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Mensaje cuaresmal del Papa
3 comentariosCreo que no se ha notado suficientemente la importancia dada por Benedicto XVI a la vida teologal. Tres de sus más importantes documentos están dedicados a estas virtudes conexas, inseparables e intercambiables: sus encíclicas Deus caritas est (sobre la caridad) y Spe salvi (sobre la virtud de la esperanza); y la carta apostólica Porta fidei, que ofrece interesantes reflexiones sobre el acto de fe. Ahora, en su mensaje para la cuaresma del año 2012, el Santo Padre dice: “el fruto de acoger a Cristo es una vida que se despliega según las tres virtudes teologales”. Y apoya esta afirmación en uno de los muchos textos del Nuevo Testamento que se refieren a esta “santa triada” (así la calificaba Clemente de Alejandría). El texto citado es Heb 10,22-24: se trata de acercarnos al Señor “con corazón sincero y llenos de fe” (v. 22), de mantenernos firmes “en la esperanza que profesamos” (v. 23), con una atención constante para realizar junto con los hermanos “la caridad y las buenas obras” (v. 24).
Una vez que ha quedado clara la importancia de la vida teologal, en la que consiste la santidad del cristiano, el Papa, en su mensaje cuaresmal, insiste en la virtud de la caridad, plenitud de lo teologal, pues en ella confluyen la fe y la esperanza. La caridad “todo lo cree y todo lo espera”, decía Pablo a los corintios. La caridad, ante todo y sobre todo, se dirige a Dios. El es el máximo bien que debe ser amado y que nos hace felices. Pero la caridad tiene una dimensión antropológica, pues el prójimo no sólo es imagen de Dios, sino sacramento y presencia de Dios. El encuentro con el prójimo es un encuentro con el Dios presente en todo ser humano. De ahí que Benedicto XVI insista en la necesidad de ser “guardianes” de nuestros hermanos, porque “el otro me pertenece”, guardianes los unos de los otros, estableciendo relaciones caracterizadas por el cuidado recíproco.
Este cuidado se refiere al bien físico y material de cada ser humano. Pero hay también una responsabilidad espiritual para con los hermanos. En este contexto el Papa recuerda la importancia de la corrección fraterna. Me parece un buen recordatorio, porque esta corrección no va en una sola dirección. Sólo tiene sentido en un clima de fraterna igualdad. Todos debemos aceptar ser corregidos. En este terreno no hay “superiores eclesiásticos”. Incluso ellos deberían ser los primeros en dar ejemplo, aceptando la corrección fraterna.