Oct
Quince centímetros de condenas
3 comentariosLeyendo un artículo sobre el Concilio Vaticano II me encuentro con una divertida anécdota de Juan XXIII. En pleno debate, el Papa, con una regla, estaba midiendo la página de un documento, y exclamó: “15 cm. de condenas, y sólo 2 de buenas noticias. ¿Es así como queremos dialogar con el mundo moderno?”. Sigo leyendo que el cardenal Montini (futuro Pablo VI), en la comisión central del Concilio, fundamentó las palabras de Juan XXIII, diciendo: “Los anatemas y las condenas no son una respuesta a los errores. El remedio contra los anatemas es la misericordia, la caridad y el testimonio de vida cristiana”. Al escucharlo, el cardenal Ottaviani (entonces prefecto del Santo Oficio, antes la inquisición, ahora la Congregación para la doctrina de la fe), murmuró: “Pido a Dios poder morir antes de que acabe el Concilio. Así estaré seguro de morir como católico”.
Más allá de la anécdota, hay ahí una profunda lección, que sigue siendo válida para nuestros días. Hoy se habla mucho de nueva evangelización. Nueva, porque quizás necesita renovarse y actualizarse, ya que el anuncio del Evangelio ha sido la tarea permanente de la Iglesia desde sus inicios. Pero como estímulo para los creyentes me parece buena la llamada a la nueva evangelización. Ahora bien, debemos preguntarnos cómo queremos hacerlo y cómo puede resultar más eficaz. El evangelio debe anunciarse con medios que sean coherentes con su contenido. No puede anunciarse el amor a base de descalificaciones, ni decir que la Iglesia es un recinto al que todos están llamados a base de solicitar salidas de la Iglesia. El qué anunciamos es muy importante, el cómo también. La fe se anuncia con pedagogía.
La fe es fundamentalmente, ante todo y sobre todo, un encuentro con Dios que se revela en Jesucristo. Para invitar a este encuentro debemos hacerlo de modo que resulte apetecible. Cierto, la fe es también la adhesión a la Verdad que en Jesucristo se revela. Pero la adhesión a una verdad, que requiere de la confianza para ser aceptada y comprendida, sólo se logra respetando la libertad y ofreciendo buenas explicaciones y razones.
Se está celebrando estos días el Sínodo sobre la nueva evangelización. Abrigo la convicción de que de allí saldrán muchas cosas buenas, orientaciones útiles, reflexiones interesantes, palabras estimulantes de cara al testimonio creyente.