Mar
Los dos Jesuses: ¿con cuál nos quedamos?
3 comentarios![jesusybarrabas](/media/photologue/photos/cache/jesusybarrabas-blog_imagen.jpg)
Aunque las traducciones litúrgicas que se leerán el domingo de Ramos no lo indican, en la pasión según San Mateo aparecen dos jesuses, dos personajes que llevan el nombre de Jesús. Está Jesús el nazareno; y sorprendentemente está Jesús, el Barrabás. Otra sorpresa a propósito de estos dos jesuses: los prisioneros llamados Jesús son ambos “hijo del Padre”. Pues Barrabás significa “hijo de Abbas”, posiblemente hijo de padre desconocido. Jesús también invoca a Dios como “Abba”, padre querido, porque Jesús sí que lo conoce y tiene con él una intimidad sin igual. Jesús Barrabas, según el evangelista, es “famoso”, seguramente por la crueldad de sus fechorías. Jesús el nazareno también es famoso, pero su fama procede de las buenas obras que realiza.
El gobernador romano, que ha percibido que los dirigentes judíos le han entregado a Jesús “por envidia”, pretende liberar a Jesús mediante el recurso a Barrabás, siguiendo la costumbre de indultar por Pascua a un prisionero a voluntad del pueblo. El gobernador debía pensar que su jugaba era magistral, ya que la mala fama de Barrabás movería al pueblo a pedir que soltara al Nazareno. Y por eso pregunta: “¿a quién queréis que os suelte, a Jesús Barrabás o a Jesús a quien llaman el mesías?”. Con esta última palabra pretende atraer hacia Jesús el favor popular. El pueblo debe elegir con qué Jesús quiere quedarse.
La jugada le salió mal gobernador, aunque cuando el pueblo pidió la liberación de Barrabás, hizo un último intento para hacerles entrar en razón: “¿qué hago con Jesús, llamado el Mesías?”, pregunta. Y todos contestaron: “sea crucificado”. El gobernador insiste: “¿pues qué mal ha hecho?”. Como no son capaces de contestar a la pregunta, “gritan fuertemente: sea crucificado”. Es lo propio de los que no tienen razón: sustituyen su falta de razones con gritos enfurecidos. De esto también tenemos ejemplos actualmente. El que tiene razón no necesita levantar la voz ni enfurecerse. Por eso, el evangelio hay que anunciarlo siempre con buenos modos y respeto.
La pregunta de Pilato exige tomar partido. Estos dos jesuses representan dos salvaciones: la que viene de parte de los hombres y la que viene de parte de Dios. El pueblo entonces eligió la primera. Pero la pregunta de Pilato sigue siendo actual, porque también hoy nosotros estamos llamados a elegir. Elegir a Jesús, el nazareno, supone estar dispuesto a jugarse la vida por él, hasta el punto de acompañarlo en la cruz, si fuera necesario. Pero los que se juegan la vida por Jesús deben recordar siempre esta palabra: el que pierda la vida por mi, la encontrará. Acompañar al nazareno en su muerte es también resucitar con él.