunda consecuencia de ver la realidad tal como somos: cuanto más me abra, en la oración, al Dios que habita lo profundo de mi ser y me constituye, más me divinizaré. En la medida en que me divinice, veré al mundo y a los otros con los ojos de Dios, los veré desde lo que soy, desde mi ser divinizado. Hay muchos niveles y estancias en nuestro corazón. La oración nos sitúa en aquellas instancias más constitutivas y nos permite juzgar con más acierto, con más responsabilidad y ternura. La intimidad con Dios, lejos de alejarnos de la realidad, nos abre a una mejor comprensión de lo real, hace que aumente nuestra capacidad de percibir lo mejor de cada persona y de cada situación. Y, al percibir lo mejor, percibimos al Dios que siempre constituye lo mejor. Cuanto más plena es la unión con Dios, más plena es nuestra unión con las otras cosas y personas.

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Un amigo
9 de febrero de 2014 a las 19:49

Respecto al primer párrafo, creo que aunque recurrente, siempre hay un buen ejemplo que lo ilustra; la poca comprensión que desde Europa, con sus paradigmas y su contexto se hizo de la teología de la liberación, sin "estar" en el ambiente socio-político latinoamericano. Sin "estar" en esa situación no se pudo comprender bien y menos compartir.
Respecto del tercer párrafo, siempre me viene a la cabeza la frase "dime como vives y te diré en qué Dios crees". Muchas veces no hace falta que me lo digan. Veo cómo vive cierta gente católica (¿Y no cristiana?)y deduzco qué idea deben tener de Dios.

Antonio López Sernández
11 de febrero de 2014 a las 11:56

Para rubricar estas consideraciones sólo quiero observar lo siguiente: Después de muchos años de vida y experiencia, viviendo en ambientes dispares, he observado que las personas que peor juzgan a los demás normalmente ellos tienen el defecto que critican. No hay peor juez que el lascivo, infiel, ladrón... Recordemos el refrán "piensa el ladrón que todos son de su condición". El que tiene la mirada puesta en Dios, proyecta el amor de Dios hacia los demás. ¡Y Dios no se equivoca!

Valero
13 de febrero de 2014 a las 10:45

Me ha conmovido, Martín, cómo hablas de la mirada de Dios. Yo a veces cuando me quedo mirando a un bebé y me siento invadido por la ternura, de pronto me digo: Dios me mira así. No sé si soy yo el que se lo dice o es el Espíritu Santo el que me lo susurra. Descubrir esa mirada amorosa me está enseñando a mirar a los demás con la única mirada real,la que no se queda en las apariencias y que hace suya esa frase del salmo: "El Señor modeló cada corazón y comprende todas sus acciones" es decir, que ama en vez de juzgar. Es esa la única mirada real y posible ya que si Dios es amor, verdad y vida, eso significa que su mirada, y también la mía cuando dejo que él me habite, como digo, eso significa que esa mirada es la auténticamente real.

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