Ene
Hijos de Dios, ¿también los abortistas?
6 comentariosMe escribe un amable e inteligente lector y me cuenta: cada vez que se dice que “todos somos hijos de Dios”, oigo enseguida a otros que replican: “¿cómo va a ser hijo de Dios, igual que yo, un terrorista, un violador, o una abortista? En todo caso, serán criaturas de Dios, pero nunca hijos”. Añade: los que así argumentan se basan en algunos textos bíblicos que dicen que hijo de Dios es quien cumple la voluntad de Dios. Incluso la Escritura contrapone los hijos de Dios a los hijos del diablo.
La mayoría de las grandes palabras cristianas tienen un sentido análogo, o sea, se pueden decir de distintas realidades, pero no en el mismo sentido. Así, por ejemplo, “Palabra de Dios” sólo se aplica en sentido pleno a Jesucristo, pero, igualmente decimos que la Biblia es palabra de Dios; más aún, la creación es también una palabra de Dios. Algo parecido ocurre con el término hijo de Dios. Propiamente, el Hijo de Dios es Jesucristo. Pero los cristianos confesamos en el Credo que Dios es Padre y, como repite el Magisterio reciente, Padre de todos los hombres. Por tanto, todos los seres humanos son no sólo criaturas, sino hijos de Dios. Esta filiación común de todas y todos es el fundamento de la fraternidad universal. Todos merecen mi respeto y mi consideración porque todos son mis hermanos.
En la Biblia, el término hijo se aplica a distintas situaciones: los constructores de la paz o los que aman a sus enemigos son hijos de Dios. Pero, sobre todo en los escritos de Juan y Pablo, hijo de Dios se dice de aquellos que se dejan guiar por el Espíritu de Dios. Así se quiere indicar que la paternidad divina pide una respuesta filial, puesto que la plenitud del amor está en la reciprocidad. En este sentido sólo los que aman a Dios pueden ser llamados plenamente hijos de Dios, del mismo modo que sólo los que aman al prójimo son hermanos en plenitud. Pero los que no aman, también son hijos o hermanos y yo debo considerarles y tratarles como tales, aunque ellos no se comporten como lo que son. Cosa distinta es que, según como sean o actúen mis hermanos, yo tenga más o menos confianza con ellos, o entienda que su trato es más o menos fraterno conmigo, o más o menos filial con el Padre.