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Reuniones locales de fieles
1 comentariosEl domingo, 18 de noviembre, se celebra el día de la Iglesia diocesana. Con este motivo recuerdo que el Concilio puso de relieve la importancia de la “Iglesia particular”. Este concepto se aplica en primer lugar a la diócesis, “confiada al Obispo con la cooperación de sus sacerdotes” (Christus Dominus, 11). La cooperación consiste en trabajar en común, por un mismo objetivo, usando métodos comunes. Los Obispos son el principio y fundamento visible de la unidad en sus Iglesias particulares, formadas a imagen de la Iglesia universal (dice Lumen Gentium, 23). Parece importante esta precisión: la Iglesia particular está formada a imagen de la Iglesia universal. En la Iglesia universal (y por consiguiente en la particular) hay una diversidad de carismas, estados de vida, servicios y ministerios. Todos son necesarios porque entre todos construyen el único cuerpo de Cristo, unido en la diversidad de sus miembros. El Obispo respeta, estimula y favorece los distintos carismas y estados de vida. Y aplica el principio de subsidiariedad, confiando y delegando responsabilidades, pues las instancias locales forman parte de la estructura de la Iglesia y ellas son, en primera instancia, las que deben resolver los problemas que se presentan.
El concepto de Iglesia particular tiene otra aplicación más restringida, pero no menos importante. Según el número 26 de Lumen Gentium la Iglesia de Cristo está presente en todas las legítimas reuniones locales de los fieles, unidos a sus pastores. La parroquia y los grupos cristianos, por tanto, también son Iglesia particular. En ambos casos estamos ante una realización plena de la Iglesia. Porque la Iglesia se realiza allí donde dos o tres están reunidos en el nombre de Jesús. Por esto el Concilio puede hablar de la familia como de una Iglesia doméstica. La realización de la Iglesia va más allá de lo jurídico, porque la Iglesia es ante todo un concepto teológico. Ella se realiza allí donde un grupo de cristianos se reúnen en nombre de Jesús para escuchar su Palabra, vivir la fraternidad, celebrar la eucaristía y compartir los bienes.
Este concepto más restringido de Iglesia local permite vivir mejor la fraternidad, facilitada por la cercanía y el conocimiento de los hermanos en la fe. En el caso del párroco, que en su parroquia es principio y fundamento de unidad, el conocimiento personal de los fieles hace que su labor sea más evangélica y eficaz. En la parroquia (y en las comunidades o grupos cristianos) eso de “conocer a las ovejas” (imagen bíblica que hay que entender en sentido totalmente positivo) no es una teoría, es algo real y concreto. Así se puede ayudar mejor.