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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

8
Jul
2020

La Iglesia en una sociedad secular

4 comentarios
ventanaliglesia

La Iglesia es una realidad de este mundo; vive en un mundo que tiene su propia autonomía y funciona independientemente de la religión. Más aún, actualmente la sociedad está secularizada, o sea, en ella han desaparecido signos, valores, comportamientos que se consideran propios de las confesiones religiosas.

En otras épocas vivíamos en un mundo donde lo religioso gozaba de apoyo social y político. Ese tiempo ha desaparecido, al menos en el occidente europeo. La sociedad está organizada sin referencias a lo religioso. Sin referencias no quiere decir “en contra”, sino “sin tenerlo en cuenta”. Eso, de entrada, no tiene por qué ser negativo. Pues, como reconoce el Vaticano II, “por la propia naturaleza de la creación, todas las cosas están dotadas de consistencia, verdad y bondad propia” (Gaudium et Spes, 36). El creyente, en esta verdad y bondad de lo creado descubre la huella de Dios. Los no creyentes se quedan en la inmediatez de los datos y hacen una lectura de la realidad prescindiendo de referencias a Dios (ya que, para ellos, no existe).

Las religiones y las Iglesias, los creyentes, forman parte de esta sociedad secular. Y aceptan la autonomía de las realidades terrenas. Lo único que reclaman es el mismo derecho que tienen todos los ciudadanos a vivir según sus propias convicciones, siempre que esas convicciones no violen los derechos de los demás. La Iglesia, por tanto, no tiene como misión ofrecer soluciones concretas a los problemas socio-económico-políticos, su misión no es gestionar la ciudad ni ofrecer programas alternativos. Esto ha quedado claro durante el reciente estado de alarma: la Iglesia ha respetado y acatado las decisiones de las autoridades estatales; ha seguido las indicaciones de los científicos, adaptándose a la situación de crisis sanitaria, sin perder por ello la fidelidad a su función salvífica en el mundo.

Ahora bien, el mensaje de la Iglesia tiene incidencia en el modo de buscar soluciones y de gestionar los programas. Ella, desde la humildad y el diálogo, puede ofrecer luces y criterios. Así se comprenden las llamadas de nuestros Obispos para que los políticos actuasen con generosidad, evitando insultos y discusiones, que no favorecían el bien común. Además, en muchos casos, la Iglesia, a través de sus instituciones de caridad, colabora en la búsqueda de soluciones, precisamente en aquellos lugares y hacia aquellas personas que no suelen interesar a los políticos, como también ha hecho durante la pasada (y todavía actual) crisis sanitaria.

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Carlos
8 de julio de 2020 a las 16:40

De acuerdo padre. La postura de la Iglesia con respecto a la secularizacion es una prueba del respeto que tiene la Iglesia de la libertad en la toma de decisiones que tiene una persona o sociedad.

Ahora bien, si la necesidad de predicar el evangelio ha sido una actividad imprescindible siempre, hoy necesitamos hacerlo con la misma intensidad que en los primeros tiempos, pues una sociedad secularizada vuelve al paganismo en algunas ocasiones al introducir en sí prácticas que vienen de una conciencia relativista que no discierne adecuadamente lo bueno de lo malo.

La Iglesia, como columna y fundamento de la verdad debe hacer resplandecer la luz que existe en medio de la oscuridad. Por supuesto, la forma de predicar hoy en día debe ser diferente a lo que fue en un inicio, o como también lo fue en la cristiandad. La mentalidad del hombre ha cambiado y por lo tanto, nuestra forma de predicar también debe hacerlo. Algo así es lo que ha enseñado el papa Francisco.

María
10 de julio de 2020 a las 09:18

Es muy bueno recordarnos en estos momentos que vivimos la postura y la relación de la Iglesia en un mundo secularizado. Respeto y colaboración, pero también libertad para ejercer sus derechos, sobre todo en defensa de los más débiles, más vulnerables.

Viviana
12 de julio de 2020 a las 07:52

Por lo menos en Argentina, en absoluto es claro que el gobierno Nacional busque el bien común. Siguen con el avance marxista para arrasar el paradigma cultural basado en la tradición judeo Cristiana. Pretendiendo que la parte de la población que a duras penas logra sostener la idea de ganar el pan con su trabajo, pague los gastos. de los sectores que no tienen ingresos. Mientras se destruye toda idea de República y derechos a la libertad de culto..

Toni Oliver
12 de julio de 2020 a las 20:54

Es este hasta cierto punto un tema complejo pero que también tiene, sus aspectos definidos y objetivos a defender con todo el peso de su legitimidad que le es propio, en el caso de españa y Europa.

Lo consustancial de España no es ni Musulmán ni Budista ni nada que se le parezca. España es en su esencia guste o no guste, Cristiana. Y este sentir, ésta esencia preciosisima está y debe de estar siempre por encima de toda ideologia, y desde los poderes legitimos políticos, debe de ser respetada escrupulosamente y hasta con mimo y protegida por su ordenamiento jurídico y estado de derecho. Ahora viene la pregunta. ¿Lo está debidamente en la actualidad...? Creo que la respuesta es más que obvia.
Al decir esto, meto directamente "un penalti" a la actual Constitución cuando ésta en su redacción no se digno tan siquiera a citar vagamente a Dios como simple referencia a ese ente trascendente, y se prefirió omitir cualquier mención y subrayo cualquier, en su ordenamiento legal.
Prosigo. Y atención.
Una cosa es lo que se estilo durante la dictadura y otra muy distinta y profundamente injusta bajo mi punto de vista, borrar mutilar y hacer tabla rasa de cualquier mención como decía, a ese ser superior que llamamos "Dios" y que para nada está en contraposición ni privilegio hacia algún credo o no credo, dado que es igualmente legítimo sentirse gnóstico o ateo. Pero alerta! Ni el pensamiento gnóstico y menos el ateo, ha formado jamás parte de la esencia consustancial de España.
Bien explícito fue en su momento en sus severas alocuciones Juan Pablo II cuando de forma reiterada y insistente alertó de que Europa iba camino de perder su idiosincrasia Cristiana en el momento de redactar su Constitución al no hacer mención del Cristianismo. Más claro y meridiano, imposible.
Estado Confesional si se quiere, no.
Lo actual es, vergonzoso para España.
Para acabar una lección magistral también ya nos dio otro gran santo catalán Mossen Cinto Verdaguer al afirmar y con toda la razón, - Catalunya será Cristiana, o no será -. Y decir Catalunya todavía es decir España.
Gracias por el bloc como siempre.

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